—Captúralo —ordenó Ning tan pronto como desató sus ilusiones.
Deshielo se transformó en un rayo de luz y se movió a través del pasadizo a gran velocidad. Estaban a menos de un millón de kilómetros de distancia, lo cual era una distancia muy corta para ellos. Deshielo había llegado casi instantáneamente a donde estaba el Arconte Nievedeseda. ¡No había volado ni una sola vez! Extendió su peluda mano derecha y arañó al Arconte Nievedeseda, pero justo en ese momento...
Swish. El Arconte se desvaneció en el aire y una extraña nave apareció en su lugar. Era un barco antiguo y sin adornos, cubierto de óxido y agujeros que eran signo de lo viejo que era y del tremendo daño que había sufrido. A pesar de eso podía moverse a velocidades increíbles. Se retiró instantáneamente y evitó el ataque de Deshielo con facilidad.
La cara de Ning se tensó. Podía sentir que cuando Deshielo extendió la mano, el Arconte Nievedeseda todavía estaba atrapado por las ilusiones.