Su pierna derecha se sentía, para todos los efectos, bien. Aunque era un extraño estado en el que no tenía sensación alguna, podía correr sin problema.
_Garfiel: —¡'Stán aquí!
Dos figuras cayeron sobre Garfiel, al frente.
Mientras el grupo observaba las enormes espadas y una delgada hoja agitándose en el aire, una soldado entre ellos sacó valientemente su arma. Desde la retaguardia.
—El Corte de los Cien Hombres fue lanzado.
Crusch había desenvainado su espada y lanzó un ataque fortificado con la Protección Divina de la "Lectura del viento" que cortó hacia el enemigo diagonalmente.
Cualquier cosa dentro de su rango de visión, incluso a muchas decenas de metros de distancia, podía ser alcanzada. Ésta era la técnica de espada a larga distancia de Crusch.
Sus golpes habían hecho mella incluso en las defensas mágicamente aumentadas de la Ballena Blanca.
Se escuchó el sonido del acero sobre el acero, el gigante y la mujer retrocedieron.
_Subaru: ¡¿Les diste?!
_Crusch: ¡No, lo bloquearon!
Su bien ejecutado ataque sorpresa había fallado en hacer contacto.
Girando sus cuerpos a un lado, aterrizando limpiamente sobre el pavimento, las dos figuras vestidas de negro empuñaron sus respectivas armas en una bien preparada formación defensiva.
Dos espadas gigantes, y una sola espada afilada. De arriba abajo, ambos vestían el despreciable atuendo del Culto de la Bruja.
Habiendo evitado por completo el impacto de ese golpe, inclinaron sus cuerpos ligeramente hacia adelante, a punto de saltar del suelo.
Sin embargo, antes de eso,
_Julius: Aunque se defendieron del golpe de Crusch-sama, ¿podrán resistir esto?
Tres luces de colores diferentes brillaron desde arriba, cayendo sobre los ocultistas.
Los seis cuasiespíritus de Julius, divididos en grupos de tres, atacaron al gigante y a la mujer. Otra fuente de luz mágica, una que Subaru nunca había visto antes, aplicó una espantosa presión sobre sus enemigos, forzándolos a arrodillarse.
Al ver la presión que sufrían sus enemigos, Garfiel y Wilhelm cargaron hacia la mujer, mientras que Ricardo ondeó su machete sobre su cabeza mientras saltaba hacia el gigante.
_Garfiel: ¡Toma 'sto!
_Wilhelm: ¡—Es!
_Ricardo: ¡¡Tu fin!!
Con un destello plateado, emanando una presión abrumadora, el Demonio de la Espada balanceó su espada.
La fuerza sobrehumana de Garfiel y Wilhelm golpeó hacia abajo, lista para destruir las defensas del enemigo.
Si lograran conseguir una muerte en este intervalo—
_Mujer: ——
La mujer de rodillas giró su espada en su empuñadura y lanzó un corte hacia las piernas de Garfiel y Wilhelm, quienes lo evadieron inmediatamente, pero la mujer continuó con la misma trayectoria, retorciéndose para estirar una pierna alrededor del cuello de Garfiel, llevándolo hacia el rango de la magia de Julius.
_Garfiel: ¿¡Qu—!?
Envuelta en los brazos de Garfiel, la mujer se protegió de cualquier efecto mágico usando a Garfiel como escudo. Luego, con su rodilla hizo pedazos la nariz de Garfiel mientras agarraba su brazo izquierdo con su mano libre y lo usaba para escudarse de Wilhelm.
Ante tan profunda demostración de habilidad, Garfiel gritó de dolor, y Wilhelm maldijo.
Rompiendo la breve pausa entre ambos bandos, la mujer pateó hacia el anciano espadachín, liberando a Garfiel en el proceso.
Aunque sus movimientos debían haber estado limitados, su golpe fue lo suficientemente fuerte para lanzar a Wilhelm por los aires. Justo mientras éste recuperaba el equilibrio, ella ya había realizado otro medio giro en el lugar, lanzando una rápida patada como continuación.
_Gigante: ——
Mientras tanto, el ataque de Ricardo se detuvo cerca de la cabeza del gigante.
Todavía arrodillado gracias al efecto mágico lanzado por Julius, el gigante había soltado las grandes espadas que había sostenido en ambas manos. Luego, había levantado sus manos desnudas y las había llevado sobre su cabeza.
_Ricardo: ¡Idiota, 'tás acaba'o!
Como resultado de su errónea decisión, sus brazos serían cortados.
Aunque el machete de Ricardo no era afilado, contenía muchísimo impulso y poder. Los gruesos brazos del gigante fueron amputados por el impacto y volaron por el aire mientras rojo y hueso blanco eran arrojados.
_Gigante: ——
Ricardo dio un paso atrás y alzó su machete con la intención de bajarlo sobre la cabeza enorme del gigante.
Sin embargo, el gigante simplemente recuperó sus espadas con sus brazos extra, desviando el siguiente ataque que debía haber sido fatal.
_Ricardo: ¡¿Qué?!
El gigante alzó sus brazos, permitiendo que una cortina de sangre salpicara y deshaciendo la magia que Julius había lanzado. Liberado de dicha magia, el gigante era de nuevo capaz de la ágil movilidad que no concordaba con su enorme cuerpo. Escogiendo sacrificar sus brazos había logrado eliminar una debilidad aún mayor.
Ricardo, incapaz de soportar las pesadas espadas que contraatacaron, fue herido en un brazo por un golpe del que apenas había logrado evitar un daño mayor.
