Después del incidente con las armas, Viggo y Rosewisse descansaron durante una hora. Después sacaron sus varitas y Rosewisse se puso a explicarle a Viggo como funcionaban las runas y como debía canalizar su mana para que pasara por la varita y pudiera lanzar la magia.
Ambos estaban al fondo del callejón del piso quince, donde solo había tierra árida y murallas de roca sólida. Los efectos de calor y frio de las armas de Viggo había pasado, así que el lugar mantenía un nivel de temperatura soportable.
Rosewisse vestida con su armadura dorada ornamental, apuntaba al fondo y señalaba con su varita mientras le explicaba a Viggo. Este último solo llevaba puesto la túnica roja que le cubría desde la cintura hasta las rodillas y unas botas de cuero. Él también sostenía su varita dorada, pero tenía una expresión de aburrimiento.
-Ahora, con respecto mantener el control, debes llevar un registro del proceso lógico que haces- dijo Rosewisse con voz seria y una actitud de maestra -eso de hacerlo por un sentimiento o instinto está prohibido-
-Eso, no me pidas tanto- dijo Viggo con el ceño fruncido
-No, tú dijiste que querías que te enseñara magia. Soy una maestra estricta, no te pediré más allá de tus fuerzas, pero no me pidas ser permisiva-
-Suena aburrido-
-Suena a estudio de la magia y entendimiento. Dijimos que lo haríamos así, no escapes antes de haber empezado-
-Ok, no escapare del aburrido estudio- dijo Viggo, quedó mirando a Rosewisse a los ojos y le preguntó -¿Si lo hago bien hay algún premio?-
-Eso…- dijo Rosewisse agachando la cabeza, se puso roja desde el cuello hasta las orejas mientras sus alas blancas se agitaban levemente -podría, podría haber una premio- dijo en voz baja, después levantó su rostro y continuo en un tono firme -pero tienes que impresionarme. Debes hacer una magia correctamente o no lo considerare, aunque ruegues y llores-
-Eso es más que suficiente- dijo Viggo con una sonrisa astuta
Rosewisse frunció el ceño, le dio una patada en la canilla y se enojó con él por pensar solo en sus deseos carnales. No es como que a ella no le interesa, pero ser demasiado consciente de esas cosas no era bueno. Ella llevó su mano a la boca, tosió para llamar la atención y continuo -ok, vamos a poner todo en una escala simple, del uno al diez. Por ejemplo ¿Cómo consideras que es tu control del mana?-
-Un, bueno, si lo comparamos con papá diría que un 0,5- dijo Viggo con una sonrisa incomoda
-Tú padre no es un punto de comparación- dijo Rosewisse -¿Qué tal conmigo?-
-¿Por qué contigo?-
-¿No quieres?- preguntó Rosewisse con una voz pequeña
-No, yo, bueno, contigo- respondió Viggo, no queriéndose ganar el enfado de Rosewisse -digamos que un cinco-
-Deja de ser pretencioso- dijo Rosewisse con el ceño fruncido
-Ok, ok, un tres ¿Feliz?-
-¿Por qué te molesta reconocer que no eres tan bueno en algo?-
-No voy a discutir eso-
-Ok, bueno. Sigamos con lo nuestro. Un tres es una buena descripción de tu eficiencia en el control del mana. Yo sería cinco, así que no te sientas tan mal-
-Sí, sí, la diosa de la magia lo hace todo bien-
-No empieces-
-Yo no empiezo nada. Vamos, sigamos con los estudios-
Rosewisse frunció el ceño y se cruzó de brazos. Viggo miró en otra dirección y se hizo el desentendido. Al final, Rosewisse se armó de paciencia y continuo su explicación durante varias horas hasta que comenzaron a practicar con la magia. La tarea era "sencilla", Viggo debía canalizar mana a la varita, generar un círculo de magia con la runa de Isa y lanzar un proyectil de hielo del tamaño de un puño. Cuento cortó, Viggo no pudo.
