—Hermanooo, ¿qué haces a mitad de la noche?
Gao Ran estaba solo semi-consciente al otro lado de la línea.
—Eso es todo. Quiero la información para mañana por la mañana
Sin esperar respuesta por parte de Gao Ran, Qin Chu colgó.
A la mañana siguiente-
Cuando Huo Mian despertó, le sorprendió que Qin Chu siguiera en la casa. Todo este tiempo había salido de la casa antes de las siete. Verlo tan temprano por la mañana hizo que ella desviara la mirada, incómoda. Especialmente porque Huo Mian aún no se había lavado la cara y su cabello estaba despeinado.
—¿Aún no vas a trabajar?
—Ajá. No hay mucho que hacer hoy —dijo Qin Chu, sentado en la mesa, leyendo un periódico de economía. Sobre la mesa había dos desayunos. Eran platillos occidentales de nuevo y, a decir verdad, Huo Mian estaba algo cansada de la comida occidental. Pero él lo hizo con buenas intenciones, y si ella no se lo comía, parecería algo insincera.