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42.16% VIGGO / Chapter 140: Continuación del entrenamiento 1.136

章節 140: Continuación del entrenamiento 1.136

-¿Maestro, puedes mirar un poco hacia la izquierda?- pregunto Viggo mientras sostenía su libreta de dibujo y esbozaba el rostro de Kratos.

Kratos, en medio de la noche y solo iluminado por la luz de la hoguera, frunció el ceño y gruño, pero de todos modos miró hacia la izquierda -no entiendo para qué haces esto- dijo en un tono molesto

-Mi familia siempre me pregunta- respondió Viggo mientras esbozaba los ojos -¿Quién es tu maestro y yo siempre les digo que es un tipo calvo-

Kratos volteo su rostro mirando de frente a Viggo, sentado al otro lado de la hoguera y lo fulmino con la mirada.

Viggo detuvo el movimiento del carboncillo y levantó su rostro -¿Qué? Es la verdad ¿Por qué te preocupa? Lo importante es que siempre le he dicho a todo el mundo que eres fuerte-

-No seas insolente- dijo Kratos en un tono lento y amenazante

-Ok, lo que tu digas- respondió Viggo sin tomárselo en serio y siguió dibujando -estoy haciendo un boceto de tu fea cara porque a futuro quiero hacer una pintura ¿Qué tal? ¿Te gustaría una pintura tuya, de Atreus y Faye? A mi mamá le gusta mandar a hacer pinturas, siempre de ella, mi padre y yo. El único inconveniente es que, en vez de hacer un boceto como lo estoy haciendo yo, ella nos pide a mi padre y a mí que nos vistamos como aristócratas y pasemos posando durante horas. Es una tortura- dijo Viggo con una pequeña sonrisa en los labios, detuvo su mano y continuo con una voz suave -pero eso la hace feliz-

-No lo sé, muchacho- dijo Kratos en voz baja, agacho la mirada y miró la leña crepitar y lanzar pequeñas chispas -yo, no lo sé-

-Bien, en ese caso está decidido- dijo Viggo retomando su esbozo, trataba de marcar las sombras y darles profundidad a las facciones -papá me enseño que cuando no decides, alguien más lo hará por ti-

-Has lo que quieras, me tiene sin cuidado-

-Bueno, haré lo que yo quiera-

Después de terminar el esbozo, Kratos y Viggo comieron un poco de venado y se durmieron. La noche paso en calma, solo existía el ruido del viento y el crujir de las ramas de los árboles. Viggo se durmió rápido, el cielo estaba nublado, así que no había nada especial que ver. Mañana comenzaría su propia aventura y empezaría calcular su destino. Como dijo su padre:

<<El destino no es algo que inventaron los dioses, solo es algo de lo que ellos con su vasto conocimiento, aprovechan. Igual que un mercader veterano sabe aprovechar las necesidades de cada estación. El destino es un suceso lógico que se da después de haber hecho ciertas acciones. Mejor dicho: a cada acción, hay una reacción>>

Viggo se despertó temprano en la mañana, casi con la salida del sol. Apenas se veía el sol entre las nubes, manteniendo un ambiente lleno de sombras dentro de la arboleda. Viggo miró los largos troncos de los pinos que casi alcanzaban el cielo mientras caían pequeños copos de nieve. Era mediados del verano, pero hacia bastante frio. Después de despertar por completo, escucho el ronquido de su maestro que sonaba como un serrucho cortando un árbol. Viggo miró a su derecha y vio la hoguera apagada. Se sentó y la gruesa piel de animal con la que se cubría del frio, cayó. Entonces vio a su maestro del otro lado de la hoguera, tapado con una piel de animal.

Viggo se levantó, buscó un par de leños y los coloco en el agujero donde deberían encender la hoguera. Después busco una piedra y la raspo con la hoja de su hacha hasta que boto chispas y encendió. La leña comenzó a emitir humo, Kratos gruño del otro lado y le dio la espalda a la hoguera. Viggo se quedó mirando como el fuego encendía la leña hasta que diez minutos después, se convirtió en una hoguera. Viggo lanzó más leños para que aumentara la temperatura y busco lo que quedó del venado de ayer. Coció algunos trozos de carne en pinchos de madera y una hora después, Kratos se despertó para desayunar.

