Huo Mian no se esperaba que Qin Chu fuese tan directo, y estaba un poco desconcertada.
—No —respondió, sonrojada.
—Si no tienes miedo, entonces, ¿qué estás esperando? Ve a la cama —dijo Qin Chu, y luego se volteó para subir las escaleras y dirigirse a la habitación.
Esa noche, antes de que Qin Chu volviera a casa, Huo Mian se había familiarizado vagamente con la estructura del condominio. Era una unidad de doscientos metros cuadrados y dos plantas. Habían una sala de estar espaciosa, un comedor, baño, cocina y un estudio en la planta baja. La planta alta consistía de tres habitaciones y un baño. Con una instalación así, tendrían suficiente espacio para albergar a ambos, incluso si tenían dos hijos.
Al ver a Qin Chu subir las escaleras, Huo Mian de inmediato maldijo su gran boca. ¿Por qué tuvo que responder de forma tan descuidada?