Los días de entrenamiento con Kratos continuaron y la cantidad de tiempo que aguanto Viggo en combate, aumento. La ira daba paso a la emoción, pero poco a poco fue modelando ese sentimiento y dio paso al control. Las luchas de Viggo se volvieron mucho más técnicas y dejaron de ser tan salvajes como en un principio. Sus ojos y su cuerpo reaccionaban a cada movimiento mientras su mente predecía los movimientos y respuestas. No obstante, cada vez que Viggo se veía en control, Kratos aumentaba un poco más la fuerza y lo obligaba a mejorar.
Por otro lado, una vez cada tres días, Viggo bajaba la montaña e iba a visitar a Atreus y Faye. Al igual que las otras veces, él les cortaba leña, les dejaba carne de un animal recién cazado, ponía otra poca a secar y les preparaba comidas. Faye se veía cada día más cansada, al punto de que Viggo tomo la iniciativa de sacar su colchón de plumas dentro de la cueva y pasárselo. Ella estuvo agradecida, pero Viggo solo le dijo que le estaba devolviendo su amabilidad.
Hoy tocaba bajar la montaña y Viggo iba con su arco en el hombro y su aljaba con flechas colgada de la espalda. Miraba los alrededores del bosque oscuro en busca de alguna presa mientras se mantenía atento a los ojos indiscretos de las aves espectrales. Era como si esas criaturas rodearan la montaña de Faye tratando de ver algo o de encontrar a alguien. Viggo ya mato a cinco en el transcurso de un mes, pero siempre volvían. Al menos, cada vez que mato a una, era cerca del mismo sector donde mato a la anterior, como si fueran posiciones estratégicas.
Viggo se acercó a un grueso árbol y se escondió por detrás de su tronco. Él descolgó el arco de su hombro y saco una flecha. Después miró por el borde del árbol y miró cien metros por delante, cerca de un riachuelo que no había sido congelado. A la orilla del riachuelo había un enorme venado gris bebiendo agua. Lo más peculiar eran las hermosas y largas astas que emitían un brillo celestial. Viggo tomo una profunda respiración y coloco la flecha en el arco. Apoyo el culatín en la cuerda y levantó el arco hacia el cielo como si calculará la parábola que iba a realizar la flecha hasta dar en el venado. Una vez listo, Viggo tenso la cuerda del arco y soltó la cuerda. La flecha se elevó por los aires hasta alcanzar su altura máxima y después descendió en picada hasta caer en la cabeza del venado. El animal bramo y cayó de cabeza al suelo, por unos segundos trato de hacer fuerza para levantarse, pero poco a poco perdió su fuerza y quedó tendido sobre la orilla del riachuelo, dejando correr un hilillo de sangre.
Después de asegurar al venado, Viggo se lo echo al hombro y camino con dirección al bosque de Faye. Una vez que él atravesó los árboles que Faye marco con las palmas de sus manos, sintió un tremendo alivio. Era como si desde ahí en adelante, no pudiera haber más peligros ni enemigos. Viggo avanzó hasta llegar frente a la casa de Faye y lanzó el venado a un lado del frontis de la casa.
Viggo camino hasta la puerta de la casa y golpeo un par de veces -Atreus, soy yo, Viggo-
A los pocos segundos se escuchó un grito desde el otro lado -ya voy-
Viggo se volteó para ver al venado tendido sobre la nieve con las patas tiesas y los ojos inertes -trae los cuchillos- grito
A los pocos segundos se escuchó una carrerita por dentro de la casa, pero se detuvo, se devolvió y después avanzó a la puerta para abrirla.
-Hermano, llegas tarde- dijo el pequeño Atreus
-Ooh, lo siento, hoy encontré algo bueno- respondió Viggo con una sonrisa
-Es, es, enorme- respondió Atreus acercando al venado y tocando las largas astas. Después miró a Viggo y le paso los enormes cuchillos que llevaba en la otra mano. Después dio un paso hacia atrás y vio a Viggo cortando la piel con un largo cuchillo.
