_Subaru: ¡¿Saben?! ¡Normalmente no se le ocultan los detalles de un evento tan importante a las personas involucradas! ¿Acaso la gente organiza bodas sorpresa? ¿Existe algo como los funerales sorpresa? No, no existen.
Luego de haber sido llevado a una habitación para cambiarse, Subaru se quejaba mientras se quitaba su chaqueta.
Las noticias que le dio Roswaal en el comedor fueron una absoluta sorpresa para él.
—Título de caballero.
La ceremonia en la que el maestro reconocía a uno de sus subordinados como su Caballero y todos los demás aceptaban el cambio en su estatus.
Eso conllevaba muchos trámites y etiqueta, que seguramente diferían según el país y la visión de mundo. Subaru había visto muchas de estas ceremonias en manga y anime, pero era inconcebible que recordara lo que tenían en común y lo que cambiaba.
Y por supuesto, no se podía esperar que Subaru conociera la etiqueta de un reconocimiento en Lugnica.
_Subaru: Seguro que todos fueron a prepararlo todo con indiferencia, como si fuera lo obvio. ¡Quizá la maldita Annerose estaba celosa por cómo van mis avances con Emilia y está tratando de humillarme!
_Otto: Yo diría que no. Aunque, naturalmente, la estrella de un reconocimiento es el caballero que lo recibe, su maestro está obligado a informarle. Si Annerose-sama hiciera tal estupidez sin sentido, no solo te humillaría a ti, sino también a Emilia-sama. ¿Crees que una persona tan astuta como ella haría algo así?
Subaru miró a Otto, quien le ayudaba con su cambio de ropa. Se podría preguntar cómo se le podría ayudar a alguien con un cambio de ropa, pero esos atuendos ceremoniales tenían varios modos de vestir, y Subaru no los conocía.
_Clind: Natsuki-sama. La forma correcta de usar esto requiere que comience con lo que va por debajo y proceder con la parte inferior. —Buen consejo.
_Subaru: Oh, gracias. O no, en realidad, esta ropa me queda tan bien que da algo de miedo, ¿exactamente cuánto tiempo hace que se ha planeado esta ceremonia?
_Clind: Se empezó a discutir cuando usted llegó a nuestro hogar. Y una vez que estuvo decidido, se acordó hacerla luego del regreso de Roswaal-sama… Le aseguro que Emilia-sama ha estudiado y ensayado esta ceremonia muy a fondo. —Un informe.
_Subaru: ¡A buenas horas me informas! ¿¡Y por qué Emilia-tan también lo mantuvo en secreto!?
_Otto: ¿Tal vez porque habría sido incómodo? De cualquier forma, ¿en verdad no conoces ni un solo paso del proceso? Eso sería un problema.
Subaru metió los brazos en las mangas de las prendas que Clind le entregaba, sin saber qué hacer. Otto percibió el genuino desconcierto de Subaru y parecía empezar a ver los obstáculos que impedían la ceremonia.
_Subaru: ¿Verdad que sí? La ceremonia está condenada. Me alegra que Emilia-tan se sienta de esta manera y siento un honor locamente grande por recibir el título de caballero, pero estamos jodidos si la ceremonia sale mal, ¿no? Sí, será mejor que me ponga de rodillas y ruegue para que sea pospues—
_Garfiel: Pasas al frente cuando te llamen y te arrodillas frente a Emilia-sama. Desenvainas tu 'spada y se la das. Emilia-sama toma la 'spada, la pone en tu cuello y dice el juramento… luego tú aceptas el juramento. Sanseacabó.
_Subaru: …¿Qué, en serio?
Murmuró Subaru, completamente sorprendido.
Todos en la habitación miraron a Garfiel, quien se cruzaba de brazos.
_Garfiel: ¿Qué? ¿No me crees?
_Subaru: No es eso, es que me impresiona que sepas eso. Qué extraño que estés versado en eventos formales como éste…
_Garfiel: No, Capitán. No es como si yo supiera sobre eventos formales.
Garfiel agitó sus manos con asombro, pero eso no eliminó el hecho de que describió el proceso formal de un reconocimiento. Subaru frunció el ceño de manera interrogativa, y,
_Garfiel: Es que los nombramientos de caballeros son increíbles, así que lo memoricé.
_Subaru: Oh, está bien. Comprendo.
El razonamiento de Garfiel fue tan convincente que Subaru estuvo de acuerdo con él al instante.
Su poderosa mente chuuni le ofrecía ayuda incluso aquí. ¡Por supuesto que Garfiel sabía sobre los reconocimientos!… Esa era la parte persuasiva de ese argumento.
_Otto: ¿Eso concuerda con tus conocimientos, Clind-san?
_Clind: Soy poco conocedor de ese tema, pero mi conocimiento coincide con lo que acabo de oír. Inclino mi cabeza ante el dominio de Garfiel-sama. —Claridad sucinta.
_Otto: Pero eso suena como si también conocieras el procedimiento… no, da igual. Olvida ese comentario.
La vida de Otto consistía en golpear nidos de avispas y ser atacado por demonios en vez de avispas.
Nadie que hubiera presenciado el misterioso brillo que tenía el monóculo de Clind habría criticado a Otto por haberse retractado.
En cualquier caso, Subaru se alisó las arrugas de su ropa y se colocó la chaqueta para comenzar a adornarla con las ornamentaciones requeridas.
_Subaru: Este traje es increíble. Me tomó muchísimo tiempo acostumbrarme al uniforme de mayordomo, pero no creo que alguna vez me acostumbre a este aspecto.
_Otto: No tendrás suficientes oportunidades de usarlo como para decir que te "acostumbrarás". Sería diferente si estuvieras entrando a la nobleza… aunque, supongo que no está claro lo que deparará tu futuro.
_Subaru: ¿Y eso que significa?
_Otto: Que Emilia-sama está en dicha escala social. Teniendo en cuenta que la estás siguiendo, sospecho que asistirás a bastantes eventos de esta clase. Después de todo, este atuendo fue diseñado muy específicamente.
Mientras sentía admiración por la intervención de Otto, pensar en el futuro deprimía a Subaru.
Al imaginar esos eventos formales, su corazón se estremecía; gracias a su ineptitud para permanecer estoico. Aunque esas preocupaciones solo tendrían sentido si lograba superar la ceremonia que estaba a punto de ocurrir.
_Subaru: Maldito Roswaal. Apuesto a que lo mantuvo en secreto a propósito para poder reírse de mí…
_Garfiel: Enfadarte no te ayudará, Capitán. Ahora repite lo que mi asombroso ser dijo para 'star seguro de que no lo olvidas.
_Subaru: Me arrodillo, desenvaino la espada, se la entregó a ella y acepto el juramento. He ido a dos ceremonias de graduación, al menos puedo memorizar esto.
La diferencia era que había asistido a esas ceremonias después de practicar correctamente para ellas.
_Subaru: Sé que es tarde para decirlo, pero si esto es un reconocimiento, todos los caballeros imperiales deben haberlo hecho.
_Otto: No solo los caballeros imperiales, sino todos los que tienen el título de Caballero. Aunque creo que es poco común hacer caso omiso de todos esos requisitos y comprometerse directamente con un maestro. Por lo general, deberías jurar lealtad a la nación antes de elegir un maestro.
_Subaru: Con que esa es la diferencia entre servir a la nación y servir a una persona. Creo que está bien servirle a una persona.
En cualquier caso, aunque dijera "Soy un Caballero", no se sentía como tal.
Subaru se había proclamado múltiples veces como el "Caballero de Emilia". Insistió en ello.
Aunque sabía que su falso título se volvería genuino, no podía aceptarlo propiamente. Además, se preguntaba cómo exactamente lo cambiaría el hecho de ser reconocido como Caballero.
_Subaru: Ahora por fin has terminado de ponerme esta ropa de verdad. En serio, esto me queda perfecto, ¿cuándo tomaste mis medidas?
_Clind: Todos los días, entre pausas en su consciencia. Ya había confirmado que le quedaba bien, pero me alegra verlo usándolo. —Superposición espléndida.
_Subaru: No me sorprenden las medidas, pero, ¿cómo confirmaste que me quedaba bien? ¿Acaso he usado este traje antes de alguna forma?
Clind sonrió sin responder y llevó a Subaru, que había terminado de vestirse, frente a un espejo.
Mientras Subaru se encontraba reflejado en el espejo de cuerpo entero, su respiración se detuvo.
Llevaba un traje ceremonial negro que, obviamente, superaba su posición social, decorado de forma opulenta, pero no escandalosa. Sin importar cómo posara Subaru, las cautivadoras prendas lo hacían lucir bien. Y cuando se mantenía serio, era un atuendo perfecto para ceremonias formales.
Pero, definitivamente, daba la sensación de que Subaru era inferior al atuendo.
Algo no se sentía bien, como si estuviera asistiendo al Shichi-Go-San o algo por el estilo.
Aun así—
_Otto: Sí. Te queda mejor de lo que esperaba.
_Garfiel: Es como si la ropa te trajera puesto a ti, pero no 'stá del todo mal. Puedes relajarte, Capitán.
_Clind: De hecho, le queda muy bien. La impresión que tiene Emilia-sama de usted seguramente llegará a alturas aún mayores. —Agrado aumentado.
_Subaru: ¿En serio piensan eso- ¿Honestamente piensan eso?
Subaru se acomodaba el cuello una y otra vez mientras miraba con sospecha a Otto, quien, a pesar de su franqueza, no se burlaba de la apariencia de Subaru.
Pero la expresión de Otto permanecía igual, y miraba a Subaru con orgullo. Ni siquiera Subaru podía responder a eso.
_Garfiel: Mira, toma esto, Capitán.
Ninguna trivialidad causaría un cambio dramático.
Subaru suspiró mientras se daba la vuelta y Garfiel le entregó una espada de caballero. Subaru la aceptó reflexivamente, y el delgado objeto hizo que contuviera el aliento.
_Clind: Habría sido mejor que usara su propia espada, pero como no tiene ninguna, nuestro hogar provee ésta. Puede quedársela si quiere. —Su regalo.
_Subaru: Una espada de caballero... eh. Y es real, ¿cierto?
_Otto: Dudo que algún día encuentres una espada de madera con tal artesanía tan excelente. Solo un niño se alegraría con algo as— ¿Eh? ¿Estoy sintiendo una nueva oportunidad de negocio…?
Mientras vislumbraba el posible comienzo de poner espadas de madera en las tiendas de souvenirs en un mundo paralelo, Subaru sentía el peso de la espada en sus manos.
Ésta no era la primera vez que sostenía una espada.
La última vez fue cuando ocurrió el incidente de las mabestias en la aldea de Arlam, cuando fue a las montañas con Ram para buscar a Rem. Aceptó una espada de la brigada de hombres de la aldea, y la blandió sin siquiera pensarlo.
La espada se rompió antes de que pudiera usarla para pelear con alguna mabestia y, aunque no fue decisivo, le proporcionó a Subaru su primera experiencia apuñalando a un ser vivo con una espada, cosa que nunca había hecho antes.
Esta espada debía ser más delgada y ligera que la de aquella vez, pero el peso que sentía en sus manos estaba más allá de toda comparación.
_Subaru: …
Inconscientemente tragó saliva, con un sentimiento de presión en su pecho.
El peso de la espada de ese día y ésta era completamente diferente.
Y Subaru sabía que el propósito de esta ceremonia era reconocer ese hecho.
_Otto: —Natsuki-san. Vendré a llamarte antes de que comience. Le haré la última revisión a tu ropa, así que procura mantenerla en orden.