Rosewisse se quedó mirando a Viggo durante un largo rato y le dijo -ok, Intentémoslo con Sowelu. Lanza una bola de fuego, pero ten cuidado con la potencia de tu magia-
-Entiendo- respondió Viggo, apuntó con la varita de oro hacia una pared de roca, canalizo mana y esta vez se manifestó el circulo de magia. La bola de fuego salió volando, golpeo la roca y explotó en un mar de llamas. Viggo y Rosewisse estaban a veinte metros de distancia, así que no fueron alcanzados.
-Te estoy diciendo que controles tu mana- dijo Rosewisse con el ceño fruncido -¿Por qué te cuesta escuchar mis palabras?-
-No lo hice a propósito, esta cosa es muy fuerte- dijo Viggo señalando la varita en su mano derecha con su mano izquierda
Rosewisse lo quedó mirando y al ver que él se mantenía serio, le creyó. Ella soltó un suspiro pensando que enseñarles a otros era difícil -ok, vamos a verlo como que es tu afinidad. Por eso puedes hacer ese tipo de magia y con tanta potencia- dijo -pero esto es un problema, porque quiere decir que no puedes realizar Bendición del sol ni ninguna otra magia. Dime ¿leíste el libro de Kiara?-
-Sí- dijo Viggo con cierta molestia -completo, de tapa a tapa, varias veces. Incluso te puedo recitar las páginas, su contenido y todo eso-
-Vamos a tener que seguir practicando-
-¿Qué tal grabar las runas?-
-¿Cómo? ¿Te refieres a grabarlas en la varita? Pero si ya están grabadas las runas en la varita-
-No las runas, me refiero a la magia en sí misma. Padre me enseñó a confeccionar esos anillos. A nosotros no nos sirven de mucho, pero es un sistema lógico que se podría imitar y ocupar en otras cosas. Eso quiere decir que si convertimos una magia en un sistema escrito que facilite su activación, solo necesitaríamos alimentar la varita con mana y podríamos lanzar todas las magias que quisiéramos-
-Mmm- dijo Rosewisse con sonrisa coqueta -a veces se te ocurren cosas sexys-
-Siempre se me ocurren cosas sexys, solo que tu no estas acostumbrada a reconocer mi genialidad-
-Solo piensas con lo que te cuelga entre medio de las piernas. No me cuentes cuentos-
-Oye ¿Y yo soy el vulgar?-
-Bueno ¿Quién tiene la culpa? Yo no era así cuando te conocí. Solo hemos pasado un par de meses juntos y mira en lo que me he convertido-
-En ese caso, separémonos-
-Bien-
-Bien, te puedes ir por tu cuenta-
-Tú primero-
-Yo no, soy nativo, tú eres la que está en desgracia-
-¿Quieres pelear?-
-Cuando quieras-
Rosewisse frunció el ceño y se paró delante de Viggo mientras lo miraba a los ojos. Viggo le sostuvo la mirada, espero y espero. Ella nunca se fue, pero le dio un puñetazo en las costillas.
-Odio cuando te pones tonto- dijo Rosewisse, se dio la vuelta y comenzó a caminar
-Oye- dijo Viggo sintiendo que le faltaba el aire -solo era una broma-
-Ve a molestar a tu madre, imbécil-
-No tienes para que enojarte- respondió Viggo y comenzó a caminar tras Rosewisse. A los pocos pasos la alcanzo, ella caminaba demasiado lento. Él la tomo de la muñeca, ella se detuvo y Viggo se paró delante de ella. Ella parecía realmente molesta.
-Lo siento- dijo Viggo con voz suave
-"Lo siento"- dijo Rosewisse en un tono burlón -ni siquiera sabes porque te estas disculpando-
-Bueno, no sé, pero me disculpo por lo que sea que te esté molestando-
-Ves, eres tonto hasta la medula-
-Sí, sí, Viggo el tonto hasta la medula se disculpa-
-No seas condescendiente-
-No soy condescendiente-
-Eres realmente molesto- dijo Rosewisse con frustración
-¿De verdad?- pregunto Viggo con una sonrisa astuta, acortando el espacio entre los dos. Rosewisse agacho la mirada, sus mejillas se ruborizaron y después lo miró a los ojos.
