— El lugar había cambiado tan drásticamente que se podría olvidar cómo se veía originalmente.
Destrucción como un alboroto de gigantes y frenéticas serpientes. Todos los árboles convertidos a nada, algunos cortados desde sus raíces y danzando violentamente por el aire.
Varios cráteres, demasiado profundos para ver el fondo, abiertos en la tierra fracturada. La ruina era tan exhaustiva que la región entera podría derrumbarse inminentemente y transformarse en un pozo hacia el infierno.
Toda esa destrucción era el trabajo de un hombre, parado en el punto muerto de la devastación. La sangre fresca se derramaba de su rostro; le faltaba el aliento, aunque se las arreglaba para mantenerse erguido. Este profanador había tomado un pecado capital impropio para sí mismo, su vida se agotaba lentamente a cambio de poder.
Él era Juice — Petelgeuse Romanee-Conti.
_Juice: …
Él respiraba agitadamente, y su rostro había perdido tanto color que había trascendido la palabra pálido.
Aun así, había recobrado más calma de la que tenía al comienzo del conflicto. Parecía como si, por el momento, ese furioso algo que había dentro de su cuerpo hubiera aceptado la incomodidad de su nuevo alojamiento temporal.
Su carne y huesos ya habían sido destrozados por dentro, pero ahora el control de su cuerpo era confiado enteramente a Juice, y el poder que estaba alquilando había aumentado en fuerza y precisión.
Ejerciendo esta autoridad, un abrumador poder destructivo.
La fuerza de la Mano Oculta era inmensa, permitiéndole extender sus brazos a lugares que no podía tocar, contactar con la punta de sus dedos lo que no podía contactar, y enviar poder para golpear a quien él no debería tener esperanzas de oponerse.
El poder de Juice, como líder de la facción moderada del Culto de la Bruja, nunca estaría a la altura de los extremistas, la facción contraria. Y aún menos cuando se trataba de la persona que poseía la mayor habilidad de combate en el Culto, el Arzobispo de la Codicia, Regulus Corneas.
Que Juice lograse de alguna manera enfrentar a Regulus sin ser convertido instantáneamente en una masa sangrienta era inequívocamente el logro del Gen de Bruja que había absorbido.
Pero, la frenética resistencia de Juice había,
_Juice: ¿Qué te parece… esto, CIERTO … hg.
Mirando adelante con sus ojos inyectados en sangre, hablaba con la voz ahogada mientras tenía sus temblorosos brazos en el aire.
La Mano Oculta producía una implacable e ininterrumpida tormenta de violencia concentrada. Al haber sido golpeado repetidamente sin descanso por ella, el enemigo desapareció bajo las densas nubes de polvo.
_Regulus: Oh, ¿ya terminaste?
Cuando el humo se esparció, reveló a Regulus simplemente parado allí, luciendo aburrido con el dedo en la oreja.
Su figura de pie ahí, hurgándose rigurosamente la oreja, daba la impresión de que no encajaba con su entorno por cómo absolutamente ninguno de los ataques lo había afectado. Como si su figura hubiese sido colocada en mitad de una escena de aniquilación mediante Photoshop.
_Juice: ¡Incluso con… todo esto!
_Regulus: ¿Qué tal si te relajas un poco y tomas un momento para darte cuenta? Para darte cuenta de la discrepancia. Para darte cuenta de que, entre tú y yo, hay una clara discrepancia de poder. Y puedes ignorar lo buena que podría ser hipotéticamente tu compatibilidad en contra de mí, porque esa ni siquiera es la cuestión aquí. No hay nadie en el mundo que pueda vencerme o herirme. Aunque absorbas un Gen de Bruja, y luego traigas al Dragón y al Santo de la Espada junto a ti, y aun así no servirá.
_Juice: …Aunque digas eso, parece que he… conseguido robarte mucho tiempo… CIERTO.
_Regulus: Porque no necesito entrar en pánico para alcanzarte. ¿Acaso no lo ves? Solo estoy aquí en calidad de escolta. ¿Piensas que yo vendría a este lugar por otro motivo? Estar en mi mansión rodeado por mis esposas es suficiente para saciar la minúscula fracción de paz que deseo. Pero, bueno, debo decir que estaba empezando a aburrirme.
Regulus dio unos pasos hacia delante lentamente.
Caminaba calmadamente a través del transfigurado bosque, descendiendo de su posición hasta que su mirada estuvo al nivel de los ojos de Juice, e hizo un suave movimiento con su brazo.
Era como si estuviera aplastando un insecto. Juice se preparó para que pasara cualquier cosa.
Invocando la cosa oscura y retorcida dentro de sí mismo, él sacrificó su carne y sangre para ganar poder. Inhaló una vez, listo para usar la presión fluyendo de su interior para golpear a Regulus—
—y entonces, los brazos de Juice salieron volando por los aires, cortados a la altura de los hombros.
_Juice: ¿¡Qu!?
_Regulus: Qué reacción tan aburrida. Con lo que me has estado molestando, ¿no crees que es simple cortesía que al menos te retuerzas agónicamente de manera que sea divertido verlo? Aunque supongo que no tenía sentido esperar nada.
_Juice: ¡¡aaaaaaAAAAAAAAAHHH!!
