—La diosa... ¡no te dejará ir! —dijo el obispo mientras luchaba por última vez. Su rostro estaba lleno de la expresión fanática de alguien que muere por una buena causa.
Pero a Leylin esto no le importaba en lo absoluto.
—¡Bien! La eficiencia de la transformación en su cuerpo no es mala. Su fuerza divina también es bastante decente. Ahora... el alma, ¡la parte más importante!
Sin embargo, cuando la espada rota entró en contacto con el alma del obispo, ¡la situación cambió drásticamente!
—Tú... ¿Realmente tienes el descaro de profanar mi alma? —el dolor insoportable en algún punto en lo profundo de su alma hizo que el obispo volviera en sí. Apareció en su rostro una mezcla de desesperanza y decisión—. ¡Diosa todopoderosa! ¡Tu seguidor te ofrece sinceramente su vida y anhela tu llegada! Arte divina: ¡Descenso de la Deidad!