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30.12% VIGGO / Chapter 100: De amores y razones 1.96

章節 100: De amores y razones 1.96

Al mismo tiempo en el que Viggo fue al patio de la mansión, Hera se dirigió a la habitación que le había señalado Viggo. Ella golpeo dos veces la puerta y desde adentro escucho como Hephaestus decía "pase". Así que ella tomo el pomo de la puerta y la giro para abrirla. Adentró de la habitación encontró nada más que maniquís apegados a las paredes, formando una U. Las ventanas estaban abiertas y la brisa entraba meciendo las cortinas blancas semi transparentes. Al mismo tiempo, Hephaestus estaba rodeada de dos mujeres y dos muchachas, todas de hermosa apariencia.

Hera entró y cerró la puerta detrás de ella. Entonces Hephaestus volteó su rostro y la vio. Ella detuvo su explicación a las muchachas y las condujo frente a Hera.

-Buenos días, Hera- dijo Hephaestus con un tono de voz cordial

-Buenos días, Hephaestus- respondió Hera

Hephaestus miró a sus nueras y después miró a Hera y les dijo -ella es Hera, la diosa con la mayor influencia en Orario-

-Muchos gustos- dijeron todas haciendo una reverencia

Hephaestus continúo mirando a Hera a los ojos -ellas son las esposas de mi hijo- dijo -dime, en qué te puedo ayudar-

Hera examino a las muchachas más de cerca, todas eran hermosas sin lugar a duda. Ella asintió aprobando a cada una y dijo -mucho gusto, señoritas, soy Hera, como dice Hephaestus, la diosa con la mayor influencia en Orario y también esposa de Kain-

-Una de ellas- corrigió Hephaestus, a lo que Hera la quedo mirando, frunció el ceño, pero lo dejo ser.

Hera asintió y continuó -quisiera tomar un momento de tu tiempo, Hephaestus-

-Estoy ocupada-

-No es necesario que te lo tomes tan en serio, solo tienes que escuchar mi propuesta-

Hephaestus miró a Hera a los ojos y escudriño sus intenciones. Ninguna tenía una enemistad, pero Hephaestus guardaba el rencor de aquellos años en que Hera y Zeus hacían lo que querían en Orario. Bueno, Hera solo seguía las indicaciones de Zeus, pero para Hephaestus, ella era su cómplice.

-Está bien, pero se breve, por favor- dijo Hephaestus

Hera asintió sin tomarse tan en serio esta enemistad que guardaba Hepahestus. Al fin y al cabo, eran las esposas del mismo hombre y Hera no quería provocar problemas dentro de la familia.

Al mismo tiempo, Semiramis, Scheherezade, Sakura y Ana notaron el ambiente un tanto complicado entre las dos. Todas prefirieron guardar silencio y mirar cómo se desarrollaba la conversación.

Hephaestus camino por delante y las chicas la siguieron. Hera fue al último y mientras se acercaban a los maniquís con hermosos vestidos, ella le comenzó a relatar sus planes de aquí a un año. Sus tres aventureros principales, Jason, Odiseo y Aquiles habían sido nivel 9 durante 6 años, así que ya estaban acostumbrados a la fuerza que les proporciono subir de nivel. Al mismo tiempo, Maxim, de la familia Zeus, había alcanzado el nivel 8. Todo esto a su vez, les daba la certeza de poder bajar en el calabozo y plantearse la idea de poner un puesto de avanza.

-Ya existe un puesto de avanzada- dijo Hephaestus mirando un vestido de color amarillo. Lo tomo por el dobladillo de la parte baja y se lo mostro a las chicas.

-¿Cuál sería ese puesto de avanzada?- pregunto Hera alzando la ceja en confusión.

-Rivira-

-Esa cosa ni siquiera se le puede llamar un poblado o un lugar de descanso. No hay monstruos, pero tampoco existe ningún orden ni comodidad. Sin contar que está demasiado arriba y cualquier aventurero de poca monta puede acampar a sus anchas. Hablo de un real puesto de avanzada-

-¿Eeeh? ¿Entonces a que piso aspiras?-

-Una fortaleza en el piso 50-

Hephaestus se quedó congelado con el dobladillo del vestido en las manos. Después lo soltó y miró hacia atrás haciendo una sonrisa divertida -¿Es broma?-

Hera mantuvo su carácter serio y negó con la cabeza -no es broma- dijo -si queremos que las familias principales lleguen mucho más abajo en el calabozo, necesitamos un puesto de avanzada en donde los aventureros de alto rango se puedan refugiar y conseguir suministros de forma segura. Todos estos años, la piedra de tope siempre ha sido lo mismo; al llegar al piso 50 se empiezan a quedar sin suministros y tienen que devolverse-