Con sus brazos expulsando sangre por los alrededores mientras caían al suelo, los ojos de Juice se abrieron completamente mientras daba alaridos.
Los cortes en sus hombros eran toscos, dejando una fea herida como si los colmillos de una bestia hubieran mutilado sus brazos. Su brazo derecho había sido cortado desde el hombro hacia abajo, mientras que su brazo izquierdo fue cortado desde la mitad de su húmero.
Juice convulsionaba por el horrible dolor.
Una espuma sangrienta se derramaba de su boca; y el exceso de dolor hizo que apretase sus dientes tan fuerte, que se rompía diente tras diente tras diente. Sus piernas, ya escasas de fuerza en sus mejores tiempos, flaquearon y lo dejaron caer sobre sus rodillas. Su frente golpeó el suelo, y la desesperación gradualmente apareció en la expresión de Juice.
_Regulus: Al final, tu resolución o tu determinación o tu lo que sea y todas esas otras cosas que supuse que íbamos a hablar, bueno, ya ves en lo que quedaron. Y es lo mismo para todos, así que no te molestes en preocuparte sobre eso. No hay nadie allí afuera que pueda vivir cargando más de lo que permiten sus brazos. Vivir satisfecho en tu pequeño propio mundo, pleno, centrado solo en tus propias preocupaciones. Acorde a tu calibre. Y ahora ni siquiera tienes brazos para sostener algo… la conclusión aquí es obvia, ¿no crees?
_Juice: ¡AAAH! AAAAAAahhh…
_Regulus: Y siendo completamente honesto, no es como si estuviera disfrutando esto. Puede que me veas atormentándote así y quizás pienses que soy algún tipo de sádico que siente placer al infligir dolor a los demás, pero en realidad eso sería una increíble equivocación, y un gran insulto a la personalidad que poseo. No estoy haciendo esto porque quiero. En mi vida ya no hay nada que yo haga porque lo quiera hacer. Satisfecho como estoy, independientemente de si el matiz es bueno o malo, mi preferencia es rechazar la influencia de cualquier persona. No tengo ninguna necesidad. Estoy completamente pleno. No tienes ni el más mínimo derecho de resentirte conmigo. Simplemente estaba caminando, y tú simplemente te metiste en mi camino.
Los chorros de sangre disminuían su intensidad, y los ruidosos gritos de Juice pasaron a ser más silenciosos.
Con los silenciosos y agitados jadeos de su respiración, los espasmos del cuerpo de Juice recordaban un insecto segundos antes de morir mientras expulsaba espuma ensangrentada.
Las palabras de Regulus no cargaban malicia, ni hostilidad, ni nada en absoluto.
Porque en lo que a él concernía, estaba expresando la absoluta verdad, y no existía razón para relacionarla con ninguna clase de emoción. Regulus no necesitaba ocultar nada, y realmente creía esto.
Las acciones desesperadas de Juice habían afectado tan poco a Regulus Corneas que su flequillo ni siquiera se balanceaba en la brisa resultante.
_Regulus: Hablando con completa sinceridad, todo esto fue muy anticlimático. Me hicieron venir, lo cual me hizo pensar que algo pasaría, y… bueno, no es como si hubiera habido alguna vez una situación que no haya resultado en un anticlímax para mí, pero si estoy siendo convocado al menos me gustaría que me mostrases algo que pudiera equilibrar el esfuerzo que pongo al caminar.
_Pandora: Ofrezco mis disculpas, Arzobispo Regulus. Lo he molestado haciéndolo acompañarme, pero el viaje no ha logrado cumplir sus expectativas.
Pandora le habló a Regulus mientras él miraba abajo hacia el casi-marchito Juice.
Ella también había aguantado todos los violentos ataques de Juice con la Mano Oculta mientras aún estaba en el mismísimo lugar en el que había aparecido al principio.
Igual que Regulus, su vestimenta no había cambiado ni una pulgada. Ni una mota de suciedad ensuciaba las blancas ropas que envolvían su pequeño y delgado cuerpo, preservando la pureza de sus prendas y sin que su hermoso rostro sufriera herida alguna.
_Regulus: No pretendo decir que tiene la culpa, Pandora-sama. Solo estoy diciendo que toda esta gente del bosque y los idiotas en los moderados son unánimemente patéticos; basura sin siquiera la más mínima intención de mejorar. No son como yo, sentándome en alturas donde el mero concepto de mejora no alberga necesidad, ellos tienen estas actitudes mientras son mundana chusma cuyas vidas se terminan si alguna vez dejan de luchar. Ellos están rechazando la idea de conocer su propia capacidad, y desde mi perspectiva como Codicia debo decir que ese nivel de deseo es inconcebiblemente superficial.
_Pandora: El caso es que no todas las personas existentes pueden considerar los asuntos de la misma manera que usted lo hace, o alcanzar los mismos dominios que usted tiene. Usted es más especial que nadie, y satisfecho de usted mismo. Usted es perfecto y glorioso. Mientras que ellos son imperfectos y también gloriosos.
_Regulus: No se me dan bien los debates. No tengo escrúpulos para recibir sus elogios, pero tampoco puedo decir que los estoy buscando. Aunque, no había necesidad de traerme a mí y a la Serpiente Negra, ¿verdad? Usted podría dominar este bosque fácilmente por su cuenta, Pandora-sama.