No hubo platicas, ni palabras sabias, ni expresión de preocupación o regaños. Ambos comían en silencio, preocupados del sabor de la carne y la falta de un buen vino. Ese era el único detrimento, esa era su única preocupación.

-Sabes, la próxima vez, voy a atraer algunas cosas buenas para comer. Me equivoque en solo haberle traído juguetes y dulces a Atreus-

-¿Le trajiste juguetes?- pregunto Kratos mientras comía

-Sí, ya se los entregué hace meses, cuando recién llegué. Lo primero que murió fueron los dulces y gracias a eso se enfermó del estómago. Bueno, debe haber sido genial para él-

-Gracias- dijo Kratos en voz baja

Viggo se quedó congelado por un momento, pero después sonrió y respondió -de nada, no es ningún esfuerzo-

-¿Adónde vas a ir ahora?- pregunto Kratos tratando de cambiar de tema

-Quiero ir a revisar aquella cueva que encontramos hace años, en el fondo de la ladera, donde había un montón de cabras ¿Te acuerdas que había ogros?-

Kratos miró hacia un lado haciendo memoria y después asintió.

Viggo continuo -la puerta de aquella cueva por la que salieron los ogros estaba labrada por las manos de alguien inteligente. El marco formaba un perfecto arco rectangular, así que pienso que debió haber sido confeccionado por los enanos. Si es así y tengo algo de suerte, habrá material sobre el dios rey Odín, a lo mejor algunos escritos donde haya algo de utilidad, como su debilidad, algún enemigo jurado o alguna arma que pueda dañarlo-

-Conocer a tu enemigo es un buen paso, pero que no se te suba a la cabeza. Hasta el momento no sabes nada de él, nada de sus generales, nada de sus fuerzas. Mantente vigilante y ve las cosas por lo que son, no te hagas ilusiones; Te podrían matar-

-Lo tendré presente. Si te soy sincero, creo que esto será una carrera al largo plazo. Ya tengo el nombre de algunos enemigos del dios rey, pero ni siquiera sé si se puede contar con eso. Hay que investigar, tengo que fortalecerme y recuperar mi fuerza divina. También necesito encontrar una forma de sanarme en el corto plazo. Los brebajes que me enseñaron los libros de mi padre son buenos, pero necesitan tiempo para hacer efecto. Sin contar, que no puedo contar con mi fuerza máxima hasta haberme recuperado. Son tantas cosas-

Viggo soltó un suspiro y Kratos soltó una risita al verlo sufrir.

Después de desayunar, Viggo y Kratos caminaron hasta el borde de la meseta, donde se producía una larga ladera cubierta de nieve y arboles de pino. Desde aquí se veían varios caminos, pero, sobre todo, se veía la casa de Kratos mucho más abajo, entremedio de las montañas.

Viggo quedó mirando a la distancia, entre el cielo gris, las altas montañas y la tierra cubierta de nieve -¿Aun no me dirás por qué estas alejado de tu familia?- pregunto

Kratos a su lado, mirando el horizonte, en vez de responder la pregunta, dijo -una vez que des el primer paso, no volverás a ver a mi familia hasta que hayas cumplido tu misión-

-¿Ni siquiera para llevarles comida y otras utilidades?-

-No-

-¿Y si le pido al abuelo que les lleve comida?-

-Atreus debe volverse fuerte. Si lo conscientes demasiado, se volverá débil-

-Al menos, una vez al mes-

Kratos gruño, pero asintió. Viggo sonrió y se volteó para mirarlo a los ojos.

