Sería imposible porque ella podía observar la desaprobación en los ojos de él.
En cualquier momento, probablemente le diría que las mujeres en estado no deberían estar comiendo una comida tan poco saludable…
Tan Yuansi habló de repente: —Está bien. Voy a pedirle a alguien que compre un poco.
Luego de eso, él falló en darse cuenta que los ojos de Shangxin se habían puesto tan grandes como unos platillos debido a su asombro. Él caminó directo hacia la cama y le hizo una llamada al mayordomo para informarle que comprara hojuelas de papas.
—A ella le gusta las que tienen sabor a barbacoa. Cómpralas de ese sabor. Añade unas con sabor a tomate también, ummm… —Tang Yuansi se volteó para verla y preguntó—: El mayordomo pregunta si quieres alguna otra cosa, aparte de las papas.
—No, más nada —esa fue la primera vez que Shangxin no supo cómo responder a lo que él había dicho.