—Represento a Ni Yang.
—Ja... ¿Eres su agente? Eso no es cierto, tú no eres esa mujer vieja. ¿Cambió de agente?
Xie Juan sonrió, y su sonrisa llevaba indicios de desdeño...
—No necesitas saber quién soy. Hoy vine a hablarte sobre Ni Yang.
—Seguro... ¿Sobre qué? —preguntó Xie Juan, mientras que levantaba el café una mano grasienta y bebía un sorbo.
—¿Qué haría falta para que lo dejes ser?
—Cinco millones —respondió, levantando cinco dedos, sin dudarlo. Ni hablar de una exigencia ambiciosa.
—Él... sí que puedes pedirlo.
—¿Qué? Ni Yang es muy famoso hora mismo... gana mucho más que cinco millones con un solo contrato de patrocinio. No me parece que sea mucho.
Xia Juan parecía pensar que estaba siendo muy razonable.
—Señor Xie, quisiera interrumpirla por un segundo. Déjame preguntarle, ¿realmente lo dio a luz?
—Por supuesto —dijo Xie Juan, y sus ojos parpadearon un poco.