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61.63% Re: zero arco 3, 4, 5. / Chapter 310: Elígeme.

章節 310: Elígeme.

—Cada vez que recordaba aquel instante, el terror la aquejaba; incluso hoy en día.

Cuando sus aferrados dedos fueron apartados, y su nombre fue pronunciado con afecto.

El amor en su despedida. La determinación y las lágrimas en sus gentiles ojos. Ambas cosas cargaban con más que el suficiente peso como para silenciarla.

¿Qué debió haber dicho? Aún no lo sabía.

¿En qué estaba pensando? Ya no lo recordaba.

¿Qué debió haber hecho? Seguía sin conocer la respuesta.

—Por lo que Beatrice permanecía aterrada e inmóvil en la Biblioteca Prohibida; incluso hoy en día. 

_Beatrice: ...Lewes.

El sonido que salió de sus labios era un fragmento de un recuerdo tan antiguo, que la sola palabra ya sonaba nostálgica.

Las emociones regresaban de golpe cada vez que pronunciaba ese nombre, el tiempo congelado dentro de Beatrice —el vacío de cuatrocientos años— salía a la superficie inmediatamente.

Después de perder a Lewes Meyer, quien se convirtió en el impulso inicial para establecer el Santuario, y de que el Brujo Héctor fuera repelido, Beatrice se aisló dentro de la Biblioteca, esperando por la eventual llegada de Él.

Beatrice había perdido a alguien tan cercana a ella, que sin duda alguna podría haber sido llamada su única compañía. Cualquiera podía ver cuán desgastada estaba Beatrice, habiendo perdido a su única amiga debido a su propia incapacidad. Y todos sabían que sólo el tiempo podía sanar su herido corazón.

Así que la conclusión de su Madre fue simple.

_Echidona: Sospecho que ese brujo volverá para destruirme algún día. Planeo establecer medios para oponernos a él antes de que eso ocurra… pero incluso eso podría ser ineficaz.

_Beatrice: Entiendo, Madre.

Echidona: Si nos enfrentamos nuevamente, se convertirá en un combate intenso y definitivo. Considerando la fuerza del enemigo, mis probabilidades de sobrevivir son de aproximadamente un cincuenta por ciento… o tal vez un poco menos, dado que Roswaal no puede apoyarnos en batalla porque desafortunadamente perdió su puerta.

Echidona bajó la mirada, pero el comportamiento indiferente de Beatrice permanecía idéntico.

No es que se estuviera conteniendo, sino que, desde aquel día, sus emociones habían dejado de mostrarse en su rostro casi por completo. Nadie imaginó que esa pérdida —ese trauma emocional— tendría un efecto tan abrumador en ella.

O quizás congeló sus emociones precisamente porque su corazón conocía dicho efecto.

Echidna miró a Beatrice y su expresión inalterada, mientras pasaba sus dedos por su blanco cabello.

_Echidona: Ya de por sí soy una de las brujas menos adecuadas para el combate. Cuando supe que no podría obtener apoyo de Roswaal, el genio de la magia, y que agoté todo recurso posible, entonces comencé a ver una esperanza de victoria.

_Beatrice: ...¿Qué debería hacer Betty, parece?

Todos sabían que Roswaal había quedado agonizante en la batalla para establecer las funciones del Santuario. Su puerta había sido completamente diezmada, por lo que había dejado de ser apto para la magia.

En la mente de Beatrice surgió la imagen de su compañero tumbado en la cama, todavía moribundo en este preciso momento. Beatrice asaltó a Echidona con preguntas que sonaban algo desesperadas.

_Beatrice: ¿Debería hacer lo mismo que Roswaal, y ganar tiempo hasta que tus algoritmos estén completos? ¿O sacrificarme, como el conglomerado de poderoso od que soy, y convertirme en el núcleo del algoritmo, supongo? No me arrepentiré ni por un segundo si es por tu bien, de hecho. ...Por favor, úsame como desees, supongo.

Beatrice sostuvo su vestido e hizo una reverencia, demostrando la máxima confianza hacia su madre.

En realidad, esa emoción era demasiado frágil y fugaz como para llamarse confianza. Pero Beatrice era incapaz de comprender su estado mental en ese momento; e incluso suponiendo que pudiera comprenderlo, ella probablemente habría hecho lo mismo.

Una poderosa sed de venganza, y la indignación por su propia impotencia — la única diferencia era si podía o no reconocer estos dos sentimientos suyos.

_Echidona: —Ya veo. Ahora que me lo has dicho, incluso yo puedo pedir favores sin sentir culpa. De verdad eres una buena chica, Beatrice.

_Beatrice: ...Sí. Betty es tu hija, de hecho.

Escuchar tales palabras de Echidona normalmente llenaría de alegría a Beatrice.

Quizás Echidona era consciente de ello, ya que era cuidadosa al elogiar a Beatrice, haciéndolo muy pocas veces. Pero ahora esas palabras mágicas cayeron en el vacío corazón de Beatrice como si fueran un peso muerto.

Quizás nada podría reavivar el fuego en su corazón.

Era en lo que Beatrice pensaba, por lo que no pudo reaccionar inmediatamente a las siguientes palabras de Echidona.

_Echidona: Beatrice. Voy a encomendarte la supervisión de mi biblioteca de conocimiento. Hasta que llegue el momento, protegerás el conocimiento como la Guardiana de la Biblioteca. —Para que así nadie pueda robarlo.

_Beatrice: ...¿Qué?

_Echidona: Afortunadamente, tienes una afinidad incomparable con la magia Yin. Usarás el Pasaje de la Puerta para conectar un lugar familiar con un espacio aislado. ...Sí, lo llamaremos la Biblioteca Prohibida. Ahí, quiero que guardes y protejas toda la extensión de mi conocimiento recopilado en libros.

Los ojos de Beatrice quedaron completamente abiertos por la tremenda sorpresa mientras Echidona seguía hablando, sin darle tiempo para reaccionar. Beatrice esperaba que Echidona le ordenara acompañarla en esta batalla de vida o muerte. Siendo puesta en un rol completamente inesperado, Beatrice sólo podía mirar con desconcierto.

Incluso habiéndose dado cuenta de la confusión de su hija, Echidona continuó sin detenerse.

_Echidona: Lo mejor será conectar la Biblioteca Prohibida con la mansión de Roswaal. Desmantelaré mi laboratorio, y me prepararé para la batalla final. Lo siento, pero no puedo desperdiciar gente para que cargue los libros. Me gustaría que le pidieras a Roswaal que prepare los libreros y las labores de seguridad.

_Beatrice: E-espera...

