Shen Yi respiró hondo. Al menos, Lu Xinyi no había rechazado por completo la propuesta.
—De repente, esto resultó ser mucho más extraño de lo que pensé que sería. —
Jugaba con los dedos, mientras se sentaba enfrente de Lu Xinyi. Notó que tenía las palmas de las manos húmedas—. Pareció una buena idea en aquel momento, pero no tenía idea de si aceptarías.
¿No había dicho que le gustaba mucho estar soltero y que no tenía una razón para casarse pronto? Shen Yi se regañó a si mismo por ser tan insensato. Ese matrimonio por conveniencia no le sentaba bien, pero la necesitaba para prevenir los rumores o podrían afectar su reputación y los negocios de la familia.
Lu Xinyi resoplo, pero se rehusó a mirarlo.
—Ni siquiera se tu nombre ¿No crees que es apropiado que te presentes?
Shen Yi dudó. Ella tenía razón. No podía casarse con un hombre sin saber su nombre ¿Cambiaría de parecer si se enteraba de quien era él en realidad?
—Me llamo Shen Yi, señorita Lu —casi dijo el sobrenombre prohibido de nuevo.
Lu Xinyi lo miró fijo.
¿Acaba de decir que se llama Shen Yi? ¿No era ese el nombre del actual presidente de las empresas Shen Group? ¿El que se rumoreaba que era un solitario, un demonio en el campo comercial? ¿Era el mismo hombre que se rumoreaba que era gay porque se rehusaba a conocer y salir con mujeres y prefería la empresa de otro hombre?
—No te creo —dijo con una mirada desaprobatoria. No podía ser el mismo hombre, ¿verdad?
—¿Qué? ¿Qué te hacer pensar que estoy inventando mi nombre? De verdad soy Shen Yi.
—¿El presidente de las empresas Shen Group?
Oh, entonces ella sabía. Al menos, era consciente de que clase de antecedentes tenía el.
—El mismo.
—¡No puede ser! —Lu Xinyi se quedó boquiabierta del shock.
—¿Por qué no puede ser? Es un placer conocerla, señorita Lu —le repuso Shen Yi con una risa, toda la tensión que había en la habitación comenzó a disiparse.
Lu Xinyi le tiró una almohada en el rostro, la cual Shen Yi agarró sin problema con las largas manos.
—Increíble —masculló para sí misma.
—¿Qué? ¿Acabo de arruinar tus expectativas? ¿Qué crees que soy entonces?
—¡Tú! ¡Un hombre descarado, lujurioso y pervertido!
—¡Oye! ¡Me lastimas! —Shen Yi se llevó una mano al pecho para fingir que estaba dolido por las palabras de Lu Xinyi.
—¿Por casualidad, estás proponiéndome en serio de casarme contigo? —Le preguntó muy suavemente. Se le sonrojaron levemente las mejillas ante el pensamiento de que podía convertirse en su esposa. De todas las personas que había, ¿por qué ella conoció al mismísimo Shen Yi?
No había estado con otro hombre excepto con Gong Yijun y ahora que oficialmente lo había dejado para siempre, Lu Xinyi pensó que casarse con el señor Salsa holandesa tan pronto era absurdo ¿Realmente quería casarse con él y usarlo para solucionar sus problemas?
—Sí—la rápida respuesta de él la sorprendió. Lu Xinyi se sonrojó aún más, mientras que recostaba la espalda contra la silla y metía las manos en los bolsillos de la campera roja.
—Ah.
Shen Yi ya estaba suficientemente tenso. Era difícil saber que ocurría en la cabeza de Lu Xinyi en ese momento.
—¿Qué significa eso? —preguntó el.
—Significa que acepto.
Shen Yi la miró fijo, como si le hubiera salido otra cabeza en el hombro.
—¿Aceptas? ¿Así como así?
Lu Xinyi se encogió de hombros. Su expresión era todavía la misma, pero todavía había un toque de timidez en el rostro.
—Parece que casarme contigo es la mejor manera de protegerme, ayudarme y de evitar que mis enemigos me fastidien —confesó ella.
