Cuando Viggo llegó al piso quince, se topó con varias manadas de lobos de pelaje oscuro y ojos rojos. Se movían en grupos de ocho o diez y atacaban a todo aquel que encontraran en su territorio. Sin embargo, Viggo estaba buscando este tipo de desafió y corrió con dirección a ellos. Los lobos abrieron sus fauces y lanzaron bocanadas de fuego. Viggo esquivo hacia un lado, rodo y se reincorporo para seguir corriendo. Llego frente a primer lobo que saltó para morderlo, pero Viggo lo detuvo lanzando un hachazo ascendente. La mandíbula del lobo crujió elevando la cabeza, pero el ataque de Viggo continuo y una vez que el hacha se elevó, la dejo caer para conectar otro golpe en el cráneo. El lobo soltó un aullido lastimero y quedo atontado. Viggo siguió con los siguientes lobos, atacando a las patas o al cuerpo. Por otro lado, cuando ellos atacaban, Viggo los repelía a puñetazos en el hocico o con contundentes golpes del hacha.
Una vez que termino de matar a todos los lobos, Viggo estaba jadeando y traspirado. Con una mordedura en el brazo izquierdo y otra en el derecho. Nada que lo incapacite o lo limite, pero de todos modos dolía. Frunció el ceño y trato de ignorar el dolor. Entonces empezó a recoger cristales purpuras y a echarlos en una bolsa que llevaba atada a la cintura.
-Te podemos ayudar con eso- dijo una voz.
Viggo detuvo la recogida de cristales y miró hacia su derecha. Sonrió y vio salir a un humano de unos 20 años de detrás de una gran roca. Después aparecieron otros cinco humanos desde detrás de otras rocas. Todos tenían miradas maliciosas y llenas de desdén. Viggo les sonrió de vuelta y se puso de pie. Llevo el hacha que sostenía con la mano izquierda a la mano derecha y la tomo con ambas manos.
-Te demoraste mucho- dijo Viggo -me vienes siguiendo hace tres pisos-
-En realidad, muchos más pisos. No eras nuestra presa en un principio, pero solo hace dos pisos nos decidimos por ti. Ahora, se inteligente y entrega esa bolsa-
Cuatro de los cinco aventureros desenfundaron sus espadas y solo uno saco un arco. Soltaron una risita burlona mientras miraban con codicia la bolsa de Viggo.
-¿Para que la quieres? A los muertos no le sirve de nada- respondió Viggo, avanzando un paso a la vez.
El tipo elevo los hombros con indiferencia y dijo en un tono burlón -de todos modos, te íbamos a matar- entonces su rostro tomo una apariencia intimidante y grito -¡mátenlo!-
Viggo empezó a correr con todas sus fuerzas, el arquero del otro grupo disparo una flecha y Viggo la golpeo en el aire con su hacha. Mediocre, pensó, la flecha apenas si tenía fuerza. Con razón asaltaban en grupo a los aventureros solitarios. Eran un grupo de mierdas. Viggo soltó un grito animal, aumento su fuerza y saltó al primer aventurero. Él se protegió con un escudo, pero de poco le sirvió. Viggo lanzó un hachazo tan poderoso que el impacto le descolgó el brazo. Su guardia bajo y Viggo ataco de nuevo, cortándole la cabeza de un solo tajo.
Todos se quedaron congelados al ver a su amigo muerto, pero cuando vieron a Viggo correr en su dirección se llenaron de angustia y comenzaron a luchar unidos. Viggo los fue cortando.
<<Para ser efectivo en combate, debes cerrar tu corazón. Cierra tu corazón al sufrimiento de tu enemigo, cierra tu corazón a su angustia; porque ellos no tendrán compasión por ti>>
Estas palabras reverberaron en la mente de Viggo y lo impulsaban a concentrarse en el combate. Eran él o ellos en estos momentos, ya más tarde tendría tiempo para lamentarse o sentir que estuvo en lo correcto. Solo debía concentrarse en cortar, golpear y romper.