_Echidona: No durará para siempre. Tú y yo ya nos hemos liberado del yugo del envejecimiento. El paso de las estaciones no es especialmente significativo para nosotras. Pese a lo que acabo de decir, si consideramos que quizás yo pierda, sería irresponsable de mi parte no ponerle un tiempo límite, una conclusión. Lo que significa que...

_Beatrice: ¡Por favor espera, supongo!

Después de un profundo respiro, ella gritó.

Beatrice no podía entender lo que su madre estaba diciendo.

O tal vez no era eso. Sus instintos le gritaban pidiéndole que no lo entendiera. Los pensamientos de Echidna eran vastos, siempre excedían con facilidad lo que una persona ordinaria podía siquiera comprender. Lo cual significaba que las palabras de Echidna ofrecían la solución más óptima, y nunca antes Beatrice había pensado en interrumpirla.

Pero ahora no era así. No era nada como eso.

Si Beatrice dejaba que Echidona terminara su discurso, sin duda lo lamentaría.

Si Echidna compartía su opinión por completo, lo que ella declararía sería la solución definitiva, indiscutiblemente. El mundo seguiría su curso confirmando la postura de Echidona, y Beatrice sería incapaz de desafiarla.

Para defenderse de ello, Beatrice debía interrumpir a Echidona antes de que pudiera terminar.

_Beatrice: Madre… ¿qué estás diciendo, de hecho? N-no entiendo a qué te refieres con esta Biblioteca Prohibida, parece. ¡Betty se quedará contigo!

_Echidona: Desafortunadamente, tenerte conmigo apenas influenciaría en la confrontación con el brujo. Obviamente, incrementaría mis posibilidades… pero sólo sería un aumento insignificante. Caería dentro del error estadístico.

_Beatrice: P-pero si eso es mejor que si yo no estuviera, ¡entonces Betty te ayudará, de hecho! Sería—

_Echidna: No lo hagas. El riesgo de que ambas seamos destruidas sobrepasa el pequeño y tal vez inexistente aumento de mis posibilidades de victoria. Tomando en cuenta que hay menos de un cincuenta por ciento de probabilidad de que sobreviva a esta batalla, tendré que hacer un gran esfuerzo para asegurarme de que mi conocimiento perdure de aquí en adelante.

Y asegurarse de que su conocimiento perdurase de ahí en adelante significaba cuidar de esta Biblioteca Prohibida que ella estaba tratando de encomendarle a Beatrice.

En este momento, Beatrice maldecía su Pasaje de la Puerta y su capacidad de crear espacios aislados. Si ella no tuviera estos poderes, su madre jamás le habría ped—

_Beatrice: No me… digas que… ¿mis poderes eran para esto?

_Echidona: …

_Beatrice: Sabías desde el principio que esto ocurriría… y, suponiendo eso, entonces no sólo ya habías planeado crear la Biblioteca Prohibida, sino que lo sucedido en el Santuario también fue...

_Echidona: Tener maneras de anticipar las cosas no necesariamente significa que las vaya a usar. Sí que tenía los medios para predecir estos acontecimientos, y maneras de evitarlos. Pero te juro por mi modo de vida que no utilicé ese poder. Quiero que al menos creas en eso.

Echidona sacudió su cabeza en respuesta a la pregunta forzada de Beatrice.

Echidona, que había tomado un libro de la estantería, se acercó a Beatrice, quien se estaba mordiendo el labio, y se lo mostró.

_Beatrice: ¿Ésta, es…?

_Echidona: Una réplica imperfecta de mi Libro de la Sabiduría. Los algoritmos del Libro de la Sabiduría son muy avanzados y considerablemente complejos, por lo que no logré descifrarlos por completo… pero debería ser suficiente para servir como una guía sencilla para el futuro del dueño.

Beatrice aceptó el libro, pasando sus temblorosos dedos por la cubierta.

Levantó la cabeza para mirar a Echidona, quien miraba a Beatrice con la misma mirada distante de siempre. Como si estuviera mirando algo en la distancia.

_Echidona: Hay dos libros. Uno es para ti y el otro ha sido entregado a Roswaal. Espero que Roswaal logre lidiar con lo que ocurra a continuación, siempre y cuando lea el libro. Ahora, sé que esto es un deseo egoísta, pero quiero concedértelo.

_Beatrice: …

Beatrice miró al libro, sus ojos vacilaban mientras se daba cuenta de que ya era demasiado tarde.

Tengo que evitar que hable, no debo dejar que lo diga. Pero esos pensamientos eran insuficientes.

Echidona, su madre, ya había establecido todas las respuestas.

Beatrice podía llorar, patalear e implorar, pero nada cambiaría la postura de Echidona.

Porque esa es la clase de persona que era la Bruja de la Codicia Echidna, esa es la clase de bruja que era.

_Echidona: Volvamos al tema de la conclusión. Puede que yo no vuelva, pero la biblioteca deberá ser abierta para alguien algún día. Cuando eso suceda, lo entenderás. Alguien apto para heredar mi conocimiento sin duda vendrá por ti.

_Beatrice: Vendrá, por mí...

_Echidona: Llamaremos a esta persona Él. La conclusión llegará cuando Él abra las puertas de la Biblioteca Prohibida, y declare que tu deber ha terminado. —Ésta es mi última voluntad.

Su última voluntad.

Esa última frase hizo que Beatrice se tragara su aliento, y mirara al rostro de Echidona mientras ésta la miraba a ella.

La siempre constante e inalterable expresión de su madre.

Pero Beatrice notó que, tan sólo por un pequeño instante, esa expresión venía acompañada de emociones que nunca antes había sentido en ella.

_Echidona: Betty. —Cuídate mucho.

※ ※ ※ ※

Luego de separarse de Echidona, Beatrice obedeció el deseo de su madre y fue a la mansión de Roswaal para quedarse, usó su magia Yin para crear la Biblioteca Prohibida y reunir allí los libros con el conocimiento de su madre.

Ese era el mar de conocimiento que Echidna había pasado toda su vida amasando y catalogando. Cuando ella se encerraba en esta habitación llena de libros, sentía algo parecido a si su madre la estuviera abrazando. 

Dejando de lado si Beatrice lo veía o no de esa manera, ella obedeció las instrucciones de Echidona.

Si no llevaba a cabo sus deberes por completo, ella no podría soportar la aflicción que atormentaba su corazón. Ella pasó sus días en la Biblioteca, separada del tiempo, con el dolor de la pérdida que siempre invadía su mente y corazón.

_???: Replicar las almas… sobrescribirlas en los recipientes...

Beatrice no podía determinar con certeza cuándo fue que comenzó a sentirse vacía.

