Logan no había dicho una palabra desde que salieron de la guardería.
Simplemente no podía entender por qué no habían pasado por una entrevista.
Cuando Miranda acababa de hablar, su mirada se había vuelto fría. Sus ojos gatunos estaban ligeramente abatidos, sus largas pestañas ocultaban la mirada fría que había en ellos.
Estaba a punto de decir algo cuando sonó la tierna voz infantil de Cherry. Al instante, las comisuras de los labios de Logan se curvaron hacia arriba.
Cuando vio congelarse la sonrisa de suficiencia de Miranda, se sintió aún más feliz.
Ante su pregunta, Logan levantó sus bonitas y delicadas cejas y contestó: —No pasamos por una entrevista.