-Yo también he cazado algo así- dijo Atreus
-Ya lo creo- respondió Viggo con una sonrisa amable mientras tiraba de la piel de la criatura y con la otra mano iba cortando el interior.
-¡Es en serio!- dijo Atreus en un fuerte tono
-Te dije que te creo- respondió Viggo tratando de despellejar al venado -no necesitas alzar la voz-
-Parece que no me crees- dijo Atreus en un tono mimado
-Claro que te creo, Atreus es fuerte-
-Te digo la verdad hermano, incluso fui más allá del huerto de mamá y encontré un enorme templo-
Viggo detuvo sus manos cubiertas de sangre del venado y volteó su rostro para mirar a Atreus, quien se tapó la boca con ambas manos.
Viggo cerró los ojos, tomo una profunda respiración y los volvió a abrir. Atreus lo miraba con miedo, pero Viggo solo soltó un suspiro y continúo despellejando al venado.
-Cuéntame que viste- dijo Viggo
-Yo, yo no vi nada- respondió Atreus mirando hacia otro lado.
-Atreus, no te pongas tonto. Dime lo que viste en ese lugar o le diré a la tía que anduviste lejos de la protección del bosque-
-No, no fue tan lejos- respondió Atreus con una voz pequeña mientras pateaba el suelo
-Eso no importa- dijo Viggo en un tono estricto -ahora, habla-
Atreus agacho la cabeza y le comenzó a contar sobre el templo a unos mil metros de la huerta de Faye. El lugar estaba escondido entre dos lomas, el camino que llevaba al templo se hundía en una pendiente que llegaba a unas enormes puertas de madera reforzadas con grandes placas de metal. Sin embargo, Atreus jamás entro al lugar porque le dio mucho miedo.
Viggo termino de despellejar al venado y Atreus termino de contar todo lo que vio por los alrededores del templo. Viggo dejo el venado con sus músculos expuestos sobre la nieve y llevo la piel para colgarla sobre una reja, a unos diez metros de la casa. Después volvió por el venado, lo tomo de las patas y lo llevo dentro de la casa. Una vez adentro, él dejo el venado sobre el largo mesón que antes ocupaba su maestro para procesar la carne. Sin embargo, antes de continuar, Viggo fue a ver a Faye.
Ella tenía los ojos cerrados mientras estaba recostada en la cama. Su cabello cobrizo se extendía sobre la almohada mientras su rostro reflejaba una edad en aumento.
Viggo la quedó mirando durante un momento, escucho como Atreus se acercaba por detrás y se ponía a su lado. Viggo pregunto -¿Cómo ha estado tú mamá?-
-Bien, pero cada día que pasa duerme durante más y más horas- dijo Atreus con un tono de preocupación -últimamente duerme casi todo el día y la noche. Solo se despierta para comer y hacer sus necesidades-
-Veo- respondió Viggo y se dio media vuelta para volver a largo mesón, al lado de la puerta. Él tomo un largo cuchillo y comenzó a procesar la carne. Una vez que estuvo todo listo, tomo la carne, la preparo en un caldero, añadió algunos vegetales y condimentos. Estuvo revolviendo durante unos minutos la comida, pero después le dijo a Atreus que siguiera haciendo el trabajo. Viggo se fue a cortar leña al patio trasero mientras pensaba en su propia madre. Faye no era su madre, pero podía empatizar con Atreus.
Viggo alzó el hacha una vez más y la descargo sobre un tronco. La madera se partió por la mitad y un leño cayó a cada lado. Entonces él quedó mirando el cielo gris y se preguntó qué pasaría cuando su madre dejará Orario. La vida no es perfecta y nada es para siempre. Así que Viggo se preguntaba de qué manera dejaría Hephaestus el mundo. Sin embargo, cualquiera que sea la forma, será doloroso. Viggo apoyó la cabeza del hacha en el suelo, apoyo sus manos y soltó un suspiro.