Pero, cuando pasó el suficiente tiempo como para que ya no pudiera recordar cuándo fue la última vez que tuvo una verdadera conversación, un Roswaal adulto comenzó a aventurarse al interior de la Biblioteca Prohibida.

_Roswaal: Ho~y también me entremeteré un poco.

Aquel joven hombre, delgado y desarreglado, entró en la habitación cojeando.

Usaba un bastón y caminaba con pasos inconsistentes — la batalla con el brujo había destruido su cuerpo, y su puerta había perdido la mayoría de sus funciones. Incluso en este momento, realizar actividades cotidianas era un trabajo arduo para Roswaal.

Aun así, después de haber recuperado una porción de fuerza, él forzaba su actualmente impráctico cuerpo y sacaba a relucir su débil estado físico mientras se encontraba frente a los libreros.

Estaba esquelético. Su apariencia, conocida por su belleza, ya no irradiaba brillo alguno. Sólo sus hundidos ojos amarillos ardían con una temible ferocidad.

_Beatrice: —Haz lo que te plazca, de hecho.

Pero Beatrice no quería dejar entrar a nadie en la Biblioteca Prohibida.

Hasta que viniera ese Él que Echidona mencionó, este lugar debía ser el Santuario de Beatrice, nunca atestiguado por los ojos de nadie más.

Pero Roswaal era una excepción. Al igual que Beatrice, él también se había dedicado únicamente a seguir los deseos de Echidna; era un compañero con el que había pasado más que sólo una fracción de tiempo.

Los deseos de Roswaal por sí mismos permitían que el corazón de Beatrice quisiera abrir la Biblioteca.

El destino de Roswaal L. Mathers y su linaje tal vez fue determinado por el débil sentido de compañerismo de Beatrice.

Roswaal se adentró en la Biblioteca, se sumergió en el mar de conocimiento de Echidona, y pasó el resto de su vida en busca de algo.

Beatrice nunca supo si sus esfuerzos alguna vez rindieron frutos.

Pero el Roswaal L. Mathers que había estudiado junto a Beatrice bajo la tutela de Echidona, diez años después de que Echidona y Beatrice se separaran —casi alcanzando los treinta años de edad— perdió la vida, y su descendiente heredó la mansión.

_Roswaal: Vaya va~ya, es un placer conocerla, Beatrice-sama. Mi predecesor me habló sobre usted.

_Beatrice: ¿...Roswaal murió, supongo?

_Roswaal: El anterior Roswaal ha fallecido. Pero no se preocupe. Yo, el actual Roswaal L. Mathers, he heredado las deudas respecto a su deber y su madre.

El segundo Roswaal le sonrió a Beatrice.

—Sus ojos eran heterocromáticos, uno era amarillo, y el otro azul.


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章節 311: Elígeme. Parte2

Nada especialmente memorable ocurrió después de eso.

La descendencia Mathers siguió presentándose como Roswaal con el paso de las generaciones.

Aunque era consciente de que hacían esto como forma de respeto por la difunta madre de Beatrice, Echidona, Beatrice no dio acceso ilimitado a la Biblioteca Prohibida a los Roswaal.

Naturalmente. El único Roswaal que Beatrice trataría de manera especial era el primero. Todos los demás Roswaal eran impostores.

Sí que interactuaba con ellos a veces, dado que eran ellos quienes permitían el uso de la mansión, la cual era necesaria para preservar la Biblioteca Prohibida, pero nada más.

A partir de entonces, Beatrice sólo le abriría la Biblioteca a Él.

Ese tan esperado Él, y la guía que su madre le entregó a ella, obligaron a Beatrice a permanecer en soledad por un largo, largo tiempo.

_???: Su poder es magnífico. Por favor, concédamelo convirtiéndose en mi espíritu.

—Cállate y lárgate de aquí.

_???: Ha estado aislada aquí por tanto tiempo. Es un destino terrible. No importa quién se lo haya ordenado, es algo imperdonable.

—¿Y tú qué vas a saber? No tienes idea del importantísimo deber que me dejó mi madre.

_???: ¿No cree que el conocimiento debería ser libre? ¿Se imagina cuántas vidas podrían salvarse si este conocimiento almacenado fuera distribuido? Usted misma ya debió haberse dado cuenta de ello.

— No tiene nada que ver con "cuantas". Sólo deseo salvar a un puñado de personas. Y ahora ya no queda nadie a quien pueda salvar, excepto a uno.

Cuatrocientos años.

Beatrice no los buscaba, y tampoco les permitía entrar, pero aun así muchas personas visitaron la Biblioteca Prohibida.

Cada una de esas personas le recitó un discurso cualquiera a Beatrice, la guardiana de la Biblioteca, antes de inevitablemente exigir que la Biblioteca fuera abierta.

Sus propuestas, sus ideas, y sus exigencias de vez en cuando sacudían un poco el corazón de Beatrice.

Ella se preguntó incontables veces luego de que alguien entrara por esas puertas, y viera la luz del día entrar desde el exterior, si tal vez finalmente esa sería la llegada de Él.

Pero, sin importar cuántas esperanzas tuviera Beatrice, ni uno sólo de ellos sabía nada sobre Él, y la guía profética de Beatrice tampoco decía que alguno de ellos fuera Él.

Así que Beatrice alejó todas las palabras, todas las manos y todo aquello que se le ofreció, rechazándolo, y así pasó el tiempo, sólo quedándose con las palabras de su madre hasta el día de hoy.

Con el paso de los años, la resignación y la decepción terminaron por vencer al corazón de Beatrice.

Deseaba poder haber hablado más con el primer Roswaal.

Desde que perdió a la única persona que podía compartir sus recuerdos sobre Echidna, Beatrice tuvo que enfrentarse sola al abrumador concepto del tiempo.

No tenía a nadie en quien apoyarse. Su única opción era ser terca, y recluirse dentro de una barrera de soledad inexpugnable.

Y como resultado, a lo largo de esos cuatrocientos años, su prisión tomó forma.

Pero ni siquiera Beatrice sabía si se trataba de una prisión cerrada por fuera, o por dentro.

_Puck: Hola, Betty. Ha pasado muchísimo tiempo. Soy yo, Puck.

Esta reunión tan inconcebible fue quizás el único evento que derritió, aunque sólo fuera por un momento, el congelado corazón de Beatrice.

_Beatrice: ¿N-Nii-cha? ¿Cómo es que, estás aquí...?

_Puck: El Roswaal de esta mansión fue y engañó a mi querida hija. Así que me encuentro aquí con ella. No esperaba que estuvieras aquí. Me alegra que nos hayamos podido volver a ver.

