—¿Qué ocurre? ¿No estás satisfecha? —dijo Lu Tingxiao que se encontraba detrás de ella.
—Esto no es una cuestión de satisfacción…—dijo Ning Xi tapándose la cara con una mano.
—¿Entonces cuál es el problema? —preguntó.
—Presidente Lu... —Ning Xi comenzó a hablar.
—Llámame por mi nombre —él la interrumpió.
—Bien, Lu Tingxiao, ¿no piensa que está siendo... demasiado bueno conmigo?
Él estaba siendo tan generoso que para ella era fácil malinterpretar sus intenciones.
—Finalmente te diste cuenta que soy bueno contigo —respondió Lu Tingxiao mirándola como si se tratara de una alumna digna de sus enseñanzas.
Ning Xi no sabía qué decir. Al notar su estado de ánimo apagado, los ojos de Lu Tingxiao se oscurecieron un poco, pero se recuperó enseguida y dijo: