Después de hacer el amor, bañarse y despedirse de Semiramis y Scheherezade. Sakura, Ana y Viggo fueron al calabozo. Viggo llevaba su ropa usual, al más puro estilo espartano: con el torso desnudo, un cinturón grueso hecho de cuero con la cabeza de un león en el centro. Debajo llevaba una túnica roja que le cubría desde la cintura hasta las rodillas. Solo había cambiado las sandalias y grebas por unas botas cafés. Por otro lado, en vez de llevar su hacha, llevaba un arco y una aljaba con flechas para funcionar como soporte de las hermanas.
Al mismo tiempo, Sakura y Ana iban vestidas con pantalones y poleras negras, mientras llevaban una coraza metálica hecha por la propia Hephaestus. Además, las dagas de Ana fueron cambiadas por unas nuevas de color purpura mientras que Sakura obtuvo un arco de color purpura y una aljaba con el emblema de Hephaestus. Bueno, todas las armas que hacia Hephaestus llevaban su emblema, pero estas eran especiales. Hephaestus les había contado como funcionaban las cosas con los aventureros y les dijo que algunos se comportaban como rufianes. Así que, si ellas llegaban a tener algún problema, solo tenían que entregar sus armas y decir quiénes eran. Por muy estúpidos que fueran los aventureros que les causaran problemas, nadie se atrevería a poner sus manos sobre las favoritas de la diosa de la forja. En el peor de los casos ellas perderían las armas, pero nadie se atrevería a hacerles daño. Ser la tercera diosa más influyente en la ciudad de Orario no era solo para presumir.
Sin embargo, dejando de lado el lado sobreprotector de Hephaestus, las chicas parecían más felices que nunca. Ellas iban apegadas a los brazos de Viggo mientras él llevaba una sonrisa incomoda al ser mirado por el resto de los aventureros en el distrito herrero. Después del incidente de la otra vez, muchos lo estuvieron investigando con la intención de conocer el respaldo. Viggo había sido demoledor con el aventurero y alguien que pude vencer a un nivel 3 de un solo puñetazo nunca sería un don nadie. Por supuesto, una vez que los aventureros se enteraron de que Viggo era hijo de la diosa de la forja abandonaron cualquier tipo de afrenta que tuvieran contra él. En cambio, los aventureros se desquitaron esparciendo rumores de que Viggo había obtenido esposas con la influencia y dinero de su madre.
No obstante, y pese a las molestas miradas, Viggo continuo con su viaje a través de todo el distrito herrero hasta llegar a la avenida principal, doblar a la izquierda y dirigirse al centro de la ciudad, en donde se veía la enorme torre de Babel. Siendo las 7 de la mañana, las calles de Orario en el centro de la ciudad, estaban llenas de aventureros, todos con destino al calabozo. Para ese entonces, las chicas seguían yendo del brazo de Viggo, pero iban concentradas mirando los distintos tipos de razas: hombres gato, perro, lobo, pequeños pallum, altos elfos de cabello dorado y humanos, que estos últimos conformaban el grueso de la población de Orario.
Una vez que llegaron al calabozo, Sakura y Ana se separaron de Viggo. Ana tomo el liderazgo marcando el camino y explorando los alrededores mientras Sakura y Viggo la seguían con sus arcos listos para darle soporte. Con esa formación, fueron avanzando sin mayor problema desde los pisos 1 al 5. Solo en el piso 6 se vieron complicados por la gran cantidad de hormigas asesinas que salieron a su encuentro. Viggo podría haber acabado con todas ellas por su cuenta, pero si él hacía eso, esto no sería un entrenamiento. Así que Viggo espacio sus tiros a las hormigas que parecían acercarse de forma peligrosa a Sakura y Ana, pero el grueso del trabajo lo hicieron ellas.
El principal problema que tuvo Ana fue anticipar los ataques, ya que las hormigas aparecían al azar de agujeros hechos en las paredes. Así que no tenía una forma de predecir por donde iban a aparecer. Sin embargo, una vez que superaron a las hormigas, el camino se volvió mucho más expedito y con todo el trabajo de exploración por parte de Ana y soporte de Sakura, pudieron llegar hasta el piso 10, un lugar cubierto de niebla que parecía un bosque tenebroso.
No obstante, una vez que ellas se enfrentaron a un Orc, supieron su límite. En ese momento, solo era un Orc en medio de una planicie desértica cubierta de bruma. Los árboles blancos sin hojas y con formas tenebrosas, le daban la impresión de un bosque embrujado.
Por su parte, Viggo se hizo a un lado y las dejo experimentar por ellas mismas.
