El Cadáver de Sangre de Franjas Plateadas se levantó lentamente del estanque seco como una persona que revivía. Al mismo tiempo, liberó un aura escalofriante.
*Weng*
Toda la cueva comenzó a temblar, como si la energía malvada fuera demasiado fuerte.
Huang Yun y los demás no podían respirar, ni pensaron en resistirse.
—¡Perdóneme, Mi Señor!
Huang Yun, al frente, se arrodilló con miedo.
—¡Huang Yun! ¿¡Cómo te atreves a inclinarte ante un engendro demoníaco!?
Xu Ren y los otros tres se sentían avergonzados y fríos.
El líder ya se había rendido, lo que hizo que el poder de su grupo cayera drásticamente.
Huang Yun se arrodilló rogando el perdón del Cadáver de Sangre de Franjas Plateadas y no respondió a las maldiciones de los otros jóvenes. Siempre estar de pie en el lado más fuerte, esa era la ley de Huang Yun.