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—Hmm —Anna se relamió los labios mientras bostezaba—. Rodeó con sus brazos el calor que ya estaba a su lado y Noah no dudó en atraerla hacia sí.
Su esposa era en la cama una pequeña y ardiente mujer. En verdad era algo más en su cama, se frenó para no entrar en ella por segunda vez.
—Buenos días —Noah presionó sus labios en su hombro—. Anna es lo más dulce que ha probado en su vida, y daría cualquier cosa por empezar una y otra y otra vez si pudiera. Pero es humana, frágil además. Por otro lado, tienen toda la vida para tener tanto sexo como quieran.
Cuando ambos terminaron de bañarse, tanto Anna como Noah se dirigieron al comedor para desayunar. Tenían la intención de desayunar en la habitación, pero Evelyn había suplicado que quería una cena familiar ya que tenía algo muy importante que discutir.