La pestilente mabestia estaba en algún lugar de este bosque justo ahora.
La presencia de esa repugnante y maliciosa cosa provocaba el disgusto de Regulus, sin saber que, desde la perspectiva de todos los demás, él merecería ser considerado de la misma manera. Pandora asintió.
_Pandora: Si lo estamos considerando en términos de anular la resistencia de estos individuos, entonces verdaderamente sería posible lograrlo por mí misma. Sin embargo, esos no son los términos en consideración. Ya que ciertamente no vine aquí con el objetivo de perjudicar a los habitantes de este bosque.
_Regulus: ¿Eso es lo que dice después de traer aquí a la indiscriminada Serpiente Negra y dejarla libre a su voluntad? Estoy seguro de que está siendo enteramente honesta sobre no querer causar daño… ¿Entonces ha llegado a la conclusión de que las fatalidades son simplemente inevitables?
_Pandora: Para que nazca un objetivo noble, es esencial sacrificar algunas vidas. Aun así, uno no puede ignorar el afán de rebelarse contra ese malvado destino. Yo creo que la belleza de tal espíritu no puede ser descartada.
_Regulus: Está desviándose del punto en cuestión, pero esencialmente está hablando sobre matar gente para lograr sus objetivos. Jajaja. Si eso es lo único que estamos discutiendo, entonces yo preferiría que se dijera explícita y claramente. Comparado a hacerme gastar un día de mi tiempo atormentando mi cerebro inútilmente, lo prefiero mucho más.
_Pandora: Me gusta mucho su enfoque.
Pandora dio una encantadora sonrisa, mientras que Regulus se encogió de hombros.
Él bajó su mirada hacia Juice, quien probablemente moriría si se le dejara solo, y empezó a caminar para asestar el golpe de gracia.
_Regulus: Bueno, no es como si pensara que morirías por ese cuerpo desfalleciente, pero extraer tus órganos internos e inmovilizarte hace que nuestras operaciones sean más fáciles. Aunque es bastante extraño estar hablando sobre inmovilizar a alguien que no tiene cuerpo.
Regulus alzó una pierna, listo para pisar y aplastar el cráneo de Juice hasta hacerlo pedacitos. Pero, justo antes de que pudiera llegar a tocarlo, una voz entró en escena.
_???: ¡¡AL HUMA!!
Obedeciendo al canto, la materia tomó el maná del mundo para adquirir forma.
Junto al explosivo ruido, apareció una bola de hielo tan gigantesca que abarcaba todo el cielo visible. Los árboles fueron derribados y el panorama del cielo era fácilmente observable, pero la única cosa para observar era una vasta capa de pálido hielo azul.
Regulus: Ah… en serio, qué gente tan pesada.
Regulus alzó la vista para ver el continente de hielo flotando sobre él, y chasqueó su lengua.
Inmediatamente, la inmensa bola de hielo cayó directamente sobre él —
— El temblor, y la inevitable onda de choque, golpearon a Regulus de lleno.
Esta explosión de aire y el ruido de tierra empeoraban aún más el colapso de este bosque, antes solamente descriptible como "zona de desastre".
La capa de hielo se rompió en fragmentos y, junto con los aplastados árboles y rocas, el suelo se pulverizó bajo esta masa increíble, cambiando su forma una vez más en este día.
Fragmentos de hielo blanco danzaban por el aire, centelleando.
Entre esos destellos había un hombre derribado y sin fuerzas, con una mujer de cabello plateado sacudiéndolo.
_Mujer: ¡Juice! ¡Juice, aguanta! Esto es… ah, ¡¿qué debo h…?!
_Juice: ¿For, tuna… -sama… CIERTO …?
Una débil luz regresó a los casi muertos ojos de Juice.
Su vida igualmente permanecía en peligro, pero aún así se las arreglaba para mantenerse a duras penas consciente. Fortuna asintió.
_Fortuna: Sí, sí, soy yo. Juice, estás…
_Juice: Estoy bien… esta carne se, marchitará algún día… El dedo que confió en mí, y me lo encomendó, entenderá… Más importante, ¿Emilia-sama?
_Fortuna: La dejé con alguien de confianza y escaparon del bosque. Ella está bien.
_Juice: Ya, veo… Me… alegra, CIERTO …
_???: —¡¡Excepto que no hay nada de lo que estar feliz en lo absoluto!!
Justo cuando la cara pálida de Juice se había relajado en alivio, la voz de un enojado Regulus le gritó.
Habiendo sido golpeado por una masiva bola de hielo, la expresión de Regulus era de furia. Se peinaba el pelo con la mano y sus ojos albergaban un claro resentimiento.
_Regulus: En el mismísimo segundo en que regresaste, ¿quién te crees que eres para hacer eso? ¡Estaba a punto de pisar la cabeza de ese tipo, yo, estaba! ¡¡Con qué derecho, con el permiso de quién, estás metiéndote en mi… mi mi mi mi mi mi mi mi mi mi mi mi mi mi mi mi mi mi mi mi mi mi mi mi mi mi mi mi mimimimimimimimimimimi!! ¡¡Camino!! ¡¡Entrometiéndote!!
