—¡Hermano aprendiz mayor!
Mu Hijodelnorte observaba desde dentro de los diez mil kilómetros de la región de formación, agobiado por la agonía y el odio a sí mismo por no poder ayudar a Ji Ning. Las caras de Pequeña Qing y de Tío Blanco también cambiaron dramáticamente.
¡Notaban que había habido algún tipo de teletransportación espacial!
—Ya no puedo sentir la ubicación del Maestro —dijo Pequeña Qing frenéticamente—. Ni siquiera puedo tener una vaga idea de la dirección en la que está. El Maestro ya no está en el mundo de la Gran Xia, se ha ido a un lugar extremadamente distante.
—Tampoco lo puedo sentir —dijo el Tío Blanco mientras trataba de percibir atentamente la ubicación de Ning.
—Todo es mi culpa. Es todo por mi culpa, soy un pedazo de basura inútil. No debería haber estado tan apurado por vengarme. No debería haber…—murmuraba Hijodelnorte completamente arrepentido.