Al final de combate, Viggo termino aún más cansado y se quedó de pie, con los cadáveres a su alrededor. A todos les faltaba una extremidad, ya sea un brazo, una pierna o la cabeza. Pensó en cuantas horas llevaba explorando el calabozo, después miró su propio cuerpo. Tenía varios cortes y mordeduras en los brazos. Un corte en el muslo izquierdo y un dolor intenso en su mejilla derecha.
-Haz mejorado mucho, Viggo- dijo una voz juvenil y tranquila. Desde detrás de una roca a espaldas de Viggo, salió un muchacho un poco más alto que Viggo. Vestía con un aventurero promedio, pero en su espalda llevaba un espadón tan grande como él. En su cabeza destacaban dos orejas redondas como de oso. Tenía una constitución firme y esbelta, producto de sus diez años de edad. A su lado estaba una mujer de gran estatura y constitución fornida. Llevaba el cabello amarrado en una coleta y ocupaba una pechera metálica. Al igual que el niño a su lado, llevaba una espada casi tan grande como ella.
-Te veo mucho más vivido, mocoso- dijo la mujer llamada Mia Grand de buen humor
-¡Oh!- dijo Viggo con una gran sonrisa -ha sido un tiempo Ottar, Mia-
Ottar sonrió y camino a paso lento hasta pararse frente a Viggo, estiro su brazo y ofreció su puño. Viggo sonrió y choco puños con Ottar. Ambos sonrieron como buenos amigos.
-¿Qué te trae por acá?- pregunto Viggo
-Lady Freya dijo que habías vuelto- respondió Ottar -tenía la esperanza de que Viggo hubiera vuelto a ser el mismo de antes-
-Qué pena- dijo Viggo con una gran sonrisa -no soy el de antes, soy mejor, diez veces mejor-
Ottar solo sonrió y asintió contento.
-Eeeehh- dijo Mia, se acercó a Viggo, se puso en cuclillas y le tomo la cara en un gesto brusco -yo veo al mismo mocoso engreído de siempre. Te heriste al luchar, no puedes continuar-
-Sí- dijo Viggo soplando su respuesta, Mia le tenía presionadas las mejillas -ya tenía pensado volver-
-Tu tenías una habilidad de sanación similar a la mía ¿Por qué no la ocupas?- pregunto Ottar
Viggo le dio unas palmaditas en la mano a Mia, esta soltó una risita y le soltó la cara. Viggo se acarició la cara y frunció el ceño -ya no la ocupo- dijo -me dijeron que era contraproducente y dependía demasiado de ella-
-Es verdad, ustedes los mocosos a la mínima herida que se hacen recurren de inmediato a su poder- dijo Mia Grand como si estuviera desaprobando tal practica
Ottar agacho a mirada y sus mejillas se pusieron rojas -¿Debería hacer lo mismo?- pregunto elevando la mirada poco a poco
Mia sonrió para Ottar y le dijo -consultemos con Kain y vemos que hacer-
Ottar asintió con una sonrisa y después miró a Viggo -estas muy herido, te ayudamos- dijo, entonces saco de una bolsa que llevaba cintura.
Viggo se iba a negar, pero mirando esos grandes ojos cafés de cachorro abandonado, no se pudo negar. Entonces al tomar las vendas recordó cómo se comportó con Ottar la ves que él lo venció y se sintió mal. Miró a Ottar a los ojos y dijo -lo siento, yo, fui un pésimo amigo. Yo, esas cosas que dije, en serio, yo no quería. Lo siento-
-Está bien- dijo Ottar con una sonrisa -Viggo solo estaba triste, eso era todo-
Viggo levantó la mirada con una sonrisa llena de esperanzas, pero recibió un poderoso coscorrón que lo dejo viendo estrellas. Se agacho en el suelo y se agarró la cabeza con ambas manos.
-¡Yo no te perdono!- dijo Mia con voz severa -te fuiste por la borda aquella vez, Ottar no te había hecho nada e incluso si estaban entrenando, jamás te hirió de verdad. Pero tu fuiste un perro malagradecido, escupiendo maldiciones y ofensas. Jamás te perdonaré Viggo Dragonroad y si no fuera por tu padre ya te hubiera matado a golpes-
Viggo miró hacia arriba y vio a Mia emitiendo un aura intimidante, con una mirada severa y llena de odio.
