Huo Shen se sentía aún más triste, la sostuvo de la cintura y la arrastró hacia sus brazos, abrazándola fuertemente. Huo Shen entendía por qué sentía que el tiempo se agotaba y el estudiar consumía mucho de este y sentía que no necesitaba esos certificados. Acerca de eso otro lado, no quería ni pensarlo.
—Wei Wei, no me importa que te quedes en casa y seas una ama de casa obediente o una hermosa princesa, pero ¿viste cómo los ciudadanos te idolatraban? Solo imagina si supieran que su Diosa abandonó la escuela, que ni siquiera terminó la secundaria, ¿cómo vas a ser su modelo a seguir porque es lo que ven en ti! No quiero que llegue a ese punto en el que te hieran inocentemente, ¡por la forma en que ellos piensan hacia ti! ¿De acuerdo? —Para él, no le importaba que cualquiera tuviera prejuicios contra él, pero no contra Su Wei Wei, tenía que protegerla a toda costa.