Huo Mian sostuvo su rostro entre sus manos vendadas para cubrirlo.
Qin Chu sonrió, luego de haberle quitado toda su ropa, cuidadosamente la colocó en la bañera llena de agua tibia. Tomó una esponja, derramó algo de jabón sobre ella y empezó a limpiarla lentamente. No lo estaba haciendo por lujuria o deseo, no era nada más que un esposo cuidando amorosamente de su esposa.
Pacientemente, Qin Chu limpió todo el cuerpo de Huo Mian, como si se tratará de una niña.
Sin embargo, el cuerpo de Huo Mian empezó a sentir pequeños cambios, cuando los dedos de Qin Chu rozaban su piel, sentía como si millones de insectos se arrastraban por su piel. Mientras más pensaba e eso, más su rostro se volvía colorado.
—Cariño, ¿en que piensas? —preguntó calmadamente mientras lavaba su piel.
—Nada —dijo Huo Mian. Negó toda insinuación.
—¿Entonces por qué tu rostro está tan rojo?
—Tal vez tengo mucho calor, está un poco sofocante aquí—se excusó Huo Mian.