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91.84% Re: zero arco 3, 4, 5. / Chapter 462: Conquista de las Torres de la Ciudad. Parte 3

章節 462: Conquista de las Torres de la Ciudad. Parte 3

El Caballero de los Caballeros dirigió su mirada hacia Wilhelm, e hizo una ligera reverencia.

_Julius: Wilhelm-sama.

_Wilhelm: De lo que hubiera querido decir, Subaru-dono ya lo ha dicho casi todo. Es verdad que no guardo sentimientos muy armoniosos por Glotonería… Y por ello, yo también le confiaré esto, Julius-dono. Me temo que en esta ciudad hay demasiados indeseables involucrados.

Viendo al Demonio de la Espada hablar con tal libertad, Julius se sintió alentado. Ricardo, que hasta entonces había guardado silencio mientras observaba su conversación, procedió a hablar.

_Ricardo: ¿Pero qué…? Pareciera que mi opinión no tiene valor en esta sharla. ¡No les importo, ¿verdad?! Pero bueno, 'toy de acuerdo en que esta formación es la mejor.

_Anastasia: Parece que Ricardo quiere argo de amor. Quejarte de esa manera con tu tamaño no luce muy lindo, ¿sabes? …Te lo encargo, Julius.

_Ricardo: Relájate. ¿Arguna vez me has visto mentir, Anita?

_Anastasia: Deja de una vez de llamarme de esa manera. Recuerda que pa' ti soy tu líder, Ricardo.

Ricardo soltó una carcajada ante los pucheros avergonzados de Anastasia. Esos ojos oscuros que miraban a Anastasia poseían un brillo delicado.

_Subaru: Así pues, los equipos han quedado decididos ¿no?

—Respondiendo el comentario de Subaru, todos los presentes en la mesa redonda asintieron.

_Subaru: Para el ataque contra Sirius de la Ira, serán Priscilla y Al. Contando a Liliana, serían tres.

_Priscilla: La mera contemplación de que mi persona pudiera sucumbir ante la manipulación de emociones es realmente para reírse. Le demostraré a mi oponente que se encontraba en el lugar equivocado, en el momento equivocado, y contra el enemigo equivocado. ¡Imbéciles sin remedio como ella se merecen una lección!

_Liliana: Yo sólo canto~, y no hago más que canta~r. ¡Eso es lo que soy, nada más que un cúmulo de carne cantante! Mi vida no tiene valor, valor tiene el escenario. Bien, bien, ahora sí me siento motivada. ¡Ahora mismo, siento que puedo hacerlo!

_Subaru: …

Priscilla batía su abanico hacia sí misma mientras Liliana encontraba motivación de forma cuestionable. El rostro de Al estaba oculto, pero todo su cuerpo daba la impresión de que no estaba muy convencido.

Aunque lucían como un trío ligeramente preocupante, su nivel de confianza era el más alto de todos.

_Subaru: Los siguientes, para capturar a Lujuria, tenemos a Garfiel y Wilhelm-san.

_Garfiel: Sí. Agarraré el pescuezo de esa mujer 'stridente y hará que llore y se disculpe.

_Wilhelm: Nos encargaremos. —Siendo nosotros dos, la victoria es segura.

¿Podría decirse que aquellos con mayor espíritu de lucha eran ellos dos?

Wilhelm —El Demonio de la Espada— tenía una responsabilidad con su líder, y también estaba su esposa, a quien jamás olvidaría.

Y en cuanto a Garfiel, había algo en su interior que simplemente no llegaba a tomar forma, una especie de emoción que sacudía su ser.

Tal vez estos dos guerreros buscaban respuestas en la batalla que tenían por delante, pero era imposible estar seguro de si era eso lo que sentían.

_Subaru: Y para la aniquilación de Glotonería, están ustedes dos, Julius y Ricardo.

_Julius: Esta tarea se nos ha sido encomendada por nadie más que ustedes. Sin duda se llevará a cabo. Será completamente erradicado.

_Ricardo: Esos bastardos hicieron sufrir a mi familia. No necesito escushar na'a pa' saberlo. Dolor es lo mínimo que les haré sentir.

Esos dos eran los que menos conexiones tenían con el Culto de la Bruja. Y aun así, no costaba nada asegurar que seguirían dando todo de sí, dado que era una certeza total que ambos eran oponentes muy respetables.

Juntos, ya habían superado otras adversidades. Entre estos compañeros de batalla, no cabía ninguna duda.

Precisamente por eso era posible decidir cederles al detestable Glotonería.

_Subaru: El último es Codicia, con Reinhard somos dos. ¿Cuento contigo?