-También han aparecido monstruos "raros" demasiado poderosos- añadió Hephaestus mientras se daba la vuelta y se cruzaba de brazos

Hera también se cruzó de brazos y continuo -ya lo sé, pero esas veces en donde ha aparecido un monstruo "raro" son las menos. Si tenemos un puesto de avanzada, los aventureros podrán descansar y reponer sus fuerzas. Entonces si aparece un monstruo demasiado poderoso, ellos estarán en condiciones de enfrentarlo y vencerlo-

Hephaestus miró hacia otro lado y soltó un suspiro de cansancio de solo pensar en esta tarea. Requería de su parte muchos recursos, sin contar las valiosas vidas de sus herreros y maestros artesanos.

Hera notando que Hephaestus se estaba estresando y había una gran posibilidad de que dijera que no, prefirió sonreír con amabilidad y decir -ya te lo dije, no lo tomes tan en serio, estos son mis preparativos. Mi plan solo lo saben mis tres aventureros principales, Kain y tú, además de estas niñas- Hera miró a las cuatro y les dijo -así que, por favor, ni una palabra de esto. Solo les cuento esto porque Hephaestus me dijo que eran las esposas de Viggo-

Ellas asintieron sin emitir palabra y Hera mostro una tenue sonrisa.

Por otro lado, Hephaestus soltó otro suspiro y dijo -está bien, lo pensaré-

Hera sonrió y después miró a las muchachas -¿Estaban preparándose para la subasta?-

-Sí- respondió Hephaestus, se dio la vuelta y miró de nuevo a los maniquís vistiendo los hermosos vestidos de colores suaves -tengo todos estos vestidos, pero hay que modificarlos para que estas niñas los puedan utilizar. Bueno, para empezar, tiene que llegar la modista-

-¿Ya eligieron alguno?- pregunto Hera a las muchachas y ellas negaron. Hera las inspecciono más a fondo y dos de ellas resaltaron por sus grandes senos. Ya entendía por dónde había que empezar. Las otras dos muchachas de cabello purpura tenían un busto más moderado, pero como eran un poco más bajas que Hephaestus, habría que hacerle una bastilla al vestido que elijan.

-Sí no llega pronto la modista, te puedo llevar con mi modista personal. En su tienda tiene de todo y podemos tomarnos toda la mañana preparando los vestidos. Por el precio no hay problema y por la entrega, te digo que jamás me ha fallado, incluso cuando le he llevado un pedido de último momento-

Hephaestus frunció el ceño, sabía que Hera estaba siendo tan amable para ganar algunos puntos y después cobrarlos al momento de dar una respuesta respecto a su estrafalario proyecto del "puesto de avanzada". No obstante, justo en ese momento, Ester golpeo la puerta, Hephaestus le dijo que podía pasar y ella entro a la habitación acompañada de una mujer mayor y dos jovencitas (la modista y sus ayudantes). Gracias a esto, Hephaestus se sintió más tranquila al poder declinar la oferta de Hera. Nada es gratis en esta vida.

Hephaestus camino al encuentro de la modista y comenzó a conversar con ella. Al rato siguiente ella llamo a Sakura para que fuera la primera y le dijo al resto que le dieran media hora. Una vez que completen los detalles del vestido de Sakura, seguiría Ana, Scheherezade y Semiramis. Esto a su vez le pareció bastante extraño a Hera, quien ponía mucha atención a las relaciones interpersonales.

El hecho es que Hephaestus y Sakura estuvieron ocupadas mientras Ana, Scheherezade y Semiramis se dedicaron a mirar la veintena de vestidos; todos de diseño elegante y de finas telas que jamás habían visto. Incluso la tela exportada desde Alejandría sería solo un trapo al lado de estas maravillosas telas y suaves colores.

-Hola- dijo Hera acercándose a Semiramis y Scheherezade. Ambas miraron hacia atrás y agacharon la cabeza en una breve reverencia.

-No necesitan ser tan formales- dijo Hera con una sonrisa de negocios -si me permiten, les puedo aconsejar, tengo mucha experiencia-

Scheherezade también mostro una sonrisa de negocios y negó -no, gracias, ya tengo visto uno de mi agrado- dijo apuntando al otro lado de la habitación. Entonces comenzó a caminar y paso mirando a Semiramis, le hizo el gesto con los ojos para que la siguiera, pero Semiramis la ignoro.

