La expresión de Fu Xifeng se iluminó de inmediato y sonrió felizmente —Entonces eso es una promesa y las promesas deben cumplirse
Jiang Yue asintió y le devolvió la sonrisa levemente a la chica.
Fu Xifeng dictó su número y después de hacerlo, no pudo evitar preguntar —¿No vas a anotarlo o agregarlo a tu teléfono?
Preguntó con un tono teñido de ansiedad ya que estaba preocupada de que la chica solo dijera su promesa para complacerla.
—Ah, mi teléfono se murió, pero ya me lo memoricé —dijo Jiang Yue y repitió una serie de números, haciendo que ella se sintiera aliviada pues la chica lo había hecho correctamente.
—¿Cometí algún error?
—Ah, no, entonces esperaré tu llamada. Quizás debería volver hoy a mi boutique
Justo cuando Jiang Yue estaba a punto de decir que se iría, escucharon un golpe en la puerta y Luo Zhelan se levantó para abrirla.
Cuando ella se volvió hacia él después de que regresó, no pudo evitar levantar una ceja al ver el objeto que él le entregó.