Viggo y Rosewisse se habían quedado media hora en la casa de Kain hasta que este último sano a Viggo de los hombros. El martillo de Thor había hecho más que solo dislocar los brazos de Viggo, también había dañado la musculatura a un nivel tan terrible que Viggo iba a necesitar varias horas para sanarse. Una vez que Viggo fue sanado, él y Rosewisse se despidieron y caminaron por las calles de Orario con dirección a la mansión de Hephaestus ¿Por qué no volaban? Bueno, solo se podía decir que Viggo estaba muy molesto con Rosewisse y no quería ni siquiera hablar con ella.
-Viggo- dijo Rosewisse mientras seguía a Viggo -en serio lo siento ¿Cuántas veces tengo que decirlo?-
-Las suficientes para que te crea- respondió Viggo avanzando sin mirar atrás. La gente en la calle los quedaba mirando, ya sea por su expresión de enojado o la hermosa apariencia triste de Rosewisse y sus alas blancas -me dijiste que estarías preparada, me aseguraste que con tu dominio de la bendición del sol estaría bien, que no era necesario dominar el touki, pero ya ves- se detuvo, se dio la vuelta y ambos quedaron frente a frente. Entonces Viggo mascullo en voz baja -pero casi te matan, vi que tu rostro era destrozado por Thor ¿Sabes cómo me sentí en ese momento? ¿Querías que cayera en la locura y realmente odiara a Thor y Odín? ¿Querías que los persiguiera hasta su muerte o la mía? ¿Crees que si mueres será tan simple como seguir adelante? Por favor, no me mientas, sé cuándo me estas mintiendo, pero te quiero creer porque eso significa confiar. Parece que los dos no pensamos de la misma manera-
Viggo se dio la vuelta y continúo caminando mientras Rosewisse se quedaba de pie en la calle. Ella derramo algunas lágrimas, se las limpio y comenzó a trotar hasta alcanzar a Viggo. Ella lo abrazo por el brazo derecho y se apegó a él. Viggo se detuvo, le dio una breve mirada. Esos ojos azules estaban tristes y acuosos. Él no pudo decir más, solo soltar un suspiro y continuar caminando.
La gente en la calle quedó mirando como el ángel se aferraba al guerrero pelirrojo, quien andaba con el torso desnudo, llevaba una túnica roja que le cubría desde la cintura a las rodillas y un par de botas de cuerpo café oscuro. Del ángel ni siquiera se preocuparon como iba vestida, solo sabían que tenía unas hermosas alas blancas, cabello de plata largo hasta las rodillas y un rostro con forma de diamante, demasiado lindo para ser mortal.
-¿Cómo pudiste evitar que me mataran?- preguntó Rosewisse en voz baja
-No es momento para hablar de eso- respondió Viggo en voz baja -cuando lleguemos a la casa, hablaremos de eso-
-Entiendo-
De esa manera, los dos caminaron por todo el distrito herrero subiendo con dirección norte y acercándose a la muralla oeste, hasta llegar a las enormes murallas de la mansión de Hephaestus. El portón metálico estaba custodiado por seis aventureros: un capitán de nivel 5 y dos aventureros de nivel 3 y otros tres aventureros de nivel 2. El resto de los aventureros estaban haciendo guardia alrededor de la mansión, preocupándose de que cualquier persona astuta se quisiera infiltrar. Era la mansión de la diosa de la forja, Hephaestus, las cosas que había en su taller valían el riesgo para cualquier ladrón.
Viggo y Rosewisse saludaron al capitán de los guardias, ellos saludaron de vuelta y abrieron el gran portón metálico. Viggo y Rosewisse se despidieron de los guardias y continuaron caminando por el ancho camino de adoquines con un bosque a los lados y piletas para los pájaros en los bordes. Era tan espacioso el camino que podía pasar el enorme carruaje de Semiramis tirado por los cuatro enormes caballos blancos.
Una vez que llegaron a la mansión, Viggo tuvo que abrir ambas puertas de entrada para que Rosewisse no tuviera que pasar de lado por culpa de las puertas. Como nota adicional, hace meses se había tomado la decisión de colocar puertas dobles en todas las habitaciones para que Rosewisse pudiera entrar a cualquier habitación sin tener que pasar de lado y pasando a llevar sus alas. Rosewisse lo rechazo y dijo que mejor dejaran la mansión de Hephaestus tal cual como estaba y mejor modificaran la mansión que se estaba construyendo en el norte. La cual iba a estar lista en un mes, pero que ahora, con la modificación de las puertas, se demorarían otro mes adicional.