_Subaru: …Entendido.
Otto debió notar el cambio en la expresión de Subaru, y sintió que estaba empezando a enfrentar adecuadamente la ceremonia.
Habiendo dicho eso, Otto y los demás se retiraron de la habitación.
_Subaru: …
Luego de haber sido dejado solo en la habitación, Subaru arrastró una silla que tenía cerca y se sentó frente al espejo.
Con la espada en sus manos y viendo su reflejo en el espejo, se sumergió en sus pensamientos.
Caballero. El peso del título presionaba los hombros de Subaru.
¿Acaso Subaru había considerado alguna vez el significado de esa palabra que usaba tan frívolamente?
Naturalmente, lo había dicho completamente en serio antes. No iba a usar esto como un escudo para ocultar su imprudencia al autoproclamarse como el caballero de Emilia.
Sin embargo,
_Subaru: Julius, Reinhard.
Subaru pensó en el más alto nivel de los caballeros en el país.
Uno es el Caballero de Caballeros. El otro es el Caballero Impecable.
Ellos eran el orgullo de los caballeros, y el símbolo de todo lo caballeroso.
Cuando Subaru se autoproclamó como caballero, ignorando estos hechos, Julius le dio un golpe cargado de verdad.
_Subaru: Lo que un caballero necesita es poder y lealtad… Creo que es eso.
Si esos eran los requisitos, entonces Subaru aún no era apto para ser un caballero.
Los sentimientos de Subaru por Emilia no eran nada tan majestuoso como la fidelidad.
Era incapaz de hacer cosas por sí mismo y no tenía las capacidades promedio, ni siquiera con la ayuda de Beatrice.
Tanto su poder como su fidelidad eran tan insuficientes como siempre.
Pero ahora tenía la voluntad de la que antes carecía.
No era fidelidad, pero su fuerza era comparable.
Tal vez carecía de poder, pero tenía el espíritu para compensar lo que le faltaba.
No podía cambiar el hecho de que se sentía demasiado extraño ser llamado caballero, pero eso era lo que hacía a Subaru ser Subaru.
Natsuki Subaru se adaptaba a cualquier cosa tan magnífica como ser caballero.
_???: Vaya. Parece que no era necesario que yo viniera, de hecho.
Ocurrió mientras Subaru se veía en el espejo, después de haber resuelto aquel punto.
Vio una pequeña silueta de pie junto a él, inclinada hacia adelante como él. La chica reflejada a su lado en el espejo, con sus largas y extravagantes coletas, era Beatrice.
_Subaru: Me estoy vistiendo. Loli pervertida.
_Beatrice: Ya estás vestido, supongo. Y me pidieron que viniera a hacer algo ya que te veías persistentemente inseguro, de hecho. Así que tuve que pasarme por aquí para darte una palmada en la espalda, supongo. —Pero parece que no era necesario, de hecho.
_Subaru: Esos chicos…
¿Quién fue el entrometido? ¿Otto? ¿Garfiel? ¿Quizá incluso Clind? O tal vez eran todos ellos, lo que hizo que Subaru sonriera amargamente ante lo probable que era.
En efecto. No había nadie mejor para darle una charla motivacional a Subaru en este momento que Beatrice. Ella era la mejor opción. Así que dejaría que ella lo cuidara.
En consecuencia, verlo mejoró la expresión de Beatrice, mientras ella se retractaba sobre la inutilidad de su presencia.
_Subaru: Mi espalda.
_Beatrice: ¿…?
_Subaru: Si me vas a dar una palmada, por favor hazlo. Siento que he solucionado algunas cosas… pero aún necesito ese empujón final.
Los ojos de Beatrice se abrieron de par en par, impresionada.
Su expresión era tan increíblemente cariñosa que Subaru tuvo que evitar reírse,
_Subaru: Hazlo, por favor.