-Muchas gracias por todo, maestro- dijo Viggo con una gran sonrisa -algún día volveré y te entregaré la pintura de tu familia. Te lo juro, será un cuadro digno del Dios de la Guerra-

Kratos lo miró con seriedad y asintió. Viggo sonrió una última vez y bajo por la ladera cubierta de nieve. El viento ululaba y la nieve bajo sus pies crujía. Él no se dio vuelta para mirar a Kratos porque sabía que sería reprendido. Si tomas una determinación, tienes prohibido mirar hacia atrás. Solo te queda avanzar.

Viggo continúo bajando por la ladera y llegó a mil metros de distancia de la casa de Faye. Desde lo alto de una colina, cubierto por un espeso bosque, miró hacia la planicie cubierta de nieve donde estaba la casa de Faye. Espero durante una hora para ver si podía ver una última vez a Atreus y el pequeño no lo defraudo. Justo cuando se pensaba ir, Atreus salió de la casa cargando un arco en su mano y una aljaba en su espalda. Camino a paso lento, pateando la superficie de la nieve como si estuviera jugando, parecía animado. Viggo sonrió y camino en la otra dirección.

Al igual que aquella vez en que fue con su maestro, Viggo bordeo una de las montañas con dirección norte y avanzó por la orilla de un profundo precipicio. Siguió caminando por horas mientras las fuertes ventiscas llevaban el frio de las montañas. Viggo no tenía problemas con el frio, su cuerpo emitía sin ningún refuerzo una gran temperatura. El hecho es que podía andar con el torso desnudo al igual que su maestro. Por otro lado, al ver a su maestro, recordó el tema del gancho en la hombrera y tomo nota de pedir una la próxima vez. Era una cosa super útil, sobre todo cuando necesitabas escalar y necesitabas tener tus manos desocupadas.

Pasado el mediodía, Viggo llevo al lugar que buscaba, era una ladera que descendía en una empinada cuesta y en el fondo había extensos pastizales como si fuera un pequeño paraíso para las cabras. Igual que hace años, el fondo estaba lleno de cabras, incluso algunas se habían encaramados en las murallas de piedra de la profundidad. Era un espectáculo bastante simpático, pensó Viggo. Sin embargo, su sonrisa duro poco y se puso serio. Una vez que él baje, no hay vuelta atrás. No importa si salen diez o veinte ogros. Su única opción es avanzar. Así que él reafirmo el agarre sobre su hacha y comenzó a descender la cuesta a paso lento para evitar cualquier accidente.

Una vez que Viggo llego a la parte más profunda de la ladera, sintió menos frio y se maravilló en lo alto que había creído el pasto. Al mismo tiempo, las cabras repartidas a lo largo de los pastizales se contaban por docenas. Ellas comían tranquilas, miraban a Viggo y las más cercanas a él se alejaban por puro instinto.

Viggo avanzó por el camino, produciendo un roce con los altos pastizales y mirando al final del camino, donde se alzaba una gran muralla de roca sólida. En la base de la muralla había una entrada con forma de un rectángulo acostado. Hacia adentro todo se veía oscuro, como la boca de un monstruo.

Viggo avanzó hasta llegar a la gran puerta, miró el marco y corroboró lo que había pensado. Todavía se veían las marcas de los cinceles. Esta puerta, había sido la creación de criaturas con intelecto. Por las finas marcas y el perfecto acabado plano, podrían ser enanos, pensó.

Entonces Viggo dio el primer paso para entrar en la cueva y lo primero que vio, fue una rampla apegada a una muralla de piedra oscura que bajaba formando una curva hasta el fondo de la cueva. En el techo se veían estalactitas mientras los muros estaban perfectamente labrados, con algunos adornos cincelados. Justo en la entrada, escrito con runas en vertical, decía "Puesto de avanzada Enano".

Viggo frunció el ceño al ver tal cosa y miró hacia las profundidades de la cueva. Lo único que sonaba era el viento y el golpeteo de las gotas producidas por la humedad. Viggo apretó su agarre sobre su hacha y continúo bajando por la rampla, esperando encontrar más que solo un montón de huesos masticados por los ogros.


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