Scheherezade siguió caminando mientras Semiramis y Hera la miraban durante un momento. Después Semiramis volvió a mirar el hermoso vestido amarillo y se quedó esperando las palabras de la diosa. Semiramis no era tonta, veía la astucia en las personas y sabía que para ser la mujer más influyente en toda Orario debías tener roce social, conocer gente importante y manejar una cuantiosa suma de dinero, además de conocer los trapos sucios de los más poderosos.

-Tu amiga parece un tanto callada- dijo Hera mirando el vestido del lado.

-No lo es, lo que pasa es que es precavida. Tu y mi suegra no se llevan bien- respondió Semiramis de forma directa mientras sonreía con astucia

-Ouch- respondió Hera con una sonrisa coqueta -eso dolió. Bueno, uno no le puede caer bien a todo el mundo. Además, no voy a negar que tengo parte de la culpa. Por otro lado, si dices eso de tu amiga, entonces tu eres la poco precavida-

Semiramis negó manteniendo su sonrisa de negocios mientras tomaba la tela y la acariciaba con los dedos -al igual que tú, no le agrado a mi suegra-

-La gente que no sabe tratar con alguien más astuta que ella siempre es así. Se aíslan y se justifican mostrándose como las víctimas. No lo tomes personal-

-No lo hago. Solo me pregunto ¿Por qué te acercas a nosotras? Sobre todo, a mí. Ya te dije que no le caigo bien a mi suegra, así que dudo que me escuche o siquiera tenga en consideración mis palabras con respecto a tu negocio-

-Saber discernir a una persona es parte fundamental de un buen líder-

-¿Y me disciernes a mí?-

-Para nada, no te conozco, pero sí conozco al joven Viggo. Es el hijo, pasional, de mi marido. Muy enérgico y lleno de aspiraciones, pero al igual que todos los jóvenes inexpertos, se desmorona al primer obstáculo-

Semiramis se quedó en blanco por un momento y después grito en tono firme -¡Viggo no es así!- llamando la atención de todos. Después ella se dio cuenta de donde estaba y pidió disculpas. Al mismo tiempo, Hephaestus frunció el ceño, pero Hera la ignoro y continúo mirando el vestido que tenía entre manos sin perturbarse en ningún momento.

-Los hombres cambian- dijo Hera manteniendo su sonrisa de negocios -pero como te decía, el joven Viggo es un hombre pasional. No obstante, siempre ha tenido la habilidad de rodearse de buenos amigos. Así que, pensando en que eres la mujer de tal persona, quería ver si tenías alguna buena capacidad. Tu suegra por muy poderosa que sea en Orario, no te pondrá en un puesto de importancia. Así que, porque no probar suerte conmigo-

-No lo sé- respondió Semiramis mirando el vestido, pero sin tocarlo -lo pensaré-

-Que tímida. Veo, aun eres joven ¿Debes estar en tus veintes?-

Semiramis asintió, sentía que estaba hablando con una verdadera serpiente. Esa mujer en Persia que le quito todo parecía un gatito al lado de la presencia que emitía la diosa.

Hera dejo el vestido que estaba viendo y avanzó pasando por detrás de Semiramis. Esta última sintió como la mirada caía sobre su nuca y se estremeció. Hera llegó al siguiente maniquí que tenía puesto un vestido de una pieza de color celeste claro.

-Siempre he puesto en tela de juicio los gustos de Hephaestus- dijo Hera -pero podemos tener algunas coincidencias. Por ejemplo, este vestido me gusta, combina con mis ojos ¿No lo crees?-

Semiramis miró hacia su izquierda y vio como la diosa estiraba la tela y hacía que le cubriera del cuello hacia abajo. Semiramis tenía que admitir que esos hermosos ojos celestiales, hacían juego con el hermoso celeste del vestido. Ella asintió y Hera sonrió con sinceridad.

Después Hera dejo el vestido y paso por al lado de Semiramis -me agradas, si quieres trabajo o necesitas ayuda, siempre puedes buscarme. No, mejor aún, vendré a la tarde a buscarte. Si te sientes un poco tímida, siempre puedes decirle a Viggo que venga contigo. También iré acompañada de mi aventurero de confianza, que podría contarse también como un hermano de Viggo-

Semiramis asintió con cierto temor y Hera soltó una risita mientras avanzaba con dirección a la salida. Semiramis se volteó para verla y admiro su forma elegante de moverse. Ella era una verdadera diosa o la diosa reina como decían los mitos de Grecia. Hera, la reina del Olimpo.


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