Viggo y Rosewisse avanzaron por la entrada de la mansión y vieron al fondo la muralla con la pintura familiar. Kain y Hephaestus parecían notables mientras que Viggo parecía un niño juguetón y sonriente. Ellos doblaron a la izquierda hasta dar con la escalera que daba al segundo piso y se detuvieron en la habitación de Viggo. Él abrió la puerta y la sostuvo mientras Rosewisse caminaba de lado para poder entrar.
Además, dentro de la habitación estaban Semiramis, Uriel, Scheherezade y Kiara. Las tres adultas sentadas en el centro de la habitación, rodeadas de las pinturas que había hecho Viggo mientras Uriel estaba en los brazos de Kiara.
Una vez que Viggo y Rosewisse entraron a la habitación, caminaron hacia las pinturas y Viggo las fue moviendo hacia los lados para que Rosewisse pudiera pasar. Ambos se detuvieron delante de la mesa. Semiramis, Scheherezade y Kiara los miraron. Uriel solo se fijó en su padre y miró hacia arriba mostrando una gran sonrisa sin dientes.
-baba- dijo Uriel
-Sí, Uriel, es baba- dijo Viggo soltando una risita y agachándose para quitársela a Kiara. Esta última la entrego con una sonrisa, feliz de que uno de sus favoritos fuera tan feliz.
-¿Cómo fue todo?- preguntó Semiramis del otro lado
Rosewisse al lado de Viggo estiro su dedo para pinchar las mejillas gordas y rozadas de Uriel. Ella detuvo su dedo, miró a Semiramis y dijo con una mueca de incomodad -bien, se podría decir que bien-
-Casi matan a Rosewisse- dijo Viggo con una sonrisa mientras miraba a Uriel en sus brazos, pero su voz sonaba seria y recriminatoria.
-¿Estás bien?- preguntó Kiara desde su silla -si es por magia de sanación-
-No, no se preocupe- dijo Rosewisse levantando sus manos y mostrando sus palmas como si pusiera una muralla entre ella y Kiara -estoy bien, es solo, es solo que eso es lo que dijo Viggo. En realidad, ni siquiera sé porque está tan alterado, pero considerando su poder. En serio, ya no sé qué creer-
-¿Es verdad que no estabas segura de tu dominio del touki y la bendición del sol?- preguntó Viggo mirándola mientras abrazaba a Uriel y le peinaba sus finos cabellos rojos con la otra mano. La calva de Uriel se sentía como acariciar la seda.
-Sí, es verdad, pero no la necesitamos en ningún momento-
-Porque yo te pude salvar- insistió Viggo -pero de no ser así, ahora serían algo frio con el rostro hundido-
-Viggo- dijo Semiramis -creo que esa no es conversación para Uriel, si vas a seguir con tanto detalle, me la llevare-
-No, no te preocupes, no voy a seguir- dijo Viggo
-¿Cómo lo hiciste Viggo?- preguntó Scheherezade en medio de Semiramis y Kiara, ella sostenía una taza de té entre sus manos
Viggo soltó un suspiro, comenzó a mirar a Uriel, pequeña, gordita, finos cabellos rojos como los suyos, pero tan escasos y finos que apenas lograban cubrir su cuero cabelludo. Tenía unos preciosos ojos azules, las mejillas regordetas y siempre sonreía. Viggo sonrió al ver que se le estaban asomando sus primeros dientes, pero eran como dos puntos blancos en las encias rojas, parecía un pequeño vampiro con los colmillos en la mandíbula inferior -Rosewisse estaba cortando un material que nos permitiría crear un cincel mágico para grabar runas. Ella utilizo su katana y yo me di la vuelta para utilizar mi clarividencia para vigilar los alrededores. Todo parecía normal, todo estaba tranquila- Viggo le beso la frente a Uriel y continuo -Rosewisse me dijo que había terminado, me di la vuelta y la miré. Parece que todavía tenía activada mi clarividencia, no lo recuerdo bien, todo paso muy rápido. El hecho es que vi a Rosewisse siendo herida. Yo grité y al instante me di cuenta de que ella estaba bien, pero me moví lo más rápido posible, desplegué el escudo y me puse por delante de ella. Entonces el martillo de Thor golpeo con fuerza el escudo y supe que Rosewisse estuvo a un instante de morir. No sé qué paso, pero me alegro de poder haber reaccionado antes de que pasara-
