Anne abrió los ojos. El movimiento de su pecho comenzó a fluctuar debido a su respiración acelerada. Acababa de tener una pesadilla terrible. Aunque no se acordaba los detalles, recordaba vagamente que estaba en un mundo envuelto en llamas carmesí, y que la perseguían unas bestias salvajes. Corrió con todas sus fuerzas, y de alguna manera logró evadir a las bestias. En lo profundo de su corazón había un miedo inconsciente. Sentía que si dejaba de correr, la devorarían sin piedad.
«Por suerte, solo fue un sueño…»
Anne dio un largo suspiro. De pronto, escuchó una voz familiar a su lado.
—¿Qué pasa? ¿No puedes conciliar el sueño?
—¿Eh?