—¿Y ahora qué? —. Los líderes de gremio tenían un terrible dolor de cabeza.
Al principio habían pensado que esta era una oportunidad que solo se presentaba una vez en la vida, pero después de estacionarse en el Pueblo Desierto por un tiempo, no solo fallaron en alcanzar su meta, sus oponente habían matado a varios de sus hombres.
Unas cuantas muertes no eran una pérdida muy grande, pero lo más importante era que, no podían ver ni un rayo de esperanza.
Los dos huían y huían. De repente aparecían y luego desaparecían. Los tres gremios tenían a tanta gente persiguiéndolos, pero no pudieron hacer nada excepto morir. ¿Qué se supone que debían hacer?
—¡Objetivo encontrado!
Uno más de esos mensajes llegó.
—¡Mátenlos! ¡Mátenlos para mí! ¡Dense prisa y mátenlos! —. Los tres líderes de gremio ordenaron. Un minuto después, llegó otro mensaje.
—Fuimos aniquilados.