—Sr. Su, es un placer conocerlo.
Huo Zhenghai puso su cara sociable mientras cruzaba la puerta.
Su Yu se dejó caer más en su silla, apenas reconociendo la presencia de Huo Zhenghai.
—Tome asiento, presidente Huo.
La secretaria de Su Yu trajo dos tazas de té caliente tan pronto como Huo Zhenghai se sentó.
—Oh sí, ¡un muy buen té! —exclamó Huo Zhenghai tomando un sorbo, y lo felicitó—. Deben ser hojas de Longjing recogidas justo después de la lluvia, dulces y refrescantes.
—Hm. No tengo idea de lo que es. Alguien se las había regalado a mi padre y él no pudo terminarlo solo. Me lo dio para que se lo sirviera a viejos abuelos como tú.
Su Yu no tenía la intención de esconder sus pensamientos, entonces llamó directamente a Huo Zhenghai un viejo abuelo...