-La clarividencia es más complicado que solo ver a la distancia o soñar con el futuro- dijo Kiara -no te hemos explicado las habilidades porque es muy sencillo que te vuelvas adicto a mirar hacia el futuro, que lo investigues todo, que lo quieras saber todo de todos y que al final, tu mente no tenga descanso. Es para volverse loco, pero bueno, parece que fue más contraproducente que de ayuda- Kiara hizo un ademán con la mano y le tendió un libro a Viggo. Sin embargo, cuando él lo iba a tomar, ella lo retiro y continuo -pero tienes que prometerme algo. No quiero que enloquezcas por tanta información-
-Dime y vere si realmente comprometerme- respondió Viggo con la mano derecha estirada mientras que con la izquierda sostenía a Uriel -ese libro solo es una ayuda, pero no limitara mi crecimiento natural, solo lo acelerara-
-Es una promesa para que no te vuelvas loco ni pierdas la confianza de tus seres queridos-
-Yo- dijo Viggo, produciendo un largo silencio mientras retraía su mano y la llevaba a la espalda de Uriel -lo pensare-
Kiara asintió y le dijo -no ocuparas tu clarividencia para espiar a tus seres queridos, ni para saber lo que ellos no te quieren contar-
-Eso…-
-Promételo Viggo, si lo haces solo caerás en un estado de desconfianza y paranoia. Ahora, promete que no ocuparas tu clarividencia a menos que la otra persona te lo permita-
-Esto- dijo Viggo en voz lenta y con la mirada gacha -¿Solo se limita a mis seres queridos?-
-Sí- respondió Semiramis -puedes ocupar tu clarividencia en todo, menos en tus seres queridos-
-Yo, lo entiendo, lo prometo- dijo Viggo mirando a Kiara a los ojos -no importa lo que pase, no la ocupare en mis seres queridos-
-Eso espero, la desconfianza es un mal que destruye el amor. No me gustaría que tú mismo destruyeras tu vida y la de los demás-
-Yo tampoco lo quiero- dijo Viggo, tomo una profunda respiración y sacó su mano derecha de la espalda de Uriel para después tenderla. Kiara asintió y coloco el libro en la mano de Viggo.
-¿Eso quiere decir que en realidad morí?- preguntó Rosewisse sorprendida
-Casi- dijo Kiara -la clarividencia de Viggo te salvo, pero conversando lo anterior, no creo que haya sido porque no dominabas tus habilidades ¿No? Fue más un descuido ¿Quieres contarnos como podría aparecer Thor de repente?-
-Solo se me ocurre que crearon un portal- dijo Rosewisse -muchas brujas Seidr pueden crear portales que transfieren cosas, seres o personas de un lugar a otro, pero es una habilidad muy rara. El único que se me ocurre que puede haber dominado tal magia es Odín-
-El padre de todo sabe muchas cosas, estamos más que en desventaja- dijo Viggo -la fuerza de sus hijos y sus soldados no es lo único de lo que debemos preocuparnos ¿No sabes alguna magia que nos pueda servir para ocultarnos o que no nos detecten?-
-He leído sobre protecciones, pero no se realizar ninguna. Lo siento- respondió Rosewisse
-No tienes por qué disculparte, soy yo quien debe disculparse. Estaba asustado y te culpe de no cumplir tu palabra-
-No hay nada que hacerle- dijo Kiara -solo no saquen conclusiones apresuradas. Ahora, Viggo- él miró y Kiara continuo -toma esto, necesito que hagas otro cuadro pintado- Kiara hizo un ademan con su mano y apareció una bolsa de cuero en su palma -en el interior encontraras todos los pigmentos, esto es algo para Scheherezade, necesita relajarse-
Viggo frunció el ceño, pero asintió y después miró cuidadosamente a Scheherezade. No necesitaba su clarividencia para saber que ella tenía un aspecto agotado, lo más probable es que sea por hacer su trabajo y el de Semiramis durante todo este tiempo.