Las manos del Gordo Han eran rápidas y ágiles. En unos segundos, había desabrochado los gruesos pantalones vaqueros y los había bajado, revelando unos bóxers florales de estilo hawaiano.
—Oye… Gordo…¿Planeas… Eh…? ¿Darle la experiencia de una mujer? —dijo Zhang Yang con un escalofrío.
—Pero, por favor. Sólo acepto un par de buenas tetas. O unas buenas y grandes nalgas —dijo el Gordo Han—. Esto es lo que yo llamo "Agotar Defensas" en la vida real.
Zhang Yang dejó salir un largo suspiro de alivio. También Luo Yang Ming, que en un momento estuvo aplastado y gritando, creyendo que su ano estaba en verdadero peligro, después de oír la explicación del Gordo Han, se relajó y dejó de resistirse con tanta violencia.
El Gordo Han le sacó a Luo Yang Ming los zapatos de cuero con suela dura y golpeó su trasero desprotegido con la parte rígida.