—¡Sinvergüenza! —exclamó Ye Qiu tirando del cuello de la chaqueta de Ye Xiu. Aunque al final, no pudo conseguir nada con eso y solo pudo apretar los dientes con furia. De pronto, Chen Guo se identificó con esa expresión de rabia, y a la vez impotente, ya que Ye Xiu también la ponía frecuentemente en este tipo de situación.
—Parece que no fuiste educado lo suficientemente bien —dijo Ye Xiu con su misma expresión de siempre.
—¡Regresa a casa conmigo! —pidió Ye Qiu apretando los dientes.
—De ninguna manera —dijo Ye Xiu.
La mirada de Ye Qiu era profunda e intensa, como si estuviera a punto de hacer algún movimiento poderoso. Chen Guo siguió observando, esperando a que pasara. Sin embargo, la escena se congeló y dejó de desarrollarse.