_Reinhard: —Sí, confía en mí. Yo también confiaré en ti, Subaru.

Ante la pregunta de Subaru, Reinhard asintió con su usual actitud de convicción. Pero algo en su aura apacible de siempre parecía haberse suavizado más, y aunque en el campo de batalla podría percibirse como deshonesto, su apariencia sencillamente desbordaba humanidad.

Subaru se preguntaba por qué era tan reconfortante esa mirada.

_Anastasia: Bien, con esto, las opciones para la batalla han si'o toma'as. Y a continuación, toca deci'ir dónde deben 'tar los Espejos de Comunicación pa' informar, de los cuales tenemos tres. Asumiendo que dejemos uno aquí en er Ayuntamiento… ¿qué hacemo' con los otros dos?

_Subaru: Personalmente, querría que uno sin duda fuera para la batalla contra Ira. Y el otro para… Lujuria o Glotonería, cualquiera de esos dos, eso pienso.

_Anastasia: ¿Cuáles son tus motivos?

_Subaru: La influencia de Ira puede cubrir a toda la ciudad. Su derrota o victoria tendrá repercusión sobre la situación entera. Por lo tanto, son noticias que necesitamos conocer con rapidez.

En cuanto al uso de los Espejos de Comunicación, todos asintieron ante la sugerencia de Subaru como si fuera una verdad incuestionable. Respecto a la razón para llevar o no un espejo contra Codicia,

_Subaru: Tal y como se ha dicho, Reinhard irá a por Codicia. Es optimista decir que no hay mucho más que desconozcamos del poder de Codicia, pero no es imposible que sea superado en un instante. Si eso sucede, la situación tiene que poder manejarse de tal manera que Reinhard pueda ser enviado como refuerzo a cualquiera de los frentes restantes.

_Otto: Pero, a menos que el equipo que luche contra Codicia posea un Espejo de Comunicación, transmitir esa información sería imposible ¿no? Aun así, pienso que la sugerencia de Natsuki-san es correcta.

_Subaru: La respuesta es simple: usaremos el dispositivo mágico de transmisión. Nos mantendremos informados de los frentes que necesitan ayuda con una transmisión a toda la ciudad. Usando el Espejo de Comunicación, Anastasia-san organizará toda la información, y será la responsable de mantenernos a todos al tanto. ¿Qué les parece?

_Anastasia: Creo que es una elección sabia. Parece que la cabeza sí te funciona a veces, Natsuki-kun.

Dijo Anastasia mientras reía impresionada, entonces le lanzó uno de los espejos a Priscilla.

Priscilla lo atrapó con su abanico y lo puso frente a Liliana.

_Liliana: ¿Eh? ¿EH? ¡¿EH?!

_Priscilla: Llévalo tú, cantante. Yo no levanto nada que pese más que un cubierto.

_Liliana: Ese abanico pesa más que algunos platos. No digas cosas tan pomposas.

_Priscilla: No hables con tal imprudencia, observa su diseño. Posee adornos e incrustaciones de oro y sólo con eso ya es de peso considerable. No te atrevas a compararlo con vulgares platos.

_Liliana: Entonces sí pesa más que un cubierto…

Independientemente de lo que dijo, al final Liliana acabó cargando con el espejo. Dejando de lado a Liliana, que empezó a arreglarse el cabello frente al espejo, el último Espejo de Comunicación le fue entregado a Wilhelm.

_Subaru: Tomando en cuenta el número de enemigos, el frente de Lujuria necesita el espejo más que los del frente de Glotonería. Siendo dos personas, debería irles bien… pero contacten a Anastasia de inmediato si parece ser demasiado peligroso.

_Wilhelm: Entendido, me aseguraré de hacerlo.

Mostrando consideración por Julius, Wilhelm puso el espejo en el bolsillo de su pecho.

No obstante, se trataba de una decisión un tanto preocupante. En su estado actual, Wilhelm podría arder de furia e ignorar la instrucción que se le acababa de dar. Y obviamente Garfiel era de los que explotaban a la menor provocación.


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章節 463: Conquista de las Torres de la Ciudad. Parte 4

—En cualquier caso, los preparativos para la batalla estaban listos.

_Subaru: Esperaremos un poco más. Cuando ese tiempo pase, comenzaremos la Operación de la Conquista de las Torres de la Ciudad.

Ante las palabras de Subaru, todos los presentes asintieron con la cabeza.

Sin embargo, viendo sus expresiones calladas y tensas, Subaru sintió que el ambiente no estaba muy bien.

