Huo Mian se despertó seis horas más tarde.
—¡Qin Chu no hagas nada estúpido! —gritaba ella en sueños.
Huo Mian se despertó en la Unidad de Cuidad Intensivo de South Side y su cuerpo se sentía increíblemente débil. La enfermera asistente vio que ella se había despertado e inmediatamente le dio un vaso.
Huo Mian bebió un poco antes de ganar algo de energía. Lentamente abrió los ojos para ver las luces brillantes y el techo blanco de la habitación.
—¿Dónde está Qin Chu? —preguntó.
—Dra. Huo, no entre en pánico. Su esposo sigue en la sala de operaciones. Debería descansar un momento.
—Quiero ir a buscarlo, debo verlo.
Huo Mian ignoró las palabras de la enfermera y se levantó. Removió la intravenosa con sus manos temblorosas y se levantó de la camilla. Sin embargo, estaba demasiado débil y antes de que sus pies tocaran el suelo, ella cayó.
—Dra. Huo por favor cálmese. Debería quedarse en la cama, debe ir a descansar.