Este gatito espíritu, que se estaba limpiando su cara con sus patitas, se llamaba Puck.

Al igual que Beatrice, era un espíritu artificial hecho personalmente por Echidna. Él era la única entidad con quien compartía la misma manera de nacer y circunstancias de Beatrice; podía decirse que eran de la misma raza.

Hace cuatrocientos años, Beatrice y Puck pasaron juntos poco tiempo, pero se sintió como si hubiera sido mucho más tiempo.

Puck fue creado antes que Beatrice, y separado del grupo de Beatrice antes de que la batalla con el brujo hubiera comenzado, vagando por el mundo siguiendo su propósito.

Beatrice nunca pensó que fueran a encontrarse otra vez y, prácticamente, lo había dado por muerto. Ella emocionadamente sintió que esa reunión después de tantos años hizo que su corazón se alegrara.

Pero, su felicidad sólo duró un instante—

_Puck: Luego de que nos separamos, pasé unos trescientos años vagando por el mundo hasta que finalmente encontré a Lia. No estoy seguro de la razón por la que estás esperando aquí, pero sé que tus deseos se harán realidad.

_Beatrice: Sí, así será, supongo. Pero me das envidia. El rol que Madre le dio a Betty fue el de...

_Puck: ¿Madre? Ah sí, ¿quién era ella?

_Beatrice: …

Beatrice todavía recordaba la expresión de Puck, no bromeaba en absoluto, ladeando su cabeza con curiosidad.

Cuando Puck se fue, él y Echidna habían formado varios contratos. Beatrice no conocía detalladamente sus términos, pero que Puck olvidara a Echidona obviamente era parte de ello.

_Beatrice: ...No, olvídalo, de hecho. Me alegra volver a verte, supongo.

_Puck: Mhm, yo también me alegro, Betty.

Puck, habiendo cumplido su propósito y significado en la vida, se veía deslumbrante para Beatrice. Pero ella sabía que el tema del que quería hablar sólo serviría para obstaculizar el camino de su hermano.

Así que se lo reservó, sonriendo con tristeza mientras deseaba lo mejor para el futuro de su hermano.

La inesperada reunión le dio a Beatrice una felicidad breve, pero fue mucho mayor la agonía que sintió en su corazón debido al doloroso recordatorio sobre esos cuatrocientos años vacíos.

Al compararse con Puck, Beatrice quedaba abrumada por la extrema disparidad en el desempeño de sus roles.

Por lo que pensó:

_Beatrice: ...Ya ni siquiera puedo sonreír como tú, Nii-cha.

Beatrice decidió involucrarse tan poco como fuera posible con la amada hija semielfa de Puck.

Ya que, de lo contrario, Beatrice acabaría dejando salir todo su resentimiento acumulado sobre la chica. Le haría tanto mal a la inocente y amada hija de su hermano que la situación sería irreparable.

Se había vuelto muy buena en reprimir todo sentimiento de su corazón, y en matar todas sus emociones.

Se había pasado cuatrocientos años haciendo eso constantemente desde el amanecer, hasta el anochecer, y así, repitiéndolo al día siguiente.

Era su especialidad. Una actividad muy familiar. La resignación más evidente. Era esa clase de cosa.

Era esa clase de vida — hasta que fue abruptamente interrumpida por un intruso.

_Subaru: Ha-hazlo sin dolor, por favor.

_Beatrice: Es increíble que tu frivolidad sea tan persistente, de hecho.

De verdad que había pasado una eternidad desde que alguien había entrado en la Biblioteca Prohibida sin permiso. Mientras miraba al chico, tirado en el suelo debido al drenado de maná, Beatrice suspiró y se acomodó su cabello.

Usar sus poderes de interconexión de espacios para enviar al chico a un laberinto había sido simplemente un acto de venganza.

Venganza por haber tenido que ayudar en la recuperación del muchacho cuando llegó herido el día anterior. Venganza por haber tenido que aceptar la petición de la semielfa que él había rescatado.

Eso la puso de mal humor, y planeó aliviarse un poco fastidiando al chico.

Entonces fue cuando él venció al Pasaje de la Puerta en el primer intento.

El chico no se dio cuenta de lo secretamente alterada que Beatrice se sintió.

_Beatrice: No es alguien con quien quiero tener algo que ver, supongo.

Dijo Beatrice luego de echarlo de la Biblioteca.

Ni siquiera ella podía determinar cómo fue que encontró la Biblioteca en un solo intento. Quizás tenía afinidad con la magia Yin, y resultó estar sincronizado con la magia de Beatrice ese día.

Pero incluso si tenía afinidad con la magia Yin, no tenía afinidad alguna como mago.

Sólo se quedará aquí por unos días. Con eso en mente, Beatrice logró ignorar aquella incómoda sensación en su pecho.

_Puck: Betty. ¿Fuiste mala con él? Vamos, no seas así. Él ayudó a Lia, así que será mejor que te disculpes en serio con él.

Puck se presentó en la Biblioteca la mañana siguiente para regañar a Beatrice por sus actos, y ahora ella tenía que lidiar con el chico con quien justo antes había decidido no tener nada que ver.

_Subaru: Apareció de la nada. ¿Qué rayos está diciendo esta loli?

_Beatrice: ¿Qué es esa palabra, supongo? Nunca la había escuchado, y aun así me repugna, de hecho.

_Subaru: Significa "demasiado joven como para seguir su ruta". Además, las chicas demasiado jóvenes no son mi tipo.

_Beatrice: ...Tú prolongada descortesía hacia Betty se ha convertido en algo lamentable.

Recoges lo que siembras.

Ella no tenía la intención de disculparse de todos modos, pero esa conversación eliminó por completo la necesidad de hacerlo.

Durante el desayuno, Beatrice estuvo en silencio, vio la expresión de resignación de Puck, y suspiró de alivio. Parece que la había perdonado.

Pero a cambio, resultó que el muchacho residiría en la mansión durante mucho tiempo.

El deseo de Beatrice de maldecir semejante situación se intensificó, así que decidió terminar su desayuno rápidamente y volver a la Biblioteca. La mansión ya de por sí tenía una historia y circunstancias complejas, además de que ahora se encontraba en un estado de emergencia.

Este chico sin agallas se rendiría al poco tiempo.

Lo único que Beatrice tenía que hacer era soportarlo hasta que ocurriera.

_Subaru: Ey, Beatrice. Terminé mis deberes así que vine a pasar el rato.

Ignorando completamente los pensamientos de Beatrice, el chico llegó pavoneándose por la Biblioteca luciendo como todo un simplón, molestando a Beatrice sin que ella se lo hubiera buscado, y siguió haciéndolo siempre que le sobraba el tiempo.

