La mayor parte de los edificios de la Ciudad de Kolain estaban construidos en caminos que se elevaban en espiral. Plazas o pueblos pequeños ocupaban los espacios abiertos más planos.
Cargando su equipaje y valiéndose de su intuición espiritual como Vidente, Klein eligió una dirección aleatoria para avanzar, tras dar unos pasos encontró un bar relativamente animado.
No había muchos transportes en las calles, y los de alquiler eran aún más raros. El medio de transporte más popular en Balam Este era lo que llamaban "Ataúd". Eso provenía de la tradición local de adorar a Muerte. La gente veía a los ataúdes como elementos que provocaban serenidad y paz; por lo tanto, Klein frecuentemente veía gente pasando a su lado cargando un ataúd negro. Las tapas eran más ligeras de lo habitual, como si fueran puertas de transportes que se podían abrir fácilmente.