Gritando como en un berrinche, Regulus se agachó y puso sus manos en el suelo. Después levantó las manos, lanzando tierra por los aires hacia Fortuna y Juice.
La cantidad de tierra dispersada no era especialmente grande. Era el tipo de cosas que un niño haría, tirando arena sobre un arenero, la encarnación de la cruda e infantil furia.
Fortuna miró esa tierra e ignoró todo eso mientras inmediatamente concentraba su magia para un contraataque.
Pero,
_Juice: ¡¡No debes!! Si te descuidas… de evadir, toda la tierra…
_Fortuna: ¿Eh?
Juice interrumpió el canto de Fortuna, empujándola con un cabezazo. Los dos cayeron al suelo indefensos, y Juice se forzó a sí mismo a usar la Mano Oculta y tirar a ambos aún más atrás.
En vez de interceptar o defenderse contra esa tierra, él optó por que cayeran desordenadamente al suelo. Justo cuando Fortuna estaba a punto de gritarle qué narices estaba haciendo, ella lo vio.
En cuanto la tierra y las piedrecitas que Regulus tiró cayeron al suelo, sonó el entrecortado ruido de gotas de lluvia golpeando en una azotea mientras incontables pequeños hoyos se perforaron a través de la tierra.
Cada hoyo solo era del tamaño de un grano de arena, pero la densidad y la perforación propios de ellos presentaba un gran problema.
El misterioso ataque había sido concluido con sólo abrir la tierra, pero un fragmento del ataque llegó a un árbol que precariamente conservaba su forma original.
Este árbol, cuyo tronco era tan grueso que era cuestionable si Fortuna podría rodearlo con sus brazos, se abrió con incontables pequeños hoyos y se rompió en añicos.
Era fácil imaginar eso golpeando a alguien y hacerlo explotar inmediatamente después, salpicando sangre. Y lo más aterrador era,
_Regulus: ¡Por qué carajos lo esquivaron! ¡Sólo reciban el ataque, conviértanse en sangre y sean comida para los bichos! Eso va para ti, Petelgeuse, tú, pila de escoria, y también para esa mujer. Estaba pensando que podría estar bien tomarte como mi septuagésima novena (79) esposa, ¡y entonces vas y haces esta porquería!
Regulus se inclinó y movió los brazos hacia el suelo como antes.
Lo más aterrador era que, para Regulus, bastaba con tan solo tirar suciedad alrededor para provocar una destrucción de este calibre — y no tomaba más esfuerzo que eso; un juego de niños.
El enfurecido y beligerante Regulus había recibido un golpe directo del enérgico ataque de Fortuna, y aun así no le pasó nada. Aberrante, esa era la palabra para describirlo.
Regulus Corneas poseía poderes trascendentales en ataque y defensa. Y ese increíble poder estaba encerrado en un cuerpo que albergaba una mente ególatra e infantil.
Una entidad peligrosa, como si un poder idéntico al del Dragón fuera dado a un niño petulante — así fue como Fortuna juzgaba a este monstruo.
_Regulus: ¡Si no están interesados en ser trozos ensangrentados, ¿qué tal si arranco sus extremidades y las pongo como decoración?! Los haré arrepentirse de haberse burlado de mí… ¡de Codicia!
_Pandora: Por favor espere, Arzobispo Regulus.
Justo cuando Regulus se preparaba para arrojar a Juice y Fortuna otro puñado de tierra, Pandora le pidió que se detuviera. Con sus manos aun tocando el suelo, Regulus volteó la cabeza para mirarla. La furia permanecía en su expresión, sin signos de apaciguarse, ni siquiera al encararse a Pandora, a quien él había tratado respetuosamente.
_Regulus: ¿…Qué, Pandora-sama? Justo ahora, estoy a medio camino de estremecerme de furia ya que mis derechos están siendo violados. ¿Tiene algún cometido conmigo, cuando estoy así? ¿Qué está conspirando, tratando de detenerme? Piense cuidadosamente sus palabras y, en este instante, respóndame…
_Pandora: Por favor cálmese, Arzobispo Regulus. No le permito matarlos aquí. ¿Acaso no hay nada que sienta al verlos?
_Regulus: Al verme justo ahora, ¿crees que me veo como si no sintiera nada? … ¡El hecho de que sea respetuoso contigo, no quiere decir que puedas hacer lo que sea que te dé la puta gana, mujer!
Aparentemente olvidando que eran aliados, Regulus alzó sus manos convirtiendo en objetivo a Pandora. Lanzó el puñado de tierra, cortando directamente y diezmando los árboles en su camino para alcanzar a la mujer. E impactó, explotando el cuerpo de Pandora en cientos de pedacitos de carne y sangre.
Fortuna: …No puede ser.
Fortuna murmuró con asombro mientras presenciaba la evisceración de Pandora. La persona a quien ella odiaba acababa de ser asesinada despiadadamente debido a una ruptura de relaciones internas.
Fortuna estaba segura de que Pandora tendría algún as para evitar incluso los ataques de Regulus, pero ahí estaba ella: desparramándose en pedazos escarlatas por el suelo, fertilizante para la arruinada tierra.