_Beatrice: No tienes que preocuparte… Yo no estoy preocupada, supongo.
_Subaru: No lo digo por preocupación. Solo pienso que, sin importar quién te de esa palmada en la espalda, eso termina siendo el empujón final. Y si tengo que elegir quién será esa persona, quiero que seas tú.
_Beatrice: …
_Subaru: Quiero que me des una palmada en la espalda y seas la fuerza final que necesito para ser el caballero de Emilia. Así me sentiré más yo mismo.
Puede que lo haya dicho sólo para conseguir paz mental, pero ¿qué tenía de malo la paz mental?
Quizá sólo era una cuestión de cómo se sentía. Pero eso sólo lo hacía más legítimo; naturalmente ella debería hacer que se sintiera mejor.
Porque el corazón siempre se expresa con el lenguaje más sencillo.
_Beatrice: E-Eres un tonto sin remedio. No serías nada sin Betty, supongo.
_Subaru: Sí, exacto. Soy completamente inútil sin ti. Y cuando estoy contigo, soy inútil, pero en niveles normales.
_Beatrice: ¡Eso significa que sigues siendo inútil, de hecho! ¡Es pura descortesía, supongo!
_Subaru: Y ahora este tonto inútil será el caballero de Emilia y gradualmente dejará de ser tan inútil. Y cuando esté al borde de la inutilidad, serás mi esperanza.
Subaru se levantó de la silla y acarició vigorosamente la cabeza de Beatrice.
Beatrice lucía insatisfecha con esa caricia, pero no hizo ningún movimiento para detenerlo ni se quejó de ningún modo.
_Subaru: …
Después de tranquilizarse acariciando a Beatrice, Subaru se giró lentamente, mostrándole la espalda.
Sin ninguna duda, ella entendió lo que eso significaba.
Ella suspiró tenuemente, preparándose.
_Beatrice: ¡—Funryaah, de hecho!
_Subaru: ¡—!
Acompañado de un adorable grito, el sonido de su palmada atravesó la habitación.
El impacto de su pequeña mano ardió más de lo que Subaru esperaba. Y una sensación aún más grande recorrió todo su cuerpo.
_Subaru: Caramba, eres sorprendentemente fuerte.
_Beatrice: No me pasé los días cargando esos grandes y pesados libros para nada, supongo.
Oír a Beatrice presumiendo sobre eso hizo que Subaru recordara todo el tiempo que ella estuvo en la Biblioteca.
Porque Beatrice siempre estaba leyendo libros tan grandes que podían ocultar su pequeña figura. Hoy era el día en que ella mostró los efectos de estar cargando constantemente todo ese peso.
Aunque Subaru no estaba muy seguro de que los ejercicios musculares tuvieran algún efecto en los espíritus.
_Subaru: Hemos descubierto inesperadamente a una maga musculosa. Massive Beako.
_Beatrice: Sospecho que acabas de usar un adjetivo increíblemente terrible para describirme, de hecho.
_Subaru: Sólo es tu imaginación. Por cierto, eso en serio me motivó. Gracias.
_Beatrice: …Eres mi contratista, es obvio que haga algo como esto, supongo.
Beatrice, un poco sonrojada, apartó sus ojos de Subaru.
Eso hizo que Subaru quisiera acariciarla de nuevo. Pero antes de que su mano llegara hasta ella—
_Clind: —Natsuki-sama, ya casi es hora. —Su preparación.
—Clind tocó la puerta y apareció, llamando a Subaru.
Al notar el tiempo corriendo, Subaru tragó saliva, por los nervios.
Pero su rostro y sus extremidades no se sentían tan rígidos como esperaba. Los nervios acumulados se liberaron de buena manera y elogió en voz baja la increíblemente efectiva palmada de Beatrice.
_Clind: También se preparó una silla para usted, Beatrice-sama. Como también asistiré, agradecería con el mayor de los aprecios que pueda aceptar mi presencia. —Su comprensión.
