Un Ferrari negro se detuvo en la entrada de uno de los centros comerciales más grandes de la ciudad mientras dos figuras calzadas con stilettos salían del coche con elegancia. La primera era una joven vestida con un vestido de algodón hecho a medida, mientras que la otra, con un vestido verde que complementaba su piel clara, era Kate. Su cabello negro estaba peinado hacia atrás, adornado con hermosos pasadores.
Kate había sido vestida por su hija Nari, y tal como habían planeado, estaban allí para la publicidad que necesitaban.
Nari ya había contratado a algunos paparazzi para hacer que las fotos parecieran genuinas mientras ella y su madre entraban en el centro comercial. Contaban con dos hombres de seguridad que las escoltaban debido a la multitud que habían contratado para animarlas y así poder callar a algunos usuarios que las criticaban en línea.