_Regulus: Esto es lo que pasa cuando me dicen mierdas sin sentido. ¿Cómo es que nadie puede practicar ninguna maldita forma básica de consideración? No se metan en mi camino. No obstruyan mi sendero. No interfieran con mis acciones. No se rebelen contra lo que yo haga. ¿Realmente estoy pidiendo algo tan difícil? Díganme, ¿cuál es su opinión sobre esto?
Regulus volteó hacia Juice y Fortuna, con un destello sombrío en sus ojos.
Este no era el momento de celebrar la disminución de enemigos. Si el rival que quedaba después de una reducción de enemigos era una persona de fuerza absoluta, entonces la situación no había cambiado nada de nada.
Fortuna había usado el poder más grande a su disposición para golpear a Regulus con ese ataque sorpresa. E incluso después de ser golpeado con eso, el cuerpo de Regulus no sufrió heridas y sus ropas ni siquiera tenían alguna arruga. Era frustrante admitirlo, pero Fortuna no podía derrotar a Regulus.
Juice también había sido tan arrinconado que su cuerpo se había roto. Incluso si Fortuna le pidiera hacer lo imposible y luchar en su lecho de muerte, el combate seguiría siendo desigual.
Fortuna sólo podía atraer la furia de Regulus, y así ganar tiempo para que su hija escapara.
_Juice: Déjeme, lidiar con esto… Fortuna-sama.
_Fortuna: Pero Juice, tú…
_Juice: No importa cuánta… sangre haya derramado, mientras alguno de mis cuerpos siga vivo, yo podré… seguir. Y-yo, debo ganar tiempo, para que… huyas…
_Fortuna: No digas esas ridiculeces.
Las mejillas de Fortuna se relajaron mientras Juice intentaba levantarse apoyándose en los brazos de ella. Le desconcertaba que ella misma pudiera sonreír en un momento como este. Ella preferiría fanfarronear.
_Fortuna: ¿Estás diciéndome que te deje aquí y corra? Si fuera a hacer eso, no hubiera regresado. Me separé de Emilia para regresar aquí, decirme ahora que me vaya es imposible.
_Juice: Sin, embargo… entonces, si es así, ¿por qué… has, regresado? Y-yo…
_Fortuna: Para evitar que mueras. Y si mueres, entonces para estar a tu lado.
Con los ojos amatistas de Fortuna mirándolo, los ensangrentados ojos de Juice se abrieron con dificultad.
Fortuna acercó más el cuerpo de Juice, el cual era considerablemente más ligero ahora que había perdido sus brazos, para decirle a una distancia en la que podían juntar sus respiraciones:
_Fortuna: En un mundo sin ti, en un bosque que ya no visites más, ¿qué hay para mí? Soy débil. No puedo sobrevivir un largo período de tiempo sin ti aquí.
_Juice: No eres débil en ab—
_Fortuna: Soy débil. Actúo fuerte cuando estoy contigo y Emilia, eso es todo.
Dicho eso, Fortuna ayudó al tembloroso Juice a levantarse, manteniéndolo contra su cuerpo para darle apoyo.
Viendo a la pareja pararse en lo que podría ser casi un abrazo, el rostro de Regulus se tornó resignadamente disgustado.
_Regulus: Miren cuán entusiasmados están después de tanto rato ignorando mi pregunta. ¿Qué carajos podría estar pasando? ¿Qué carajos podría ser esto? Después de que les mostré cuán increíble es la diferencia de poderes entre nosotros, después de que les enseñé en tan concisos y simples términos, ¿cómo pueden pensar que pueden hacer algo? ¿Qué carajos están pensando?
_Fortuna: Qué charlatán. Después de haber visto nuestra actitud, seguramente ya te has dado cuenta, ¿verdad? Gracias por todos los sermones, pero nosotros tenemos sólo una respuesta.
_Juice: En efecto, CIERTO …
Los dos se miraron, y dijeron al unísono:
_Ambos: —Como si nos importara, idiota.
Sus voces coincidieron, y ella lanzó a Regulus el insulto como bonus.
Así pues, Fortuna y Juice juntaron cualquier poder que tuvieran disponible.
El rostro de Regulus se puso rojo de furia.
_Regulus: ¡¡—!! ¡Muy bien! ¡Los tomaré a los dos, destrozándolos en pedazos indistinguibles, arrojándolos a las sucias fauces de la Serpiente Negra—
_???: Le dije que espere, Arzobispo Regulus.
Por tercera vez, una interrupción a los planes de Regulus.
El brazo de Pandora descendió desde arriba para presionar la cabeza de Regulus, y su cuerpo se hundió en la tierra sin resistencia alguna. Enterrado hasta la barbilla en un segundo, Regulus miró hacia arriba a Pandora mientras ella aterrizaba a su lado.
_Regulus: ¡Una y otra vez…!
_Pandora: Si es necesario que bloquee tus deseos, lo haré. Por ahora, mis objetivos al haberle traído aquí han sido logrados satisfactoriamente. Ha hecho bastante y apreciaría que regresara a su casa.