_Subaru: De acuerdo, lo entiendo. Por favor no te rías si lo arruino.
_Clind: Sus deseos son órdenes. —Solemnidad total.
Clind se quedó esperando fuera de la habitación para escoltar a Subaru, quien suspiró y se chasqueó el cuello.
Él se giró para mirar a Beatrice, sin estar muy seguro de lo que debía decir.
_Subaru: Bueno, me voy.
_Beatrice: Como deberías, de hecho.
Fue una interacción simple, pero suficiente.
Las palabras y acciones de ella ya le habían dado a Subaru más que suficiente.
_Beatrice: —Subaru.
Pero justo al final del final, Beatrice detuvo a Subaru una última vez.
Justo antes de que abandonara la habitación, Subaru se giró para ver a una Beatrice sonrojada,
_Beatrice: Ese traje te queda genial, supongo.
Y así, Beatrice le otorgó la última pizca de confianza que necesitaba.
— Subaru ya había estado antes en este salón, pero no lucía como lo recordaba.
Una serie de candeleros fueron alineados a cada lado de la alfombra roja. El parpadeo de sus llamas carmesí sumergía a la habitación en un tono de seriedad y formalidad todavía mayor, haciendo que todos los presentes corrigieran su postura.
Casi todos los miembros importantes de la mansión se encontraban reunidos junto a uno de los muros. Es decir, todos los personajes principales de esta historia, incluyendo también a algunos miembros de la familia Miload.
Traer únicamente a las personas importantes para Subaru implicaría monopolizar la reunión sólo para este grupo.
Incluso él entendía que era necesario que muchas otras personas presenciaran este evento.
Pero, siendo así, ¿de verdad era necesario que todas las dobles de Lewes estuvieran presentes?
Lewes asintió, haciéndole saber que no tenía nada de qué preocuparse, pero sin duda alguna, eso no se iría de su mente.
Aunque sabía que esas chicas eran inofensivas a menos que se les dieran órdenes, la incertidumbre de no saber lo que podrían hacer le incomodaba.
Probablemente los demás presentes sentían esa misma ansiedad, pero por Subaru.
Había muchas cosas dignas de burla respecto a las personas presentes en este lugar.
Todas las figuras importantes se encontraban vestidas de forma elegante y fina, tan solo ese hecho era ya divertido.
Omitiendo a Roswaal y Annerose, quienes ya estaban acostumbrados a vestir así, Otto y Garfiel se veían aún más extraños que Subaru en sus atuendos. Sin tomar en cuenta la cara de incomodidad de Garfiel, que ya estaba fastidiado debido al apretado cuello de la camisa, Otto ni siquiera se había dado cuenta de cuán tremendamente ridículo se veía. Era de risa.
La servidumbre incluía a Frederica y Clind, quienes vestían siempre atuendos formales. Aunque Subaru tenía algunas dudas respecto a Ram, quien se encontraba con ellos en su atuendo de sirvienta estándar como si eso fuera lo más razonable. Pero Subaru perdió el aliento en el instante en que vio a la persona que se encontraba con ella.
Una chica de cabello azul, sentada en una silla.
Naturalmente, sus ojos seguían cerrados. Aún no había despertado. Subaru pensó en cuán considerada fue Ram por traerla a la ceremonia. Aunque le irritó un poco la cara burlona con la que lo miraba, dejando claro que fue ella quien propuso esto.
Subaru siguió recorriendo el salón con la vista, encontrándose a Petra vestida con finura, mirándolo con orgullo.
Su vestido amplificaba su esplendor, y resplandecía con un brillo que podía rivalizar con Beatrice y Annerose. Era sólo una chica de pueblo, así que esta escena era algo inexplicable.
Beatrice vestía el mismo atuendo de siempre, pero su expresión mientras miraba a Subaru era muy gentil. Sus mejillas ruborizadas le recordaron su conversación con ella en el vestidor, lo cual comenzó a hacer que Subaru también se sintiera un poco avergonzado.