Beatrice no podía simplemente quedarse ahí, aturdida por sus descaros.

Ha habido otros calificados para entrar en la Biblioteca sin el permiso de Beatrice. Pero todos ellos buscaban el conocimiento de la Biblioteca, o el poder del poderoso espíritu que era Beatrice.

En el segundo en que abrían la boca, era para pedir que el conocimiento fuera liberado. O pedían hacer un contrato con Beatrice. Siempre.

_Subaru: Beatrice. —¿Te importa si tomo esos taladros que tienes por coletas y los estiro como muelles para ver cuánto se estiran?

_Beatrice: ¿Es que acaso deseas morir, parece?

Justo cuando parecía que iba a decir algo serio, eran las mismas tonterías de siempre.

Parecía un poco alterado y nervioso en sus primeros días luego de despertar y obtener su empleo en la mansión; pero, después de eso, su actitud demasiado amigable afloró.

...O eso creía Beatrice, hasta que:

_Subaru: Estoy estancado y sin escapatoria. Te voy a ser honesto, necesito tu ayuda.

—Él se había dado cuenta de las primeras señales del incidente de las mabestias en el bosque que rodeaba la mansión.

Con su cuerpo completamente bañado en la maldición de una mabestia, y discutiendo con Beatrice sobre cómo deshacer la maldición y su posible origen, ella sintió que había algo diferente en él comparado con antes.

Y al mismo tiempo se dio cuenta:

Pudo percibir poder Yin en él, el cual crecía de una manera muy retorcida.

El incidente con las mabestias terminó sin que Beatrice se involucrara, aparentemente él resolvió sus diferencias con las hermanas sirvientas, y se le dio la bienvenida como un verdadero miembro de la mansión.

Por lo que comenzó a regocijarse por toda el lugar, fastidiándola con una actitud todavía más amistosa que la de antes, y esto dio lugar, entre otras anécdotas, a aquella vez donde presentó su misteriosa salsa llamada mayonesa; todo mientras Beatrice empezaba a meditar sobre una fantasía imposible.

—Un chico que mostró poco interés en el conocimiento, o en el poder de Beatrice.

¿Podría ser él a quien Beatrice había estado esperando?

La sospecha era infundada, pero continua, y eso la cansaba. Pero, cuando intentaba considerarla una teoría razonable, se veía frustrada al ver que su libro de profecías estaba en blanco.

Dado que el libro profético no decía nada, este chico no podía ser el tan esperado Él de Beatrice.

De todos modos, él tenía demasiadas carencias como para ser quien Beatrice estaba esperando.

La primera era que sus ojos eran muy desagradables. Lo mismo ocurría con su actitud. No tenía refinamiento cultural alguno, y tenía piernas cortas. Beatrice no era lo más importante para él, y no era gentil con ella.

De hecho, ni siquiera podía ver alguna buena cualidad en él. Se le quemaba la cabeza pensando qué era lo que la chica semielfa y la sirvienta de cabello azul encontraban tan agradable en él.

No había nada bueno acerca de él, así que, ¿por qué no era igualmente detestado y solitario?

Si lo fuera, entonces, cuando apareció en la Biblioteca, ella no habría dudado en cambiar ligeramente cómo interactuaba con él.

En eso pensaba a veces, y aun así.

_Roswaal: Beatrice. Estoy pensando en invitar a Emilia-sama y Subaru-kun al Santuario.

Dijo Roswaal a Beatrice luego de volver de la Capital.

Un sinnúmero de preguntas comenzó a zumbar en la mente de Beatrice, con sus ojos totalmente abiertos de la sorpresa. Pero Roswaal calló todos los interrogantes de Beatrice con una sola acción.

Golpeó la portada del libro profético que había en sus manos.

_Roswaal: ...¿Lo entiendes, Beatrice?

_Beatrice: En-entiendo, de hecho. ...Haz lo que desees, supongo.

Beatrice no podía decir nada más.

Luego de que Roswaal se volteara y ella se diera cuenta de que él estaba partiendo hacia el Santuario con antelación, Beatrice decidió que se encerraría en la Biblioteca Prohibida y que no vería a nadie.

Las escrituras del evangelio de Roswaal estaban demandando contacto con el Santuario.

Beatrice había comenzado a tener esperanzas respecto a su propio evangelio luego de escuchar eso. Pero su libro de profecías contenía interminables páginas completamente en blanco como siempre, dejando a su corazón desolado.

Beatrice conocía el resultado del sacrificio de Lewes Meyer.

También sabía que ese lugar llevaba cuatro siglos sin liberarse. Y que las diversas razas de semihumanos en ese lugar esperaban la liberación. 

Y también, que esa era una barrera que la chica semielfa tenía que superar si deseaba aspirar al trono.

— Pero, ¿qué ocurriría con el sacrificio de Lewes Meyer si aquel lugar era liberado?

¿Qué ocurriría con los sentimientos de impotencia de Beatrice por no haber sido capaz de salvar a Lewes Meyer?

¿Qué ocurriría con su abrumadora sensación de pérdida que detonó su separación con Echidona?

Sus emociones no tenían a dónde ir. Sintiendo que lo que estaba supuestamente congelado volvía a latir, Beatrice supo que el final de su destino se estaba acercando.

Beatrice no conocía los detalles de lo que ocurrió fuera de la mansión.

El chico volvió de la Capital con una pertenencia de alguien querido en las memorias de Beatrice.

Viendo aquello, y sintiendo que el mundo la había dejado atrás una vez más, Beatrice vio al grupo del chico irse, partiendo hacia el Santuario.

Y, sabiendo con certeza que lo que traerían consigo del Santuario sería la respuesta a todas esas preguntas, se rindió.

※ ※ ※ ※

_Beatrice: ¡Por lo que Betty ha decidido, de hecho...!

Antes de que pudieran volver con su respuesta, Beatrice sintió una mortal violencia sacudiendo a toda la mansión.

Cuando se dio cuenta de qué lo estaba causando, Beatrice entendió que incluso su destino la había abandonado.

_Beatrice: No romperé mi promesa con Madre... ¡Pero no tiene sentido pasar más tiempo en este vacío, parece!

Él nunca vendría. Pero ella nunca podría dejar de esperar.

Lo que significaba que alguien tenía que venir y quitarle la opción de esperar.

Y si esto significaba perder su vida, entonces ella moriría sin dudarlo.

Si había alguien, cualquiera, a quien sintiera que pudiera confiarle este deber, aunque fuera sólo un poco, entonces podría creer que su último deseo se cumpliría.

