Él simplemente sintió que algo no andaba bien cuando Huo Mian intentó alejarlo, pero no le pareció sospechoso. Hasta que llegó al hotel y notó que no había ningún bolso, no se dio cuenta de que lo habían engañado. Cuando regresó, Huo Mian se había ido, no estaba por ningún lado. Su Yu, de inmediato, revisó el registro de llamadas y mensajes en su teléfono y finalmente se dirigió a toda prisa a la casa de Huo Siqian con algunos de sus hombres. Era bueno que Huo Mian estuviera a salvo. Se habría odiado si algo le hubiera pasado.
No sabía cuándo había comenzado todo, pero proteger a Huo Mian no solo que se había convertido en una responsabilidad, sino que también un habito. Era como si hubiera nacido para protegerla.