_Subaru: Poniendo caras tan disgustadas… ¿no les da la impresión de que algo malo podría pasar?

_Otto: Ha llegado otra señal que indica que Natsuki-san dirá algo raro.

_Subaru: No es nada raro. Es importante. Si un ejército tiene la moral baja, por muy grande que sea, en lugar de ejército, no es más que una simple multitud. No estoy diciendo que tengamos la moral baja, pero creo que no estoy mal encaminado. Así que, vamos a alzar la voz.

Dando una palmada con las manos, Subaru se puso de pie.

Y cuando levantó su puño como para que todos los presentes le mirasen, 

_Subaru: ¡Limpiemos este desastre, damas y caballeros! ¡Destruyamos a esos bastardos alborotadores en esta batalla! ¡El Culto de la Bruja perderá y obtendremos nuestro  Happy End!

_Los demás: …

Frente a los ánimos de Subaru, todos se miraron. Y entonces, asintiendo los unos a los otros,

_Los demás: ¡¡Sííííííí~!!

Y así se manifestó una respuesta de gran moral.

Si podían dar una respuesta tan poderosa, entonces seguro que les iría bien.

Ésta sería la única vez que estos miembros estarían así de preparados y con este espíritu de lucha.

—La batalla para reconquistar la ciudad, comenzó con toda seriedad.

_Subaru: ¡—En esta batalla, la victoria será nuestra!

Con Subaru diciendo lo que le daba la gana, la reunión en la mesa redonda había llegado a su fin.

Sus adormiladas sensaciones se recuperaban, su consciencia lentamente volvía a la realidad.

Mientras la realidad se filtraba lentamente a través de sus somnolientos sentidos, las sensaciones en sus manos y piernas volvían con naturalidad. Entonces, mientras sus sentidos se recuperaban por todo su cuerpo, su primera sensación era que algo la envolvía.

Era cálido, como si el pelaje de un animal de gran tamaño la estuviera cubriendo.

Ya había sentido algo parecido hace mucho tiempo. Hace mucho, mucho tiempo, durante su niñez, en una época en la que su cuerpo no era capaz de seguir a las hadas, cuando temía dormir sola.

Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había sentido esa clase de textura.

_Emilia: —Ah.

Lentamente, surgieron lágrimas en sus ojos debido a la nostálgica sensación.

Dejando de lado su infantil deseo por querer seguir sintiendo esa calidez, abrió los ojos poco a poco.

Sus largas pestañas se sacudieron, y sus ojos amatistas comenzaron a percibir lo que la rodeaba.

Se encontraba en una habitación con un techo alto, y decoraciones que nunca había visto antes. Recostada en una cama, se dio cuenta de que estaba cubierta por una delgada manta creada con pelaje de alta calidad.

Una persona desconocida sentada a su lado había estado limpiando su rostro con una toalla húmeda.

_Emilia: ¿Quién eres?

_???: …

Una hermosa mujer con un rostro blanco como la porcelana la había estado observando desde antes de que abriera los ojos.

Aunque parecía que era de un tono pálido enfermizo, su rostro era hermoso e inexpresivo, como el de una muñeca. Su hermosura era tal, que el ambiente de cualquier habitación cambiaría si sonriera, pero su expresión era tan rígida como el de una máscara.

Levantándose y agitando su propio cabello largo detrás de ella, la mujer con un vestido negro salió de la habitación de inmediato.

Rápidamente, Emilia trató de hablarle; pero mientras pensaba en cómo debía llamarla, la puerta ya se había cerrado. Y así, se había quedado sola. 

_Emilia: ¿Dónde… estoy?

Con algunas dudas, enderezó su cuerpo.

Aunque se sentía algo cansada, no sentía ninguna clase de dolor o malestar físico. La sensación de pesadez debía ser por haber utilizado una cantidad de magia que aún no estaba acostumbrada a usar; por lo tanto, era una señal de que su cuerpo todavía no podía tolerarla.

Al pensar eso, inmediatamente recordó el resto de la situación en la que se encontraba.

_Emilia: Cierto. Estaba, en la plaza, luchando contra una persona extraña y…

Uno tras otro, los sucesos justo antes de perder la consciencia le venían a la mente.

Una psicópata cubierta hasta el rostro de vendajes, a quien Subaru llamaba Ira, se había enfrentado a ella con un temible poder de combate y una espeluznante cantidad de enojo. Durante un momento, había tenido la ventaja en batalla, pero acabó perdiendo ante las feroces llamas, había sido mandada a volar y—

_Emilia: Entonces, debo haberme desmayado. Pero, sigo con vida.