Como siempre, Ana era la atacante principal mientras Sakura era el soporte con sus flechas. Viggo observo como Ana se lanzó de frente a su máxima velocidad con una daga purpura en cada mano. Ella fue veloz para un nivel 1 y lo suficientemente hábil como para evitar el ataque del orco con un largo garrote. Sin embargo, al momento de sobrepasar las defensas y lanzar su ataque contra la parte posterior de las rodillas del orco, sus cortes fueron inútiles. Ella retrocedió dando volteretas y generando distancia. Por dentro, ella no podía creer que ni siquiera fue capaz de penetrar la piel del monstruo.
Al mismo tiempo, Sakura aprovecho de lanzar un par de flechas en simultaneo y alcanzó los ojos. El orco dio un rugido lastimero mientras botaba el garrote y llevaba sus manos a los ojos para quitarse las flechas. Ana continúo retrocediendo mientras Sakura tomo una nueva flecha de su aljaba. Ella apunto al cuello, tensó la cuerda del arco y la soltó. La flecha voló a través de la niebla y dio directamente en la zona del cuello, pero la potencia de la flecha fue incapaz de sobrepasar la barrera de la piel. Sakura quedo sorprendida por un momento, pero se recuperó de inmediato y se dispuso a sacar otra flecha para intentarlo otra vez. Sin embargo, Viggo le tomo la mano, ella lo miró a los ojos y él negó.
-Déjamelo a mi- dijo Viggo, Sakura frunció el ceño, pero asintió de todos modos.
Entonces Viggo comenzó a trotar con dirección a la criatura que una vez que se sacó las flechas de los ojos, continuaba cubriéndose la cara con ambas manos. Viggo aprovecho de aumentar la velocidad, llegó frente al orco y le dio una patada frontal a la rodilla derecha. Los huesos sonaron como si alguien rompiera una varilla por la mitad y el orco cayó arrodillado. Entonces Viggo apretó su puño y lanzó un poderoso golpe. La cabeza del orco se hundió dejando un cráter en la parte superior. El orco murió al instante y cayó de cara contra el suelo para después volverse motas de luz, desaparecer y dejar caer una piedra purpura.
Viggo se agacho para recoger la piedra y se volteó para mirar a las chicas. Él camino hasta ellas y le tendió la piedra a Sakura. Ella hizo una sonrisa incomoda al ser incapaz de luchar por su propia cuenta, pero acepto la piedra y la guardo en una bolsa de cuero en donde guardaba las otras piedras de monstruos.
-No te lo tomes tan en serio- dijo Viggo -solo estas aprendiendo a llevar este estilo de vida y con el tiempo te volverás más fuerte-
Sakura asintió con seriedad y Viggo sonrió satisfecho ante su actitud decidida. Por otro lado, Ana se veía un tanto decaída. Viggo camino hasta ella, le dio un pequeño abrazo y le susurro lo mismo que le dijo a Sakura. Ella levantó su pequeño rostro y asintió con seriedad igual que su hermana.
Después de explicar las fortalezas y debilidades de cada una, Viggo las guio a la superficie. Para cuando llegaron a la plaza que antecedía a la entrada del calabozo, eran las 4 de la tarde y el sol estaba en pleno apogeo. Viggo llevo a las chicas a la tienda de helados que le recomendó Flora y les regalo un helado a cada una. Entonces fueron hasta una plaza y vieron un banco de concreto resguardado bajo la sombra de un árbol. Los tres caminaron hasta el banco y se sentaron mientras se comían su helado. Por el clima caluroso y el horario, solo estaban ellos y otra pareja en el parque. Sin embargo, la pareja estaba a unos cincuenta metros de ellos. Viggo desde donde estaba solo podía ver la espalda de la pareja, parecían muy cercanos y en buenos términos. Al mismo tiempo, Sakura y Ana apoyaron sus cabezas en los hombros de Viggo.