Una hora después, Viggo volvió dentro de la casa y encontró a Atreus revolviendo el caldero.
-Debe estar listo- dijo Viggo con una gran sonrisa
-Eso parece- respondió Atreus asintiendo, fue al centro de la casa, donde tenían estanterías apegadas a las paredes de cada lado y busco unos paños. Después volvió al caldero y lo tomo del mango para sacarlo del fuego mientras Viggo lo miraba. Este último lo vigilaba y asentía a su comportamiento. Atreus era demasiado maduro para sus ocho años, pensó. ¿Qué estaba haciendo él a esa edad? Se pregunto. Perdiendo el tiempo seguramente. Uno nunca sabe lo afortunado que es hasta que conoce la realidad de otras personas. Entonces Viggo se propuso pintar a su familia durante todos los años que le quedan por delante.
La noche llego y Viggo espero hasta que Atreus se durmió. Entonces él despertó a Faye y ella lo miró con ojos cargados de cansancio.
-Me voy, tía- dijo Viggo -cuídese-
-Está bien- le respondió Faye medio dormida
-La verdad, quería preguntarle algo-
-¿Sí?-
-¿Hay alguna forma de ayudarla?-
Faye hizo una pequeña sonrisa y dijo -todo tiene un comienzo y un fin, Viggo. Incluso si los árboles mueren, es para darle paso a la siguiente generación. He vivido muchos inviernos, debo seguir mi camino. Y si incluso tú me ayudas, solo será retrasar lo inevitable-
-¿No tiene miedo?- pregunto Viggo con los ojos acuosos
-Sí, pero esto es solo otro estado de la vida, como cuando Viggo vino a entrenar. Fue duro al principio, pero después se adaptó y se volvió más fuerte-
Viggo derramo una gran lágrima y le dijo -pero usted no se volverá más fuerte-
-Sí, pero es algo que debe pasar-
-Entiendo-
Sin embargo, Faye negó y dijo -eres joven, a lo mejor para ti es duro, pero en el futuro lo entenderás. Solo te pido que cuides y ayudes a Atreus. Él se sentirá solo en ese momento y su padre, bueno, Kratos no es muy comunicativo-
Viggo hizo una pequeña sonrisa, aunque las lágrimas brotaban de sus ojos, y dijo -sí, es verdad. Todavía me sorprende como ustedes pueden entenderse tan bien-
-Viggo tiene esposas ¿Acaso no es lo mismo?-
-Sí, a veces las palabras sobran y solo necesitamos una mirada para entendernos-
-A lo mejor, Atreus- dijo Faye mientras sus parpados se cerraban solos -Atreus también, tiene, varias…-
Viggo vio a Faye dormir con paz en su corazón. Él se dio la vuelta y fue a mirar a Atreus a su cama. Como antes, el niño tenía un mal dormir y estaba el lado izquierdo de su cuerpo destapado. Viggo tomo las gruesas pieles y lo arropo. Después él miró el fuego a unos tres metros de las camas y lanzó un par de leños para que el calor se mantuviera durante un par de horas más.
Una vez que salió de la casa, miró el cielo nocturno y noto que las nubes habían desaparecido. En su lugar, había un cielo estrellado. Viggo soltó un suspiro de pena y empezó a caminar en la oscuridad de la noche, guiándose por puro instinto hasta donde debería estar el camino que ascendía entre las montañas hasta llevarlo a la meseta, donde lo esperaba su maestro.
Viggo avanzó por los bosques, solo iluminados por la luz de la hermosa luna que se alzaba como una hermosa reina entre sus pequeños súbditos. La nieve crujía, el viento ululaba y las sombras lo cubrían casi todo gracias a las ramas de los árboles.
-Será mejor que vaya a ver ese templo- murmuro Viggo mientras avanzaba -dudo que Atreus se mantenga alejado-