Y de pie frente a él—
…
—Se encontraba una chica de cabello plateado, expectante.
En su atuendo ceremonial, Emilia deslumbró a Subaru con un brillo totalmente diferente.
Su sedoso cabello plateado relucía como la luz de la luna, y sus ojos amatistas resplandecían como piedras preciosas. Su hermoso rostro era embriagador mientras apretaba sus labios, visiblemente tensa debido a esta importantísima ceremonia.
El atuendo amplificaba la pureza que Subaru normalmente percibía de Emilia, fácilmente comparable con la santidad del atuendo de una sacerdotisa, con sublimes bordes dorados que demostraban con nobleza la solemnidad y seriedad de este ritual.
En el instante en que Subaru la vio, todo lo que había en su mente guardó silencio.
Los últimos vestigios de sus hirvientes emociones se dispersaron, y todo lo que no fuera Emilia desapareció de los confines de su mente.
De ninguna manera se tomaría a la ligera esta ceremonia, ni tampoco se tomaría a la ligera a las personas que vinieron a atestiguarla.
¿Qué era lo que tenía que hacer? ¿A quién debía mirar? ¿En qué lugar debía disponer su corazón?
Nadie tenía que decírselo. Pues todo estaba claro.
…
Sin que nadie se lo ordenara; dio un paso al frente.
Sus pasos no emitían sonido alguno sobre la elegante alfombra. Se olvidó del peso de la espada de caballero que se encontraba en su cintura, completamente concentrado, su corazón ardiendo, pero al mismo tiempo como un mar en calma, mientras se acercaba a Emilia.
Incluso dentro de una tormenta de incesantes miradas, su corazón permanecía completamente inamovible.
En este instante, lo único que podía agitar el corazón de Subaru, era Emilia.
Se encontraba frente a ella, lo suficiente como para tocarla.
Ella estaba en un podio ligeramente más alto, sus hermosas mejillas totalmente rígidas. Ante ella, Subaru se arrodilló.
Con una rodilla en el suelo, bajó su cabeza.
Todo movimiento ceremonial nombrado por Garfiel, todos y cada uno fueron llevados a cabo por su cuerpo. Sus ojos permanecían cerrados mientras la intensa mirada de Emilia se encontraba sobre él.
Casi podría olvidarse de respirar en este ambiente. Un agradable estrés rozaba su piel, mientras levantaba la mirada y tomaba la espada de su cintura.
Levantó la pesada espada con gracia, colocándola en posición horizontal frente a él.
La luz de las velas se reflejaba sobre el acero de la hoja, iluminando los ojos de Subaru y Emilia por igual.
…
La belleza de la desenvainada espada ardía en los ojos de Subaru mientras la ponía ante Emilia.
Ella miró la espada que se le presentó. Sus labios temblaban con alguna clase de sentimiento.
Pero al instante retomó el control de sus palabras antes de recitarlas, y se mantuvo firme sobre sus emociones.
Sus pulcros dedos tomaron la espada. Lentamente, la levantó hasta que el extremo afilado apuntase al techo.
Emilia lucía hermosa mientras sostenía la espada en alto. Subaru reprimió su deseo de atestiguar la escena, mantuvo su cabeza abajo, y cerró los ojos.
Ante Emilia fue presentada la espada, el orgullo del caballero, así mismo, su cuerpo y su cuello, todo esto representaba al caballero.
…
Un Caballero dedica su vida a su Maestro.
La postura de Subaru ilustraba eso, haciendo que los labios y ojos de Emilia temblaran. Pero su vacilación sólo duró un momento. Sus firmes labios y concentrada mirada no albergaban ni la más mínima indecisión.
La punta de la espada descendió sobre el hombro izquierdo de Subaru.
Colocó la parte plana de hoja sobre su hombro, y el peso casi lo hizo gritar. Pero la presión que sintió sobre él no era algo físico, era mental.
