—Hu...
Caminando por el pasillo ligeramente ventoso, Lize exhaló sobre sus manos. Era medianoche y el fuerte estaba tranquilo. Se podían ver las llamas encendidas en las torres de vigilancia a través de las ventanas. Sin embargo, Lize no tenía ganas de admirar el paisaje nocturno. Como miembro de la hermandad, era la responsable de las rotaciones de vigilancia, así como de la preparación de las comidas y bebidas de la mañana.