*Drip, drip*
La piscina de magma dorado continuaba burbujeando e hirviendo. Aquellas gigantescas manos doradas líquidas trataron de garrar a los tres Dioses Altivos restantes.
¡Sólo quedaban tres afortunados supervivientes!
—Salomón, ese bastardo. Incluso si morimos, necesitamos hacerlo morir con nosotros.
Sperry envió un mensaje con su sentido divino a los otros dos. Ellos ya podían sentir que esquivar era muy difícil.
—Cierto. ¡Hagámoslo morir con nosotros!
Los Demonios del Reino Infernal estaban mentalmente preparados para la muerte. Sólo que no querían morir, e incluso si iban a morir, no dejarían que sus enemigos se saliesen con la suya.
*¡Swoosh! ¡Swoosh! ¡Swoosh!*
Los tres Demonios Dios Altivo cargaron simultáneamente hacia Salomón, pero antes de que llegasen a él, esa mano amarillenta carbonizada volvió a golpearlos.
*¡BANG!*
El cráneo de uno de los Demonios Dios Altivo fue destrozado y explotó.
—¡Elquin!