—¿Enemigos? —Shen Yi se rehusaba a creer que tenía alguno. La personalidad de ella hablaba por sí misma y no parecía una pusilánime o alguien fácil de intimidar.
—¿No necesitas tiempo para pensarlo?
—Ya lo pensé. No es tan difícil como parece. Necesitas casarte conmigo por una razón. Yo seré tu esposa de trofeo y tu mi cerdito. Y estoy segura de que no tendremos que estar casados por mucho tiempo.
—¿Yo? ¿Tu cerdito? —Shen Yi se rió.
—Por supuesto, no me digas que un hombre rico como tú no va a consentir a su esposa de trofeo. Prepara tus tarjetas de crédito, mi media naranja —dijo Lu Xinyi sonriendo ampliamente. Obviamente, estaba bromeando. Como si le fuera a gastar el dinero en cosas atroces.
—Por cierto, ¿de verdad eres gay? —La curiosidad le ganó y le hizo la pregunto obvia.
La expresión de Shen Yi era invariable como siempre, pero había una intensidad en su mirada que no había visto antes. Se inclinó hacia adelante y miraba fijamente los grandes ojos de ella.
—Te aseguro querida, que puedo realizar las tareas de un marido sin ningún problema ¿Por qué no lo probamos mientras que estas aquí? —La maliciosa sonrisa había vuelto al rostro.
—¡Pervertido! —Lu Xinyi se tapó la cara con las dos manos. El rubor del rostro se esparció por el cuello y las orejas, lo que causó que Shen Yi estallara de risa de nuevo.
—Hablemos de los términos y condiciones de este matrimonio —sugirió Lu Xinyi.
Shen Yi levantó una mano e hizo un pequeño gesto para hacerle saber que la estaba escuchando.
—Naturalmente, quiero saber cuánto tiempo vas a estar casado conmigo.
Shen Yi suspiró y no pudo contestar porque no sabía cuánto tiempo sería eso.
—No lo sé. Realmente, todavía no lo pensé—confesóél— pero nuestro matrimonio va a ser muy real. Nadie nos va a creer si no es legal.
—Ah, sí seguro. Vamos a hacerlo real en el sentido legal —vaciló— supongo que podemos establecer un tiempo límite, si quieres.
—Eso puede funcionar —Shen Yi estuvo de acuerdo y la miró especulativamente —no puedo pedirte que estés casada conmigo por dos años. Eso sería pedirte demasiado. No quiero que te sientas atrapada en este matrimonio.
—Y yo a ti —asintió Lu Xinyi. Luego, llegó a una conclusión—. De acuerdo, establezcamos un límite de tiempo. Digamos, ¿un año? Si sientes que tuviste suficiente al fingir, podemos reconsiderar la situación en ese punto y decidir si debemos divorciarnos.
—Eso suena razonable.
Shen Yi sonrió de nuevo en gratitud y alivio. Se sentía mejor ya que sabía que los planes estaban saliendo bien. No solo había conseguido una esposa que lo acompañara, si no que también eso acabaría con los rumores sobre su sexualidad. Tenía las cosas bajo control y no podía encontrar a mejor compañera que Lu Xinyi.
—Realmente, te estas tomando esto con calma. No sé cómo agradecerte. Sé que el plan suena algo raro, pero de verdad creo que va a funcionar bien contigo.
—Tengo mi motivo —admitió ella. Su mirada se encontró con la mirada inquisitiva de él—. Pero te cuento que me voy a casa contigo porque soy una mujer vengativa. ¿Seguirás queriéndote casar conmigo al saber esto? —Lu Xinyi enrolló las manos en puños pequeños y decididos.
—¿Quieres vengarte de alguien? —Las largas pestañas de Shen Yi le taparon los ojos. Una vez que estuviera casado con ella, todos sus problemas serían de él también. Ella solo tenía que pedirle ayuda y todo caería en sus manos, instantáneamente.