-Mia, ya lo hablamos- dijo Ottar levantando sus manos para detenerla
-Lo sé, mocoso, pero yo no dejaré que nadie te maltrate-
-Eso…-
-Está bien- dijo Viggo, poniéndose en pie sacando sus manos de su cabeza -me lo merezco. En realidad, esperaba que fueras tu quien me golpeara por lo que dije. Lo siento, realmente lo siento-
Mia le dio la espalda y bufo indignada. Por su parte, Ottar soltó un suspiro y miró a Viggo, quien tenía un hilillo de sangre corriéndole desde la cabeza hasta la mejilla.
-Dudo que sea tan fuerte como tu- dijo Viggo -pero la próxima vez estaré a la altura y pelearemos como en los viejos tiempos-
-También lo espero- dijo Ottar con una sonrisa
-Ahora ayuda, tu madre pega como un montaña-
-¡No soy su madre!- rugió Mia y se dio la vuelta, manteniendo su rostro malhumorado. Ella se acercó a Viggo y recogió la bolsa con vendas. Después saco unos paños y una botella. Unto uno de los paños en el contenido de la botella y después lo llevo a una de las heridas que tenía Viggo en el brazo. Viggo nunca había gritado tan fuerte en su vida.
Por otro lado, Ottar miraba a su amigo hacer todo tipo de expresiones de dolor y se reía en silencio.
Cuando daban las seis de la tarde, Viggo, Ottar y Mia iban saliendo del calabozo. Una vez que llegaron a la plaza que antecedía a la entrada, se encontraron con Flora y Tatsumi. Ambos parecían estar vigilando a todos los aventureros que salían del calabozo. Una vez que Flora vio a Viggo sonrió, pero cuando vio a Ottar puso un rostro incomodo. Después miró hacia otro lado, se cruzó de brazos y bufo.
Viggo y Ottar también vieron el gesto y se rieron algo incomodos. Todo se remonta a un infortunado comentario que hizo Ottar hace años. Era verdad y lo sigue siendo; para Ottar, Freya es la más hermosa. Sin embargo, Flora jamás pudo tolerar tales palabras. Ella se enojó tanto con Ottar que hasta el día de hoy le guarda rencor.
-Lo siento por siempre tener el mismo espectáculo- dijo Viggo en un tono apologético
-No hay problema, ya me he acostumbrado- respondió Ottar -como tus hermanos te están esperando, te dejare solo-
-Gracias por las vendas-
-Y que lo digas-
Ottar levantó su mano para saludar y despedirse de Flora y Tatsumi. Flora lo siguió ignorando con las mejillas rojas mientras Tatsumi sonrió y levantó su mano para despedirse. Ottar se fue con Mia y Viggo avanzó por entremedio de los aventureros que estaban parados en la plaza hasta llegar delante de sus hermanos.
-Viggo, estas herido por todos lados- le dijo Flora a modo de regaño
Viggo se miró su cuerpo, tenía los brazos vendados casi por completo y algunos parches en la cara. Sonrió pensando que si Flora pudiera ver debajo de sus ropas se escandalizaría. Este era el precio del error y el descuido.
-Estoy bien- dijo Viggo con una gran sonrisa, llevó su mano izquierda a la bolsa que llevaba colgando de la cintura y se la mostro -mira todas las piedras que tengo-
Flora abrió los ojos amplios al ver una bolsa tan gorda y se la quito, la abrió y vio el contenido -¿De dónde sacaste tantos?- pregunto impactada
-Solo seguí avanzando hasta llegar al piso 15-
-¡¿Mentira?!- dijo Flora llena de incredulidad, pero cuando vio a Viggo sonreír con satisfacción quedo convencida. Por otro lado, ella y Tatsumi al ver a Viggo sonreír tan feliz, se sintieron satisfechos. Flora se abalanzo hacia Viggo y lo abrazo con todas sus fuerzas. Viggo se quejó de lo fuerte que fue el abrazo, pero se quedó callado al ver a Flora sonreír con los ojos cerrados. Después miró a Tatsumi delante de ellos que también sonreía y por fin pensó con tranquilidad "Sí, estoy en casa".