—Eres graciosa. Nunca quise pelear con nadie, es él el que está generando todos estos problemas sin darme la oportunidad de contraatacar ¿y me pides que deje de pelear con él? Creo que estás hablando con la persona equivocada.
Qin Chu se quedó sin palabras.
—No, lo que quiero decir es... Simplemente dale lo que sea que quiera, no vayas en contra de sus deseos. No tiene caso. Ninguno de nosotros puede ganarle. Es un demonio sin corazón.
—Imposible, prefiero morir que darle a Mian. Ni en esta vida ni en la siguiente —dijo Qin Chu con determinación. Song Yishi tomó el vaso de vino.
—Bebe este vino, no trataré de persuadirte de ninguna otra cosa de nuevo.
Qin Chu tomó el vaso de vino y lo observó detenidamente antes de preguntar:
—¿Pusiste algo en el vino?