Viéndose superada, debió tratarse sin duda de una situación desesperada.

Seguramente alguien llegó en mi ayuda. Subaru y Beatrice estaban ahí, puede que haya sido rescatada por ellos dos.

Aun así, su corazón estaba devastado ante tan penosa derrota.

Emilia se había confiado frente a Subaru; pero no sólo había perdido, sino que también necesitó que la ayudaran.

_Emilia: No, no hay tiempo para ponerme así. Debe ser tarde, no tengo tiempo para detenerme a lamentarme. Me lamentaré en el camino.

Dándose unas cuantas palmadas en sus blanquísimas mejillas, se subió los ánimos. Tiempo usado para deprimirse era tiempo desperdiciado.

Habiendo sido provista no sólo de una cama y cobijo, sino también de una cuidadora, ese lugar debía ser el hogar de alguien bondadoso. Dado que había sido llevada a un lugar que no parecía un hospedaje, su situación debió haber sido muy severa.

_Emilia: Pero no siento nada de dolor, así que tal vez un gran sanador… ¿Eh?

Mientras se movía para ponerse de pie, Emilia se dio cuenta de un detalle relevante sobre sí misma.

_Emilia: Estoy… desnuda.

Cuando sus pies tocaron el suelo, cayó en la cuenta de que no la cubría ni una sola prenda de ropa. Ladeando la cabeza, Emilia envolvió su cuerpo con la manta y se levantó de la cama. Dio un vistazo por la habitación, esperando encontrar algo que pudiera ponerse, lamentablemente no pudo encontrar nada.

_Emilia: Emm, ¿qué debería hacer? Si salgo de la habitación así, podrían pensar que soy una maleducada… 』

Antes de salir del bosque, Puck le enseñó muchas reglas, asuntos y situaciones que debía entender sobre la sociedad fuera del bosque; y ese fue uno de los puntos que con más énfasis fueron grabados en su mente. Posteriormente, habiendo ya aprendido, fue Annerose quien le enseñó sobre el pudor y la vergüenza.

No debía exponer demasiada piel en público. Siguiendo esa regla, su apariencia actual era un verdadero problema,

_Emilia: Pero me preocupan los demás… Como se trata de una emergencia, tendré que pasarlo por alto esta vez.

Tenía que averiguar lo más pronto posible cómo había terminado la batalla contra los Arzobispos del Pecado. Con ese objetivo como justificación, Emilia salió de la habitación cubierta sólo por una manta.

Saliendo hacia un pasillo, no cabía duda de que se trataba de un edifico que no conocía. 

Sin embargo, comparado con cómo se lo imaginaba, el frío pasillo daba la extraña impresión de ser un lugar un tanto rústico. 

_Emilia: Pensé que se trataba de una especie de mansión, pero no es eso en absoluto. No, ¿será que lo raro era en realidad esa habitación?

Dándose vuelta, vio la habitación en la que había descansado.

Una gran cama y un pequeño armario. No obstante, visto con más atención, no podía dejar de sentir que algo no encajaba. Daba la impresión de que la cama y el otro mueble habían sido colocados sin ninguna clase de cuidado en una habitación vacía.

Y probablemente eso no era incorrecto.

Con tan sólo percibir la atmósfera del pasillo, estaba claro que ese no era un lugar donde viviera gente, sino donde gente trabajaba. Si escuchaba con atención, podía oír el sonido de agua y también de algo más.

Mientras Emilia contemplaba todo eso, justo ahí—

_???: Ah, parece que al fin has despertado, qué alivio, un gran alivio. Me alivia que estés a salvo.

Al oír eso, Emilia se dio la vuelta.

En ese momento, en uno de los extremos del pasillo, un joven hombre de pelo blanco apareció. 

Habiendo notado a Emilia, el joven hombre le sonrió y comenzó a caminar hacia ella.

_???: Sin embargo, no estoy cómodo con la idea de que te pongas a pasear nada más haber despertado. Tuviste un largo día y mucho te ha sucedido, así que por lo menos debe dolerte la cabeza. Teniendo eso en mente, te pido que te cuides mucho, Especialmente porque tu cuerpo ya no es sólo tuyo.

_Emilia: Emm, ¿tú eres…?

En un parpadeo, Emilia dirigió su mirada hacia el joven hombre que hablaba con ella.

Esa actitud de aumentar la cercanía con otros en un instante era parecida a la de Subaru. No obstante, había una diferencia crucial entre Subaru y él, y era que la actitud de este hombre no mostraba respeto alguno por los demás.

