—Jaja... —el Dignatario Garvey no pudo evitar reír. Él inmediatamente, señaló a Linley y dijo—: Dignatario Linley, no me imaginaba que usted pudiese cocinar. Tengo que probar su comida.
Garvey se acercó mientras hablaba.
¿El Dignatario Garvey iba a comer?
Si comiese, se extendería por todo el clan cuan terrible era su comida.
—Dignatario Garvey —se levantó apresuradamente, bloqueándolo. Riendo, él dijo—: Dignatario Garvey, esta es mi primera vez cocinando. No hay necesidad de probar. Cierto. A juzgar por su expresión, ¿parece como que está preocupado por algo?
Linley cambió rápidamente el tema. Y, de hecho, conforme Linley lo hizo, Garvey no pudo evitar soltar un largo suspiro y luego se sentó a un lado.
—¿Qué pasó? —preguntó Linley.
El Dignatario Garvey rio amargamente.
—Dignatario Linley, en los últimos dos siglos, usted no ha ido al Barranco Baño de Sangre, ¿no es así?
—Correcto.