Recordando el pasado, su voz bajó gradualmente. Era como si los puños y las maldiciones del pasado volvieran otra vez. Se burlaron de ella por ser un cerdo sin vergüenza y por romper las reglas cuando peleaba con los niños mayores por un bollo de carne. La regañaron por ser basura y le dijeron que muriera. Cada palabra atravesó su corazón.
De repente, solo sintió que sus hombros estaban ligeramente calientes. Un hombre la tomó en un cálido abrazo.
—Xiao Ling —Li Lei besó su cabello y dijo con ternura—. Has sufrido.
Sus ojos estaban rojos. Giró la cabeza para mirar las flores completamente florecidas en el jardín. Ese año, sucedió aquí en este mismo camino. La obligaron a arrodillarse y comer la tierra en el suelo. Los niños eran más crueles que los adultos. Le tiraron del pelo, la abofetearon, y los adolescentes aún más abusivos la obligaron a desvestirse para que todos la vieran.