Esa era una virtud discreta de Subaru, y el joven hombre frente a ella no mostraba ni el más mínimo atisbo de eso. Era como si no sintiera ninguna clase de remordimiento o culpa por otros.

—A mismo tiempo, Emilia estaba recordando un sentimiento que no alcanzaba a vislumbrar con claridad respecto al hombre frente a ella.

_???: Cierto, perdón, perdón. Yo te he visto hasta dormida, pero diría que ésta es la primera vez que tú me ves a mí. Todavía no te he dicho ni mi nombre. No importa qué tan cercanos seamos, esa falta de modales es inaceptable. Ha sido culpa mía por apresurarme. Me disculpo con toda honestidad. Porque soy un ser humano capaz de tales cosas.

_Emilia: Cl-Claro…

La respuesta de Emilia para el joven charlatán fue un tanto grave.

La razón era que su actitud la abrumaba, pero había algo más, algo más significativo. Se trataba del subconsciente de Emilia dándole señales.

—A este hombre lo he visto, en algún lugar.

_???: A pesar de ser un momento tan esperado, este lugar para nada romántico lo echa a perder. Pero, también pienso que, de todas formas, recordaremos este momento como uno especial. Visto así, ya no se siente como algo malo. Un poco de felicidad al día es más que suficiente para iluminar este camino que recorremos llamado vida. Si es contigo, eso se vuelve especialmente cierto. Ser capaz de vivir malos momentos pudiendo ver todo lo bueno de ellos, esa es la clase de vida que quiero vivir. ¿Compartes este sentimiento conmigo, Emilia?

_Emilia: Yo… no recuerdo haberte dicho mi nombre. Entonces, ¿quién eres?

_???: Ups, lo siento. Tengo el mal hábito de dejar de poner atención a mi entorno cuando me emociono mucho. Es por eso que en ocasiones me disgusta mi afectiva personalidad. Puede que sea por ti que mis sentimientos arden tan fuerte. Cierto, mi nombre.

Luego de un rodeo increíblemente largo, el hombre finalmente tocó el tema que importaba.

Sintiendo un hormigueo de advertencia que le quemaba toda la piel, Emilia observaba las acciones del hombre en todo momento. Había entendido de manera instintiva que estaba en peligro.

La causa de este instinto era, evidentemente, el joven hombre frente a ella.

_???: Me llamo Regulus Corneas. Tengo un puesto de alto nivel en cierta organización, pero no creo que eso sea de tu interés. Lo que sí debería interesarte es lo siguiente: yo soy tu esposo, y tú eres mi esposa número 79.

_Emilia: …¿Eh?

El joven hombre finalmente se presentó —Pero, el significado de lo que Regulus había dicho con tanta gracia, eso fue lo que no entendió. Emilia empezó a inquietarse y juntó sus adorables cejas en confusión. Sin embargo, Regulus no le puso ni pizca de atención a la reacción de Emilia, pues estaba observando con detalle su cuerpo, cubierto únicamente por una manta.

_Regulus: Esa indumentaria es como veneno para la vista. Pediré que una muda de ropa te sea traída a la mayor brevedad. Puedes estar tranquila. Mis otras esposas están en tu misma situación. Ya se han acostumbrado a usar vestidos de novia.

_Emilia: ¿A qué te refieres con vestido de novia? No, no sólo eso. ¿Por qué dices que soy tu esposa?

_Regulus: Es verdad. ¡Me había olvidado de algo tan importante! Para alguien como yo, eso sería un problema.

Emilia había abierto la boca para hacer otra pregunta, pero Regulus no estaba escuchando. Dio una palmada con sus manos, y agarró con delicadeza los hombros de Emilia cuando ella estuvo a punto de hablar. Ella frunció el ceño debido a la extraña cantidad de fuerza proveniente de esos dedos.

Acercándose lo suficiente como para tocar la frente de Emilia, Regulus la miró a los ojos.

_Regulus: Me estaba olvidando de una pregunta muy, muy importante. Ya te contaré sobre la ceremonia después. Emilia, esto es importante, así que necesito que me respondas con sumo cuidado. Es de vital importancia para nuestro futuro.

_Emilia: …

Ante el extraño nivel de presión, Emilia contuvo su aliento en silencio. 

Tomando la actitud de Emilia como de expectación, Regulus sonrió. Y con esa sonrisa, preguntó.

_Regulus: Emilia, ¿eres virgen? Es muy importante, y es todo lo que necesito saber.

Dijo, mientras sonreía.


創作者的想法
delta_zero_1153 delta_zero_1153

ja ja ja ja! Emilia eres virgen!! se pasó con semejante pregunta!!

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