-Yo, yo, bueno…-
Sin embargo, antes de que ella pudiera continuar, Viggo le dio un beso. Rossewisse se derritió en sus brazos. Sus alas se agitaron y ella se calmó. Al final, Viggo se separó por unos centímetros y miró a Rosewisse a los ojos.
-Solo te perdono porque tus besos son buenos- dijo Rosewisse con voz mimada
-¿Solo buenos?- dijo Viggo dándole otro, suave, tierno, para al final, morderle el labio inferior. Rosewisse acercó su rostro, le tomo la cabeza por la nuca y lo continúo besando.
Una hora después ellos estaban afuera del calabozo, caminaban de la mano mientras Rosewisse llamaba la atención por sus blancas y hermosas alas.
-¿Es en serio eso de grabar las magias?- preguntó Rosewisse en voz baja -¿Nunca había escuchado algo igual?-
-Bueno, si las armas pueden manifestar el poder de los elementos ¿Por qué las varitas no podrían manifestar magias?- respondió Viggo
-Estás loco ¿Sabes?- respondió Rosewisse con una sonrisa -y yo también me estoy volviendo loca. Por alguna razón creo que lo puedes lograr-
-No le veo lo malo-
Rosewisse se abrazó al brazo de Viggo y apoyo su mejilla en el hombro -no, yo tampoco le veo lo malo. Me gusta esto-
-También me gustas- respondió Viggo
Ellos continuaron bajando hacia el sur por la avenida principal hasta que llegaron a la calle en la que tenían que doblar hacia la derecha para seguir al fondo de la región Oeste, donde estaba la mansión de Hephaestus. Las tiendas de herreros estaban abiertas y los aventureros cotizando armas y reparaciones. El distrito herrero estaba lleno de chimeneas y de todas ellas salía una nube de humo tubular.
Rosewisse pasaba mirando hacia las tiendas, apreciando las armaduras y espadas -oye ¿Estás seguro de ir a Muspelheim antes de que nazca tu hijo?- preguntó de forma casual -podemos esperar. No quiero que Semiramis se enoje conmigo-
-Ya te he dicho que ella no está enojada contigo. Solo es demasiado seria. Además, tengo el permiso de Semiramis. Ella consultó con Kiara y le dijo que todas las posibilidades están a nuestro favor. Así que no debería haber problemas-
-Eso es muy útil-
-Kiara dice que no. El futuro está en constante cambio y asegurar que algo es de una manera y no cambiara, es una completa estupidez. Mi padre también dijo algo al respecto. El destino o futuro es la suma de las acciones que traen un resultado. Dicho en pocas palabras, a cada acción hay una reacción. Sin embargo, mirar el futuro puede ser una especie de seguro. Tampoco creo que vayamos a tener problema. Cuando era niño no era ni la mitad de fuerte de lo que soy ahora. Así que creo que será fácil superar el desafío de Surtr-
-En ese caso deberías empezar a trabajar en tu teoría de escribir las magias, podríamos ocupar ese lugar como zona de prueba- dijo Rosewisse
-Pero todavía no he probado materiales y no sé a ciencia cierta como escribir las magias. Además, no queda casi nada de tiempo-
-Eso es lo mejor, podría salir algo bueno. Yo también estuve en problemas hace tiempo y eso me volvió más fuerte. Vamos, inténtalo. Hace tiempo me dijiste que ocupaste esas piedras de monstruos para escribir la runa de Sowelu e Isa ¿Te acuerdas? ¿Por qué no pruebas con eso?-
Viggo miró a Rosewisse con una sonrisa astuta y le dijo -también se te ocurren ideas sexys-
-Para que veas- dijo Rosewisse deteniéndose. Viggo también se detuvo y ella entrelazo sus brazos por detrás del cuello de Viggo -estoy aprendiendo algunas cosas malas, pero también las buenas-
-Eso es bueno, me gusta- respondió Viggo y le dio un profundo beso mientras todos pasaban por los alrededores mirando.