Así que cuando el chico —Natsuki Subaru— cruzó las puertas de la Biblioteca Prohibida esta noche, el corazón de Beatrice se conmovió con mucha más emoción de la que podía expresar.

Sintió como si el destino, que nunca antes había intentado siquiera traer consuelo a su mente, finalmente la había recompensado.

Si sus manos le arrebataban la vida y la hicieran desafiar la promesa, entonces incluso eso sería—

_Subaru: Te voy a sacar de aquí, Beatrice. —Te llevaré de la mano bajo la luz del sol y jugaremos sobre la tierra hasta que tu vestido quede negro.

—¿Qué acaba de decir?

_Beatrice: Una intromisión no deseada, parece. Nadie te pidió que lo hicieras, de hecho.

Ella no lo entendía. ¿Qué rayos estaba diciendo?

Él nunca, ni una sola vez, se había comportado ni un poco como Él antes. Él nunca le había arrebatado su evangelio y dicho: "Lamento la espera."

_Subaru: Deja de desperdiciarte por un libro en blanco y una promesa de hace cuatrocientos años. —Elige tú lo que quieres hacer, Beatrice.

_Beatrice: …

—¿Entonces por qué él, luego de todo este tiempo, estaba quebrantado el corazón de Beatrice cuando ella fortaleció su determinación?

Enfrentaré mi final, era el único pensamiento en su cabeza.

Vio el regreso del chico, y con toda esperanza pensó: Mi final será por sus manos.

Pero él estaba tratando de mostrarle un futuro que se alejaba de sus esperanzas.

Esto no era lo que ella deseaba.

La parte de su corazón que alguna vez tuvo esa esperanza, a lo largo de cuatrocientos años, ya se había marchitado por completo.

_Beatrice: S-si, tú… fueras Él...

—Y sin embargo no lo era, pero mientras escuchaba el indignante discurso del chico, algo cambió en el corazón de Beatrice.

Sus emociones durmientes se sacudieron como flores abriéndose luego del invierno.

Una vez dicho, ya no podría retractarse.

Estaba disipando su obsesión de cuatrocientos años con las palabras de su madre, aferrándose a algo completamente nuevo.

Y entendiendo eso, sus palabras decisivas fueron —

_Beatrice: ¿Serás… ese Él que Betty ha estado esperando?

_Subaru: ¿Eres estúpida? — Por supuesto que no soy ese misterioso Él del que hablas.

Cuando lo dijo con esa expresión casi burlona, las recién florecidas esperanzas de Beatrice fueron traicionadas.

Ella no recordaba realmente lo que ocurrió después, ya que se dejó llevar por la ira y lo echó de la habitación.

Pero sí sabía que ella había dicho algo de lo que no podría retractarse, y antes de que pudiera convertirse en algo irrecuperable, fue extinguido.

_Beatrice: …

Y siendo así, Beatrice se sentía como un mal chiste.

Esto significaba que no había hecho más que traicionar las instrucciones de su madre. Y su traición no había traído resultado alguno, rebajando el juramento de Beatrice a algo asquerosamente barato.

_Beatrice: Estoy exhausta, supongo...

Así que lo único que tenía que hacer era dejar que todo procediera como tenía originalmente pensado.

En primer lugar, había sido un error considerar tomar su mano. Él no era el dueño de un corazón tan valiente como para que pudieran ensuciarse las manos el uno por el otro.

Él era alguien como Beatrice, preocupándose constantemente por cosas triviales, indeciso e inseguro, poniendo excusas sobre excusas, el dueño de un corazón débil.

Por lo tanto, la Muerte que le daría un final a Beatrice tendría una forma diferente—

_Subaru: ¡Al fin de vuelta! Oye, idiota. Deja de lanzar gente a mitad de una conversación. Sólo escúchame hasta el final—

_Beatrice: ¡—!

Interrumpiendo los pensamientos de Beatrice, el chico volvió a entrar a la Biblioteca Prohibida.

En el instante en el que vio al chico a punto de decir algo más, las emociones de Beatrice comenzaron a hervir y lo lanzó fuera con una onda mágica. 

_Subaru: ¿¡Plot!?

Beatrice lo vio intentar resistirse inútilmente y salir volando fuera de la Biblioteca hasta que las puertas se cerraron con fuerza.

Su conversación ya se había desintegrado, despedazada con su último comentario, y aun así… ¿Qué tan desvergonzado era?

Beatrice no podía comprender cómo podía dar semejantes declaraciones, y luego volver tan descaradamente.

Puso su mano en su pecho para lidiar con su irritación, suspiró y—

_Subaru: ¡Ya fue suficiente! ¿¡Acaso estás haciendo un berrinche!? Si lo primero que haces es recurrir a la violencia la conversación no irá a ningún—

_Beatrice: ¡Ya me harté de ti, de hecho!

_Subaru: ¡Uahh!

La onda mágica de alto nivel impactó en su cabeza, y descendió para azotar su torso.

Cuando Beatrice confirmó que el chico golpeó el muro que había al otro lado de la puerta por la que salió dando tumbos y gritando, la Biblioteca nuevamente cortó su conexión con el pasillo.

Ella no podía creer que él fuera tan persistente.

Beatrice se preguntaba si Subaru ignoraba el concepto de "darse por vencido", o si no se dio cuenta de cuán profundamente hirió el corazón de Beatrice con esas palabras dichas sin pensar. En cualquier caso, el chico seguía rechazando la despedida del Pasaje de la Puerta.

_Beatrice: ...No es broma alguna, supongo.

Con ese irritado murmullo, Beatrice arrastró el taburete que se encontraba al fondo de la habitación, y tomó su posición de siempre frente a la puerta. Abrazó su libro de profecías mientras observaba la puerta.

—El chico cruzaría esa puerta nuevamente.

Con su lógica egoísta y su discurso desconsiderado, él vendría.

Una y otra vez, ella lo rechazaría y lo alejaría.

Porque él no era Él.

Porque él mismo se quitó el derecho de sacar a Beatrice de ahí.

Así que Beatrice nunca, jamás se iría de ahí.

Ella simplemente tenía que conocer su final en ese lugar, junto a su promesa sin cumplir.

Porque ahora, eso era lo único que le daría a Beatrice algo de consuelo.

※ ※ ※ ※

Lanzado fuera de la habitación, Subaru se estrelló de cabeza contra un muro, lo cual le hizo perder el aliento.

Ésta era la sexta vez que era lanzado fuera de la Biblioteca luego de su primer fracaso en persuadir a Beatrice. Sintió que estos repetidos lanzamientos en un período tan corto de tiempo lo habían hecho mejor en mantener la estabilidad de su cuerpo cuando se enfrentaba a ataques invisibles.