-Madre dijo que Viggo no podía utilizar falna- dijo Sakura
Viggo entrecerró los ojos mirando a través de la plaza sin entender a quién ella se refería, pero cayendo en cuenta como las trataba su propia madre, supuso que Sakura se refería a Hephaestus. Entonces él asintió y respondió -así es, no pudo utilizar el falna, pero desde el principio nunca me hizo falta. Yo nací fuerte y crecí fuerte por la influencia de mi divinidad. Sin embargo, llegado su momento llegue a mí límite. Así que cuando mi padre me envió a entrenar afuera, sellaron mi divinidad para que dejará de confiarme de ese poder y comenzará a crear mi propio poder. Suena genial cuando lo digo así, pero la realidad es que tuve que entrenar mi cuerpo y llevarlo al límite para poder obtener fuerza-
-¿Tendremos que hacer lo mismo?- pregunto Ana
-No lo creo, el falna funciona más en resonancia a la voluntad de la persona y del alma. Muchas personas hablan de tener una "aventura" y llegar a límites insospechados, pero los libros de mi padre dicen otras cosas que tiene mucho más lógica. Más tarde pasemos por la casa de papá y le pedimos sus libros, seguro que los presta sin poner ningún problema-
-¿Pero, eso no es algo valioso?- pregunto Sakura
Viggo la miró de soslayo y sonrió -eso sería un problema si ustedes fueran dos desconocidas, pero ahora son familia- respondió -además, mi viejo ama enseñar a otras personas. Incluso si él llama a Jason, Aquiles y Odiseo "los tres idiotas". Él siempre sonríe al pensar en ellos. Así que, si ustedes se vuelven buenas leyendo, pude que incluso mi padre les enseñé algo. Es el hombre de las mil habilidades, desde cocinar una rica comida hasta hacer magia sin ni siquiera necesitar un sistema de soporte mágico-
Viggo agacho la cabeza pensando en lo lejos que estaba de poder luchar contra su padre y su mirada se tornó triste. Sakura y Ana lo notaron y cada una acercó su cono de helado a la boca de Viggo. Este último se sorprendió por un momento, pero después de entender lo que ellas estaban haciendo, sonrió. Viggo probo de ambos helados y sonrió al tenerlas a ellas.
-Viggo también tiene muchas habilidades- dijo Sakura
-Sí, es verdad- respondió Ana en tono serio -Viggo crecerá fuerte y algún día será más fuerte que papá-
Viggo sonrió, le dio un beso en los labios a cada una y se quedaron sentados, a la sombra del árbol, mientras transcurría la tarde.
Una vez que terminaron de comer, los tres fueron a la Guild de aventureros y se encontraron con Aina. Ella estaba muy ocupada como uno de los administradores de la Guild, así que les asigno una asesora que era de su agrado. La asesora los llevo a las casetas para intercambiar piedras por valis y una vez que se llevó a cabo el intercambio, Viggo y compañía se despidieron y se fueron a la casa de Kain.
Una vez que llegaron a la casa, al igual que otras veces, encontraron a Kain sentado bajo el manzano. En ese momento lo acompañaba María, quien recogía dientes de león que crecían con la maleza. La bebé Eina dormía en una cuna puesta a un lado de la silla de Kain mientras este último estaba sentado en una silla con varios alimentos y botellas sobre la mesa.
Una vez que Viggo llego frente a la mesa, dijo con una sonrisa -hola, padre-
Kain sonrió en respuesta, tendió su mano como ofreciéndoles que se sentarán a la mesa con él -¿En qué andas muchacho?- pregunto de buen humor. Viggo, Ana y Sakura se sentaron del otro lado de la mesa para mirar a Kain de frente.
Viggo se sorprendió por un momento por la pregunta, pero recordando con quien estaba hablando, sonrió -sí, veras- dijo mirando a Sakura y Ana a sus lados -Sakura y Ana quieren aprender como subir de nivel y volverse más fuertes. Así que te quería pedir prestado algunos libros de la biblioteca para que ellas los puedan leer-
-Está bien- respondió -¿De qué quieren saber?-
-Para empezar, como mejorar sus habilidades-
Kain se apretó el tabique por un momento y Sakura y Ana lo miraron algo preocupadas. Sin embargo, Viggo llevo sus manos por debajo de la mesa y las puso sobre las manos de ellas. A su vez, ellas lo miraron y él negó, como queriéndoles decir que no es como si su padre se hubiera enojado. Alguien como su padre, de seguro sabe muchas cosas y tiene que hacer un esfuerzo para recordar algunas de ellas.
Y tal como Viggo lo pensó, Kain al minuto después abrió los ojos y levantó su mano izquierda, donde llevaba el anillo con un zafiro incrustado. El anillo emitió un pequeño brillo y al instante siguiente aparecieron cuatro gruesos libros sobre la mesa.
Viggo puso una sonrisa incomoda al verlos, ya que no le gustaba leer. Cosa que hizo fruncir el ceño a Kain.
-¿Te leíste el libro sobre el touki?- pregunto Kain.
Viggo se rasco la cabeza y asintió -sí, fue lo más difícil que he hecho en mi vida. Tuve que pelear contra el sueño en varias ocasiones-
-Idiota, lo importante es aprender ¿Cuántas veces te lo tengo que decir? Una vez que entiendes cómo funciona una habilidad, lo único que queda es la práctica y el control de la energía-
Kain soltó un suspiro y miró a las chicas -estos son libros que les pueden enseñar a cómo mejorar sus habilidades- dijo señalando los cuatro libros sobre la mesa -si aprenden la mecánica que hay detrás de subir de nivel y mejorar una habilidad, en el futuro podrán darle una buena paliza a Viggo-