_Regulus: Trae a alguien a todo esto, ¿pero en el segundo en que está satisfecha pide que se marche? ¿Piensa que alguien podría estar de acuerdo con esas ideas suyas? Hasta que haya descargado esta irritación y regrese a ser mi yo usual, yo ciertamente nunca—
_Pandora: Ya veo. Entonces lo haré. No es posible que el Arzobispo Regulus esté aquí. Él está en su mansión, pasando su tiempo con sus esposas.
_Regulus: ¡Espe—!
En el siguiente instante, justo cuando Regulus iba a gritar algo, desapareció de vista.
No es que haya sido hundido por completo en la tierra. Él en verdad había desaparecido de esta escena en un parpadeo. En el lugar donde había estado, desapareció el hueco donde estuvo enterrado en la tierra.
Todo era como si se afirmara la sentencia de Pandora, que no es posible que él esté aquí.
_Pandora: Ya que el escandaloso ha dejado la escena, podemos discutir ahora a un ritmo más tranquilo.
_Fortuna: ¿…Puedo preguntarte algo primero? ¿Cómo es que estás aquí? Sé que te vi morir hace tan sólo un minuto.
Pandora estaba allí como si fuera algo completamente normal.
Se suponía que esta chica, con una sonrisa calmada en su rostro, debería ser un montón de restos de sangre. Fortuna miró hacia donde sus restos estaban desparramados, y tragó saliva.
No quedaba ni el más mínimo rastro del sangriento desastre. Al igual que Regulus había desaparecido, su cadáver también.
Fortuna estaba completamente sin palabras. Pandora ladeó la cabeza.
_Pandora: ¿Podrían tus ojos haberte traicionado?
_Fortuna: ¡—!
Fortuna se estremeció.
Esto no debería ser posible. Pero el mundo se había reformado a sí mismo de una forma que justificaba las palabras de Pandora. Invalidando lo que Fortuna supuestamente había visto, y sobrescribiéndolo todo con algo extraño y desconocido.
El cadáver ya no estaba, Pandora había resucitado. Regulus ya no estaba, y tampoco las secuelas de sus actos. Inmediatamente después de darse cuenta de esto, Fortuna miró a su costado y casi gritó ante el sorprendente suceso que había ocurrido.
Parado a su lado, los brazos de Juice — los brazos cercenados de Juice habían regresado a la normalidad.
_Pandora: Ya que el Arzobispo Regulus no está aquí, las consecuencias de sus acciones han desaparecido. Todo es bastante simple. Aunque, la recuperación de los brazos del Arzobispo Petelgeuse es resultado de mi benevolencia.
Juice movía sus recobrados brazos para confirmar que los tenía nuevamente, y los ojos de Fortuna vacilaban al mirarlo.
_Fortuna: Juice, tus brazos…
_Juice: Siento que puedo moverlos sin problema, CIERTO. Mi cuerpo, también… todo bien, exceptuando mi interior.
_Pandora: No he reescrito hasta el punto de cambiar tu ingestión del Gen de Bruja. Me gustaría elogiar esta acción tuya, y las acciones de ella, que regresó por ti. Por favor consideren esto como una muestra de mi sinceridad.
Pandora era un símbolo de odio para Fortuna. Eso no había cambiado; y seguramente, en cuanto posara los ojos en ella, no podría retener su furia.
Pero Fortuna no había imaginado que Pandora sería una misteriosa y enigmática oponente.
Ella no tenía ni idea de lo que había ocurrido. No podía comprender lo que estaba pasando. Todo lo que había pasado hoy en este bosque trascendía las imaginaciones de Fortuna. La única cosa que entendía era que, gracias a todos esos sucesos incomprensibles, todo estaba al borde de terminar.
_Juice: ¡Fortuna-sama, recompóngase!
Un grito cruzó por la aturdida mente de Fortuna justo cuando empezaba a estancarse.
El dolor de su mejilla abofeteada le hizo parpadear, y encontrar a Juice justo allí, mirándola. Él la sujetó de sus hombros.
_Juice: Estoy seguro de que tienes dudas y estás confundida. Sin embargo, debes dejar eso de lado por ahora, CIERTO. ¡Lo crucial es proteger este bosque, proteger a Emilia-sama, CIERTO! Y… ¡La derrota de esa mujer debe lograr tales cosas, CIERTO!
_Fortuna: …Juice.
La fuerza regresó a los ojos de Fortuna, y miró a Pandora.
Sí. Él tenía razón. Ella podría ser extraña y desconocida, y la incapacidad para anticipar lo que pasaría después era espantosa. Aun así, Pandora había eliminado al poderoso Regulus de la escena, y regresado los faltantes brazos de Juice.
Ella tontamente había debilitado sus propias fuerzas de combate y rejuvenecido las del enemigo. Probablemente ni siquiera se había dado cuenta de que se había arrinconado a sí misma.
_Fortuna: Tienes toda la razón, Juice. Pensar en qué es lo que está pasando puede ser dejado para después. ¡Ahora es cuando—!
_Juice: ¡—Combinamos nuestra fuerza, y la derrotamos, CIERTO! Si la repelemos, los ocultistas restantes en el bosque también se retirarán, CIERTO. …¡Podemos salvar a Emilia-sama, CIERTO!
La imagen de su hija pasó por la mente de Fortuna.