Shen Yi no sonrió, lo cual era muy poco sorprendente al conocer su personalidad, pero un pequeño cambio en sus ojos le indicó a Lu Xinyi que sus revelaciones le parecían divertidas. Solo había pasado algunas horas con él, pero se estaba volviendo bastante buena en leer las pequeñas señales que indicaban su actual estado de ánimo.
No era tan frío y estoico como los medios de comunicación lo habían descripto. De hecho, Lu Xinyi podía notar que Shen Yi había aprendido a ejercer un increíble autocontrol en el mismo y sus emociones.
El estómago de Lu Xinyi se contrajo mientras se armaba de valor. No había hablado de eso con nadie en un largo tiempo, por miedo a arrastrarlos a sus problemas.
—Al conocer tu estatus social, asumo que conoces a la familia Sun —respiró hondo.
—Por supuesto, los conozco ¿Quién no los conoce? —respondió Shen Yi y se preguntó que tenía que ver la familia Sun con su futura esposa.
Lu Xinyi se puso de pie y fue hacia la ventana más cercana. Miró el cielo azul y las profundas aguas del océano.
—¿Pero sabes sobre los miembros de la familia? —preguntó mirándole por encima del hombro.
¿Cómo debía contestar él? Había escuchado algunos detalles sobre ellos, específicamente sobre la pelea entre los sucesores. La familia Sun poseía la más grande y rentable empresa de joyas en el país A. Controlaban la importación y venta de las gemas preciosas que llegaban de otros países.
—¿Estás de algún modo relacionada por sangre con la familia Sun? —preguntó Shen Yi.
Había pocas razones por las que Lu Xinyi podría querer vengarse de la familia Sun. Uno, la habían ofendido y le habían quitado algo importante para ella, o dos, ella misma, era un miembro de la familia Sun.
Lu Xinyi abrió grande los ojos. Se sorprendió de que Shen Yi llegara a esa conclusión.
—Desafortunadamente, lo estoy —confesó— pero nos sacaron a la fuerza a mi madre y a mí de la familia. Al saber esto, Shen Yi, ¿todavía quieres casarte con alguien como yo? No tengo nada que ofrecerte. No tengo tu estatus económico —le repitió la pregunta Lu Xinyi.
—¿Quién dijo que no tienes nada que ofrecer? Siempre puedes darme tu cuerpo como medio de pago —Shen Yi la miró a Lu Xinyi con la barbilla apoyada en las manos. La miró con una expresión de leve satisfacción. Ah, estar casado con ella, seguramente, iba a tener drama y diversión, pero a quién le importaba.
Lu Xinyi lo miró fulminantemente—¡Shen Yi, hablo enserio!
—Dejando el chiste de lado, por supuesto, todavía me casaré contigo ¿Crees que la familia Sun podrá intimidarte tan fácilmente, una vez que te vuelvas miembro de la familia Shen? Solo un tonto se atrevería a intimidarte sabiendo que eres mi esposa.
Lu Xinyi se relajó de nuevo y lo miró de cerca.
—Acabo de tener una idea.
—¿Mmm?
—Disculpa por entrometerme, pero ¿estas románticamente involucrado con alguien?
—No —dijo rápidamente Shen Yi— no te pediría de casarte conmigo en primer lugar si ya tendría a alguien, ¿no?
Lu Xinyi quería abofetearse a sí misma por hacer una pregunta tan obvia.
—¿Y tú? —le preguntó Shen Yi despacio—¿Todavía estás involucrada con él? —Se refería al ex novio que ella había mencionado antes.
Tosió antes de volver a sentarse y se encogió aún más en la silla.
—¿A quién le importa el? Pueden irse al infierno en lo que a mí respecta. No hay nadie más que importe aquí, excepto nosotros dos.
Shen Yi murmuró de acuerdo.
—Cierto. Si sientes que las cosas se hacen eternas por un tiempo y te está costando seguir con este matrimonio, quiero que sepas que no tienes que sacrificar tu vida privada. Eres libre de tener citas o lo que sea —le dijo él, pero había algo dentro suyo que no se sentía bien cuando le dijo eso.
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