—Mamá, saldré un rato a atender una llamada. Se está volviendo tarde, así que por favor descansa. Mañana terminaré el papeleo para tu alta, y luego iremos a ver a Zhixin —dijo Huo Mian, y cuidadosamente salió del cuarto de hospital con su teléfono en mano.
—¿Hola? —susurro Huo Mian.
—¿Dónde estás? —preguntó Qin Chu
—En el hospital.
—¿Cuándo regresas a casa?
—Tengo guardia nocturna hoy.
—¿Cuándo terminas?
—Mañana en la mañana.
—Iré a buscarte.
—No gracias.
—¿Por qué? —dijo Qin Chu claramente enfadado. ¿Debería recordarle de nuevo que ahora eran marido y mujer?
—Porque tu Audi R8 llama demasiado la atención, y no quiero que la gente empiece a esparcir rumores sobre mí en el hospital. Ni siquiera el auto de nuestro director es tan lujoso como el tuyo.