Ella se había preparado mentalmente para que su previo adiós quizás fuera el último. Y en efecto, ella había estado actuando hasta ahora con esa resolución. Pero ahora, veía una nueva esperanza.
Emilia será salvada. Y por nadie más que los poderes de Fortuna y Juice.
_Fortuna: —Frígido blanco, captor del tiempo, palma mágica de puro hielo.
La magia que golpeó a Regulus aún se arremolinaba dentro de Fortuna, buscando un lugar donde detonar. Su canto presentaba ese poder con una forma, con un objetivo, mientras el maná interactuaba con el mundo.
Sonó un "crack" mientras se formaba un carámbano de punta afilada, siendo tan grande que múltiples gigantes lo cargarían en procesión; era una enorme lanza de hielo.
Apuntaba a Pandora. Si la lanzaba y acertaba, sería mutilada, sus restos se esparcirían por todos lados y se congelaría más allá de cualquier esperanza de reparación.
Junto a Fortuna, Juice se abrazó los hombros mientras una presión surgía también de él.
El poder corría frenéticamente bajo sus andrajosas vestiduras, las heridas, excepto las de sus brazos restaurados, se reabrían. Incluso en tal doloroso estado, gastaría la plenitud de su espíritu por el bien de aquellos en los que él creía.
Frente a la manifestación de sus poderes, Pandora ni siquiera tomó una postura de combate, tan sólo sonreía.
_Pandora: Ahora, por favor vengan. —Permítanme saborear su determinación hasta su verdadero límite.
Los poderes de la pareja hicieron temblar el mundo, todo en un esfuerzo para borrar la sonrisa de Pandora.
Y,
※ ※ ※ ※ ※
Emilia se despertó en la depresión del terreno y sacudió la cabeza, tratando de recordar su ubicación mientras miraba toda el área.
_Emilia: Cierto… Yo…
Estaba cubierta de barro y en un escenario desconocido. Sus rodillas estaban raspadas, y sus piernas le dolían por correr excesivamente.
Todo eso pesaba sobre ella mientras recobraba la consciencia, con el pánico apretujando su pecho y sus rejuvenecidos recuerdos informándola de que esto no era ni una mentira ni un sueño.
_Emilia: Madre… Juice… Archi…
Personas preciadas, quienes arriesgaron su propia vida para que ella pudiera escapar.
Mientras se acordaba de sus rostros en secuencia, Emilia recordó que debía hacer algo. Todos los que habían intentado protegerla le dijeron que corriera.
Que ellos querían que corriera sin detenerse, y escapara del bosque.
Pero, Emilia también pensó esto: "Debe haber algo que pueda hacer por todos".
_Emilia: Es, cierto… ¡El sello, el sello!
Sello. La palabra persistía en su memoria desde antes de perder la consciencia.
Fortuna tuvo una severa discusión con Archi, acerca de cómo los que daban miedo vinieron para buscar el sello en el bosque.
Aquel sello se ocultaba adentrado en las más profundas espesuras del bosque donde Emilia vivía. Una puerta misteriosa que no conducía a ningún lado, sólo era una puerta metálica en el medio del bosque.
Los adultos llamaban al lugar "sello". Emilia conocía su ubicación.
_Emilia: Tengo que ir allí.
Ir allí no daría a Emilia nada que pudiera hacer.
No sabía cómo abrir la puerta, y ni siquiera sabía con exactitud qué significaba la palabra "sello". Pero ella sabía que había algo extremadamente importante allí, y sabía su ubicación; lo cual era más que suficiente para ella.
Lo que la estimulaba a actuar no era lo que ella pensaba que podría hacer.
Lo que la empujaba a avanzar era la esperanza de que ir allí haría cambiar las cosas.
_Emilia: El sello debería estar… pero, ¿por dónde era?
Después de haberse despedido con lágrimas de Juice, haberse despedido con lágrimas de Fortuna, y correr por el bosque en los brazos de Archi, Emilia corrió directamente por un lugar desconocido, sola.
Éste podía ser el bosque donde ella vivía, pero ya no era el bosque que conocía. La región en la que jugaba se limitaba sólo a los alrededores de la aldea. Ella no podía siquiera poner un dedo donde su madre o Juice estarían, y ya ni hablar de la localización del sello.
_Emilia: Auh, hah…
Emilia lloraba por su propia impotencia.
Ella sabía qué necesitaba hacer, pero carecía de la fuerza para lograrlo. Ahora no tenía una madre a la que apegarse cuando tuviera problemas. Ella tenía que ser la que actuara y salvara a su madre.
_Emilia: …¿Hm?
Los sentimientos más sinceros de Emilia estimulaban a aquellos que la veían a ponerse en movimiento.
Ella se limpió las lágrimas; y entonces, tenues luces pasaron por su rostro y le hicieron parpadear. Al levantar la mirada, bastantes luces brillantes inundaron su visión.
_Emilia: ¿Las, hadas?
Emilia las llamaba hadas. Fortuna y Juice llamaban espíritus a esas entidades supernaturales.
Supuestamente carecían de algún lenguaje o voluntad, pero los espíritus menores respondían a las peticiones de la joven niña.
Danzaban en círculos delante de la paralizada chica. Se movían en una dirección y luego volvían, entonces volvían otra vez, una y otra vez, mostrando el rumbo.
