Al día siguiente.
Eran alrededor de las 7 de la mañana.
Zhang Ye fue despertado de su pesadilla. Al tocarse la espalda, pudo sentir que estaba completamente empapado por su sudor frío. Hai, todo fue por el incidente que le había dado un gran susto. Para ser honestos, no era tanto estar asustado, sino más bien que estaba totalmente avergonzado por la situación.
La puerta se abrió.
Su madre entró y le dijo: —¿Estás despierto?
—Sí —reconoció.
Su madre le dijo: —Ven pronto a desayunar, todavía tienes que prepararte para el trabajo.
Zhang Ye parpadeó un par de veces.
—No creo que vaya a trabajar hoy. Después de todo, ya no hay clases en la universidad y es el último día antes de las vacaciones de invierno.
Su madre lo ignoró con arrogancia.