Pero las ondas mágicas de Beatrice empezaban a sentirse como si tuvieran la máxima intensidad posible antes de poder dañar severamente a Subaru, lo cual significaba que no podía distraerse.

_Subaru: ¡Este no es el momento de refinar tu estúpida magia, joder! No me está escuchando...

Limpiándose el sudor con sus mangas, Subaru les exigió a sus rodillas ponerlo de pie.

Había estado corriendo constantemente desde el día anterior, había derramado sangre y le habían sanado huesos rotos, por lo que estaba físicamente exhausto. La fatiga total hacía que su visión fuera borrosa, y lo único que lo hacía seguir era su fuerza de voluntad.

_Subaru: El fuego ya está comenzando a extenderse mucho...

Subaru se agachó, giró la cabeza de un lado a otro y chasqueó la lengua, debido a que la fatiga no era lo único que empobrecía su visión.

El fuego que aniquiló a la enorme mabestia estaba engullendo por completo a la mansión sin detenerse.

La planta baja del ala principal ya era casi por completo un mar de llamas, y ya podía ver nubecillas de humo viniendo del ala este y oeste.

Este fuego que se extendía continuamente hizo que la mayoría de las mabestias salieran de la mansión, así que no había monstruos que pudieran bloquear el camino de Subaru mientras esprintaba. Pero el interior del edificio se estaba calentando como un horno y su sudor se evaporaba con rapidez, su piel quemada podría carbonizarse en cualquier momento. El edificio comenzaría a colapsar dentro de poco, y el destino de Subaru se reduciría a nada por las llamas.

Antes de que eso ocurriera, él debía cumplir su meta y escapar de ahí con Beatrice.

Pero el corazón de Beatrice permanecía obstinadamente cerrado.

_Subaru: El fuego en la mansión me ayuda reduciendo la cantidad de puertas, pero...

Ese era el único beneficio concebible de este incendio.

El Pasaje de la Puerta sólo operaba en las puertas funcionales de la mansión. Así que las puertas abiertas o incineradas no servían.

Cuanto más se extienda el fuego, menos puertas podrían llevar a la Biblioteca.

_Subaru: Aunque el fuego me va a cocinar antes de que el número de puertas se reduzca.

Y tampoco quería pensar en lo que podría ocurrir si se quemaban todas las puertas de la mansión. Subaru no sabía exactamente cómo es que el Pasaje de la Puerta de Beatrice conectaba espacios entre sí.

Existía la posibilidad de que la incineración de la mansión secuestraría a la Biblioteca Prohibida de Beatrice, convirtiéndola en un hiperespacio permanentemente aislado. 

Aparte de la mansión, a Subaru sólo se le ocurría un lugar al que el Pasaje de la Puerta pudiese conectarse: el laboratorio que contenía el cristal con la durmiente Lewes Meyer. Pero—

_Subaru: ¿Conectaría ella la Biblioteca con ese lugar en su actual estado mental...?

El Pasaje de la Puerta de Beatrice había enviado a Subaru al Santuario una vez.

Subaru había especulado sobre por qué ocurrió este evento tan irregular.

Beatrice había tenido un arrebato emocional y expulsó a Subaru a la fuerza de la Biblioteca Prohibida. La idea de Subaru era que las intenciones de Beatrice se habían salido de lugar mientras se centraba fuertemente en una "despedida" — y su Pasaje de la Puerta envió a Subaru al laboratorio en consecuencia.

Para Beatrice, ese lugar era el símbolo de una triste y dolorosa despedida. Así que tal vez fue por eso que Subaru había sido enviado al Santuario esa vez.

Lo cual hacía inconcebible que el Pasaje de la Puerta de Beatrice se conectara al laboratorio ahora.

Beatrice no se estaba centrando en una "despedida", se estaba centrando en un "final".

Si ella perdía su conexión con el mundo —con la mansión—, Beatrice encontraría su final.

Subaru sentía que la decisión final de Beatrice sería esa.

_Subaru: ¡Nunca permitiré que ese sea tu final!

Dando un profundo respiro, Subaru comenzó a correr mientras se mantenía cerca del suelo.

Dejaba la puerta actual abierta mientras buscaba la siguiente, sacudiendo el humo mientras se adentraba más en la mansión.

Podía escuchar cómo crujía constantemente la estructura del edificio debido al incendio.

Su piel se quemaba y el aire hirviendo amenazaba con cauterizar sus ojos. Se resistía a ambas cosas con un gesto en su rostro.

El humo que lograba entrar por su nariz dificultaba aún más su respiración, y entonces descubrió una puerta sin abrir y se lanzó hasta la manilla.

La manilla ardiente ya emitía calor, y quemó la mano de Subaru. Sus palmas ya lucían atroces con tantas quemaduras profundas. Ya se había acostumbrado a apretar los dientes por la agonía.

Con un dolor punzante perforándole las sienes, abrió la puerta de una patada.

_Subaru: …

Y cayó dentro de la habitación que tenía un enfermizo aroma a libros viejos.

Habiendo caído de espaldas, abrió mucho su boca, dio un profundo respiro y observó el oscuro techo sobre él.

Una atmósfera familiar, y una desesperante picazón en su piel —definitivamente era la Biblioteca Prohibida.

_Beatrice: Tú otra vez, ¡sencillamente incorregible...!

_Subaru: ¡Hauhh! ¡Por, supuesto que he vuelto! Vendré cuantas veces haga falta para llevarte a la fuerza. ¡Si no te gusta, entonces déjame sacarte de aquí ahora mismo! ¡Sólo entonces terminaremos con esto!

_Beatrice: ¡Estoy harta de tu palabrería inútil, supongo! ¡Soy consciente de que la mansión está en llamas, de hecho! ¡Si no te diriges al exterior inmediatamente, simplemente arderás hasta morir, parece!

Subaru se levantó, con su respiración entrecortada mientras miraba a Beatrice.

Ella permanecía sentada en el taburete, y sus redondos ojos miraban a Subaru de la manera más afilada posible mientras liberaba su ira sobre él.

Por un instante, una ligera emoción se dejó ver en aquellos ojos, y los labios de Beatrice temblaron.

_Beatrice: ¿O… será que deseas arder junto a la mansión y Betty?

_Subaru: ¿¡Es que acaso eres estúpida!? Después de todo lo que dije, ¿¡aún no lo entiendes!? ¡No pienso morir aquí contigo! ¡Vine para sacarte de aquí con vida!

_Beatrice: ¡—! ¡Mandón y egoísta como siempre, parece! ¡Largo de aquí!

