—¿Qué acaba de pasar? —Nina y Valerie seguían conmocionadas, de pie fuera de las puertas del Palacio Blanco.
—¿Cómo se atreven esos guardias a tocarnos?
La humillación estaba escrita en letras mayúsculas en el rostro de Nina.
—Marissa debe estar detrás de esto —Nina tuvo que contenerse para no rodar los ojos cuando escuchó las mismas palabras de Valerie.
—¡Valerie! —estalló—. ¡Esa Delinda está obsesionada contigo, como tú lo estás con tu hermana!
Valerie se volteó hirviendo de rabia, —NO estoy obsesionada con ella. Ella es la única que tiene tanto odio contra mí. Marca mis palabras, Nina. Ella está involucrada. ¡Marissa está detrás de este drama!
Nina empezó a negar con la cabeza, —¡Marissa! ¿Involucrada en el Palacio Blanco? ¡Debes estar loca! A mi hijo le puede gustar follar con ella, pero nada más que eso. Saliste con él durante tres años, ¿cuántos lugares te regaló? ¿Eh? ¿Algún palacio, alguna casa a tu nombre? ¿Alguna tienda? ¿Un pañuelo?
Valerie no estaba convencida.