—Estoy aquí por Anna Sui —dijo el General Sui con calma.
—Lo siento señor, pero no hay ninguna Anna Sui en nuestro hospital —dijo la recepcionista.
—¿Cómo que no hay Anna Sui? Salía en todas las noticias que mi nieta fue traída aquí —el general frunció el ceño.
—¿Quién es usted para ella otra vez? —preguntó la recepcionista.
—Soy su abuelo y exijo ver a mi nieta —el General Sui subió un poco la voz, encontrando todo lo que hacían sospechoso. ¿Dónde podrían haberla llevado? ¿Estaba bien?
—Lo siento mucho señor, pero ningún miembro de la familia puede ver a la señorita Sui por ahora —dijo la recepcionista apologeticamente. Noah les había dado órdenes de no dejar ver a Anna, ni siquiera a los miembros de su familia.
Finalmente lograron echar a los reporteros diciendo que Anna Sui necesitaba un poco de espacio con su familia. Aunque decían que ahora estaba bien, todos querían verla hablar para creer que realmente estaba bien.