Subaru se levantó, saltando directamente hacia uno de los libreros para resistirse a la primera onda mágica.

Sintió la poderosa ola de viento golpeándolo, y luego una segunda onda que lo drenó completamente de energía. Levantó la mirada y se encontró con que Beatrice tenía su mano izquierda levantada hacia el techo, su rostro estaba lleno de tristeza mientras se forzaba a sonreír.

_Beatrice: Te despojé de tu maná, de hecho. Seguro que recuerdas esta sensación, supongo.

_Subaru: Mal, dita...

_Beatrice: Si tu agarre al librero se debilita, ese será el final, de hecho. ¡Deja ya de involucrarte conmigo, supongo!

El momento en que sus rodillas comenzaron a agotarse, la tercera onda mágica lo impactó directamente en la cabeza. Un muro de fuerza invisible chocó contra él. Incapaz de sostenerse, Subaru fue empujado nuevamente hacia la puerta, siendo lanzado fuera de la—_Subaru: ¡Nnngh!

—Estirando sus extremidades tan lejos como le fuera posible, Subaru logró aferrarse a la puerta.

El dolor empezó a recorrer sus extremidades, y la experiencia le decía que sus brazos estaban rotos o como mínimo fracturados.

Apretó los dientes y se obligó a ignorarlo.

_Beatrice: Pero q—

_Subaru: Cuando se experimenta algo tantas veces, es sólo cuestión de tiempo que aprenda a tolerarlo. Dejando de lado mis esfuerzos, ¿ya estás lista para hablar?

_Beatrice: Perdiste tu oportunidad de hablar con Betty, de hecho. Por tus propias acciones fuiste tú quien la desperdició, parece. —¿¡Por qué no puedes entenderlo, de hecho!?

_Subaru: No, no lo entiendo. En realidad, ¿acaso tú no eres también culpable de esto?

Con su mano contra la puerta, Subaru se puso de pie y se limpió la sangre que se escurría de su labio.

Al ver a Beatrice fruncir el ceño por la confusión, Subaru dejó salir una sonrisa burlona.

_Beatrice: ¿Qué es tan divertido, supongo?

_Subaru: Acabo de confirmar que mis asaltos consecutivos no han sido inútiles. Si de verdad estás rechazándome, entonces déjate de delicadezas y hazme polvo. Tienes el poder para hacerlo. Sería mucho más rápido si simplemente hicieras eso.

_Beatrice: ...¿Me estás pidiendo que te mate?

_Subaru: No realmente. Sólo estaba haciéndome el gracioso. Pero en serio, si de verdad quisieras rechazarme, entonces deberías ser capaz de hacerlo con otros métodos más sencillos.

Beatrice, al borde de las lágrimas, se había negado a matar a Subaru antes.

Subaru todavía no tenía lo necesario para entender cuáles eran los sentimientos o el razonamiento de Beatrice en ese entonces. Lo único que tenía era su especulación, creada a partir de los fragmentos de su pasado que Subaru conocía. Tenía sus sospechas al respecto, y aun así lo preguntó, sorprendiéndose de sí mismo por cuán vil y despreciable era realmente.

Pero si no lo preguntaba, Beatrice nunca se daría cuenta de la contradicción entre sus pensamientos y sus acciones, y del hecho de que Subaru estuviera presente aquí.

_Subaru: Si de verdad no quieres verme, entonces reclúyete en la Biblioteca Prohibida, Beatrice.

_Beatrice: Qué… estás… Betty no ha dado ni un paso fuera de la Biblioteca Prohibida, de hecho. ¡Pero tú te estás metiendo a la fuerza y…!

_Subaru: Nop, te equivocas. Si de verdad estuvieras tomándote en serio el encerrarte aquí, de ninguna manera habría logrado entrar tantas veces en tan poco tiempo. Tu rechazo es sólo superficial.

_Beatrice: ¡Eso es…! Es por-porque… sí, es porque estás usando el método para vencer al Pasaje de la Puerta, de hecho. Y la mansión está ardiendo, lo cual está reduciendo el número de puertas...

El intento de Beatrice de refutarlo terminó débilmente por la falta de palabras.

Las declaraciones de Subaru la habían hecho dudar de sí misma. E incluso si no fuera así, Beatrice había perdido el pilar que la había mantenido de pie durante estos cuatrocientos años, y se encontraba inestable.

Beatrice ya no sabía qué tenía la razón: las palabras de Subaru, o las emociones de ella misma.

_Subaru: …

Y la verdad era que Subaru tampoco lo sabía.

No tenía idea de porqué había logrado entrar a la Biblioteca Prohibida de Beatrice tantas veces seguidas en un espacio tan corto de tiempo.

Tal vez era porque las puertas de la mansión se estaban quemando, dejándole menos opciones.

O quizás era que la situación de emergencia estaba provocando que sus habilidades Yin dejaran salir una fuerza absurda, y esto le estaba permitiendo vencer al Pasaje de la Puerta.

También podría ser que en realidad Subaru estuviera en lo correcto, y que Beatrice no lo estuviera rechazando en serio y que, por lo tanto, la entrada del Pasaje de la Puerta estaba abierta para él.

Subaru deseaba que fuera esto último.

Pero la realidad era insignificante. Lo que Natsuki Subaru necesitaba hacer en este instante, era asegurar cualquier posibilidad de sacar a Beatrice de ahí.

_Beatrice: ¡Tú… tú! ¡No eres Él!

Gritó Beatrice, aferrándose a su falda.

Dejó de pensar y simplemente comenzó a gritarle a Subaru.

_Beatrice: ¡Dijiste que no lo eras, de hecho! Tú… dijiste que no lo eras, supongo. Si fueras Él… incluso aunque fuera mentira, Betty te habría creído. Incluso sabiendo que era una mentira, únicamente podría haberte creído, de hecho.

_Subaru: Beatrice...

_Beatrice: Pero dijiste que no lo eras, supongo. Dijiste que no lo eras, dijiste que era estúpida, de hecho. Pues sí, supongo. Tienes razón, de hecho. Betty es una estúpida, una estúpida idiota, quien incluso ahora no puede dejar ir una promesa de hace cuatrocientos años… ¡y por eso! ¡nada de lo que digas cambiará el hecho de que esto ya se terminó, parece!

Eligiendo el rechazo, un viento invisible se arremolinaba alrededor de Beatrice mientras gritaba.

El torrente de viento mágico movía su vestido y su largo cabello, llenando la Biblioteca de un tenso y turbulento aire. Subaru percibió que este sería el ataque más fuerte hasta ahora, y su cuerpo temblaba de terror por el ataque inminente.


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