La Guerra Final había regresado al plano astral, esta vez ocurriendo en una tierra desolada, donde los dos grandes mundos convergieron. El Crepúsculo de los dioses había regresado, y legiones de Magos y dioses de varios mundos lucharon con vigor. Luceros del Alba, Lunas Radiantes, Magos del Amanecer, todos murieron, como grandes lotes de hormigas.
Ondas de energía aterradoras sacudieron el vacío prácticamente todos los días, lo que significaba la caída de los seres de la ley. Numerosos Magos tuvieron la suerte de obtener las el fuego divino de dioses diferentes, convirtiéndose en seres de leyes. Lo mismo sucedió en la otra dirección, donde aquellos que mataron a seres de la ley se convirtieron en dioses o avanzaron de rango.
La guerra sin piedad aplastó todas las leyes del mundo. El poder personal era el único estándar aquí, uno que podía determinarlo todo.
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