La voz de Emilia temblaba al darse cuenta de qué trataban de decirle los espíritus.
_Emilia: ¿Están diciéndome, a dónde ir?
No contestaron. Pero se movieron de arriba abajo, como afirmándolo.
_Emilia: Si voy por ahí, ¿encontraré el sello? ¿Seré capaz de salvar a Madre y a todos?
Los espíritus parpadearon brillantemente.
Emilia volvió a limpiarse las lágrimas mientras sacudía la cabeza.
No era el momento de andar parloteando. Su madre, Juice y mucha la gente la había ayudado; y cuando empezó a llorar, incluso las hadas vinieron para animarla. Después de todo esto, no podía perdonarse a sí misma por acobardarse allí indefinidamente.
_Emilia: Sí… cierto, sí.
Los espíritus se movían alrededor, como confirmando si Emilia estaba bien. Ella asintió para responder y, con su pequeña figura balanceándose, rompió a correr. Siguió la guía de los espíritus, corriendo desesperadamente sobre la áspera tierra.
Pasó sobre huecos, escaló pendientes inclinadas y pasó a través de las brechas de los árboles.
En muchos puntos durante el camino había áreas donde los espíritus podían pasar a través, pero Emilia no. Se trastabilló, las ramas rasparon sus mejillas y cayó golpeándose de cara contra la tierra, la cual escupió antes de levantarse otra vez.
Su respiración era pesada, lágrimas de miedo y dolor fluían nuevamente.
Ella se sorbió de vuelta los mocos que se le salían, limpió sus lágrimas con sus mangas sucias, dio a sus raspadas rodillas una palmada y corrió.
Ella soportaba el daño y el dolor, corriendo con toda su fuerza mientras los recuerdos pasaban por su mente.
Recuerdos del tiempo que ha vivido en este bosque, desde que tuvo conocimiento por primera vez.
Fortuna era una madre severa y nunca la mimó en lo más mínimo. No era la madre real de Emilia. Ella tenía padres reales, como es normal.
Tal cosa era algo que Fortuna decía comúnmente, una y otra vez, cosa que Emilia creía y no creía a la vez. Tener padres reales la hacía feliz; pero Fortuna también era su madre real. Y en lo que a Emilia concernía, eso era una verdad incuestionable. Ella verdaderamente entendió eso a raíz de los sucesos de hoy.
Recordaba ser regañada. Recordaba noches en las que Fortuna abrazaba a una llorosa y arrepentida Emilia, y dormía junto a ella. Sabía que Fortuna siempre acariciaría su cabeza desde que se levantaba hasta la hora de ir a dormir, para que Emilia no se sintiera sola.
Emilia sabía mejor que nadie que su madre la amaba.
Todos los aldeanos habían sido amables con ella.
Siempre hubo un tipo de alienación, por la cual se sentía como si estuvieran manteniendo su distancia, y no estaban seguros de cómo interactuar con ella. Pero, aun así, nunca dijeron nada que la hiriera, y siempre trataron bien a Fortuna.
Ella sabía que todos se habían esforzado mucho para asegurarse de que incluso la Habitación de la Princesa fuera un buen lugar para que Emilia pasara el tiempo. Ellos prepararon juguetes para que no se sintiera sola al estar dentro, y le cosieron montones de muñecas. La cantidad de muñecas se multiplicaron día a día, y hacía bastante tiempo que Emilia ya no tenía suficientes dedos ni de las manos ni de los pies como para jugar con todas ellas. Todas esas muñecas, cada simple puntada de hilo, era prueba de su cuidado hacia Emilia.
Ella había odiado a Juice al principio, ya que todos se distanciaban de ella y la encerraban en la Habitación de la Princesa siempre que el grupo de Juice llegaba de visita. Los adultos le ocultaban cosas a ella para que ellos pudieran hacer algo divertido. Cuando se escapó por primera vez de la Habitación de la Princesa y vio a Juice y Fortuna hablando, y observó que Fortuna le sonreía a él, Emilia se puso celosa de Juice.
Ella pensó que nunca lo perdonaría. Pero él rompió en llanto al conocerla. Lloró y lloró, derramando lágrimas de felicidad, y Emilia lo perdonó.
Después de todo, esas fueron lágrimas de afecto. Recordó cuán tranquila se sintió cuando Fortuna la abrazaba y palmeó suavemente la cabeza de Juice. Ella se mantuvo a su lado mientras él lloraba para que no se sintiera sólo cuando las lágrimas parasen. "No tiene remedio", pensó ella.
"Sí que no tiene remedio", pensó ella.
_Emilia: Yo… con todos, otra vez…
Quería dormir con Fortuna otra vez.
Quería invitar a todos a la Habitación de la Princesa.
Quería tomar a ese impertinente Juice, quien trataba de protegerla, y definitivamente pisarle fuerte sus pies.
Ella quería ver a todos otra vez.
_Emilia: Porque soy, una buena niña…
Las lágrimas empañaron su visión mientras corría y, después de pasar por un puñado más de árboles, Emilia descubrió el sello que había estado buscando y—
_???: Bienvenida.
Una chica con cabello de color platino estaba delante de la puerta, con los brazos abiertos para recibir a Emilia.