Tal vez éste era el sentimiento que todo caballero debía poseer, aquello que llaman "orgullo".
Y fue en ese instante que, por primera vez, Natsuki Subaru lo entendió.
La punta de la espada se desplazó hacia su hombro derecho.
Sintió exactamente el mismo peso, pero la frialdad de la hoja permaneció con él esta vez.
Naturalmente. Ahora empezaba el momento más importante de la ceremonia.
…
…
Un silencio total cayó sobre la sala.
No. La sala había estado en completo silencio todo este tiempo. Pero se trataba de un silencio bañado en una tensión particular, densa y pesada.
Sin embargo, el silencio de este instante era distinto.
Sin tensión, sin exaltación, sin nada, era un silencio verdadero.
Un silencio que descendió de la misma manera para Emilia, para Subaru, y para todos los demás.
Sólo una persona tenía el derecho de romper este silencio.
…
—Por el sol que posa su mirada sobre este radiante mundo, por las estrellas en el firmamento que observan a este reino durante su sueño. Por los vientos, por las aguas, por la tierra, por la luz, por los espíritus que residen en todo.
El silencio fue roto.
Los labios de Emilia recitaban el juramento ceremonial.
—Por el gran mundo que te nutrió, te cuidó y te concibió.
Temblando. El corazón de Subaru temblaba.
Sentía que sus dientes no estaban en su lugar. ¿Con qué estaba luchando su corazón?
Le irritaba el solo hecho de tener que cuestionar a su confuso corazón.
Lo único que quería en este instante era sumergirse en la tonada de esa voz, de esa campana.
—Por el orgullo en el que te apoyaste, el que tú construiste y forjaste.
Podía sentir que el calor de la mirada que se encontraba sobre él se incrementaba.
La pasión que ardía en su interior estaba lista para detonar.
Su corazón latía en frenesí, de forma violenta, mientras esperaba por la pregunta.
—Por todo lo que te observa, por el mundo que te vio crecer, por el orgullo que conoces, que tu camino se extienda sin conocer vergüenza. Sin temor, sin pesar, y sin dudar, siendo fiel a tu corazón.
El juramento estaba por terminar.
La pregunta se acercaba.
Esto daría fin a la ceremonia. Ni siquiera Subaru conocía la respuesta a la pregunta.
Pero,
—Al igual que a todo lo que te rodea, y con una voluntad siempre fuerte, ¿juras protegerme a partir de este momento?
—Su corazón sabía bien cómo responder a la pregunta de Emilia.
-Por el sol, por las estrellas, por el mundo, por mi orgullo,… y también—
Declararía su gratitud y determinación por todo lo mencionado en el juramento.
Antes de terminar su promesa, pensó en las personas a las que sin duda alguna tenía que agradecer.
Y las palabras salieron de su boca con naturalidad.
—Por mi madre y por mi padre, yo juro—
…
—protegerte. Y llevar a cabo todos tus deseos. —Mi nombre es Natsuki Subaru.
Él levantó su cabeza.
La espada aún seguía en su hombro derecho. Pero su brillo no lo cegaba.
Lo único que él veía era el resplandor amatista que lo miraba.
-Emilia. Yo soy tu caballero.
—Sí.
Él pronunció las palabras, y ella respondió.
Los ojos de Emilia se humedecieron por la emoción.
Pero logró evitar derramar lágrimas mientras levantaba la espada del hombro de Subaru.
La presentó de la misma manera para devolvérsela.
Con mucho respeto, él recibió la espada con ambas manos, y la envainó de vuelta en su cintura.
Con la espada en su lugar, Subaru, aún de rodillas, miró a Emilia.
Vio cómo Emilia asintió levemente con la cabeza, y se levantó.
Y entonces,
_Debo decir, Emilia-tan, que en ese atuendo te ves super sensualinda.
_Tonto.
— Despedazando la seriedad de la ceremonia, Emilia sacó la lengua, con su rostro completamente enrojecido.