Él gruñó a la vez que el puño del gigante chocaba con su rostro, enviando el cuerpo del hombre bestia a volar hacia atrás.
_Mujer: ——
_Gigante: ——
Contra los tres oponentes que ahora estaban a la defensiva, la mujer y el gigante alzaron sus armas, armas de una clase especial, con la clara intención de matar.
Alcanzando finalmente a esos otros tres,
_Julius: Magia sintética, ¡Fell Goa!
_Subaru: ¡Acierta!
_Crusch: ¡Por favor!
El encantamiento de Julius creó un viento, que se arremolinaba con rojas llamas brotando desde dentro.
El tornado de fuego resultante se dirigió rápidamente a la mujer que se aproximaba a Garfiel, alejándola y atrapándola en su centro.
Y entones, junto con algo así como una plegaria de dos personas al unísono, se escuchó el sonido de un corte y el silbido de un látigo a través del aire.
La espada de viento de Crusch unida al látigo de Subaru golpearon el cuerpo del gigante. Una herida se marcó en su pecho al ser finalmente golpeado.
Dicha herida no era un problema serio para él. Aun así, ellos habían conseguido detener su asalto, y Ricardo se impulsó desde el suelo y golpeó la mandíbula del gigante.
_Ricardo: ¡Mardito, tú te lo buscaste!
_Subaru: ¡¿Es el momento de decir eso?! ¡Regresa ya, Ricardo!
Movido por el impulso de la patada, Ricardo giró hacia atrás, recuperando su machete y limpiando la sangre en su rostro, antes de retirarse para unirse a Crusch y Subaru, listo para enfrentar al gigante una vez más.
Viendo que la mujer seguía rodeada por una prisión de viento y llamas, los ojos de Subaru se abrieron involuntariamente.
_Subaru: ¡¿Qué es eso?! ¡Tú, puedes usar una magia tan espectacular?!
_Julius: Es sólo un farol. Aún no soy lo suficientemente bueno para hacer que sea letal.
Julius respondió amargamente al elogio de Subaru, y el espectáculo frente a sus ojos confirmaba sus palabras.
Mientras la mujer se bañaba en ese tornado de flamas, la espada en su mano brilló — y el corazón de ese viento fue atravesado con un ligero movimiento. Perdiendo su equilibrio, la prisión de llamas fue destruida.
La elegante habilidad sin par con la espada de esa mujer, y la fisiología especial del gigante.
_Subaru: Joder, esto no puede ser.
La parte frontal de su capa negra se desprendió, revelando los múltiples brazos del gigante. Con indiferencia, el gigante recogió sus brazos amputados del suelo y los presionó contra los muñones, mientras su sangre y carne se entretejían con un nauseabundo sonido.
Sólo un momento después, los brazos del gigante habían sido restaurados, quedando sólo pequeños rastros de las heridas. Como para confirmar la curación, agarró sus grandes espadas con ellos una vez más, balanceándolas ostentosamente.
Ambos enemigos parecían invencibles.
_Subaru: En contraste, está claro que nuestro fast attack falló.
Mirando de reojo, Julius y Wilhelm, protegidos por la magia de Julius, estaban siendo curados por Garfiel.
La realidad era que Garfiel y Wilhelm, trabajando juntos, habían sido estrepitosamente derrotados. Esa sensación de desesperación no sería borrada fácilmente.
Sin embargo, sería un error decir que revertir la situación era completamente imposible.
_Subaru: Aunque atacar de cerca no es seguro... a larga distancia aún podría ser efectivo.
Ya fuera la magia de Julius, la hoja de viento de Crusch, o incluso el látigo de Subaru, todavía tenían una oportunidad.
El último no sería de mucha ayuda incluso si funcionara, eso estaba claro, pero los otros dos ataques ciertamente podrían cambiar las tornas de la batalla.
_Subaru: —
Ante la mirada expectante de Subaru hacia Julius y Crusch, ambos asintieron con la cabeza.
Garfiel y Wilhelm también comprendían el poder de sus oponentes en combate cuerpo a cuerpo. Y Ricardo no había tenido intenciones de enfrentar a ninguno de los dos por sí solo desde el inicio.
Los luchadores a corta distancia limitarían los movimientos de sus enemigos, y cualquier apertura sería aprovechada con ataques mágicos.
Éste probablemente era el mejor modo de minimizar heridas y conseguir la victoria.
La unidad de todo el grupo marcaría el ritmo del combate una vez más.
Y justo entonces—
_???: ¡Las tres íes: irracional, imposible e imprudente! ¿Cómo es que pedazos de mierda como ustede~s se atreven a vivir tan estúpidamente, feamente y superficialmente? ¡Esta encantadora dama no lo tolerará en absoluto~! ¡Kyajajajajah!
—Cortando abruptamente a través del campo de batalla, se escuchó una risa estúpida y aguda.
Sin embargo, al escuchar esa voz, todos los allí presentes comprendieron que la aparición de su dueña implicaba que la situación se había tornado aún peor. Subaru se estremeció y buscó a su alrededor a la dueña de esa voz que parecía reírse del grupo de Subaru.
_???: ¿A dónde están mirando? La razón por la que ustedes no tienen ninguna salvación es precisamente porque son unos descerebrados remata~damente idiotas. Vamos, abran bien sus o~jos de perro, y piensen lo más que puedan con sus vacías cabezas. ¡Así tal vez esta encantadora dama muestre~ misericordia para sus sucias almas!
_Crusch: —Imposible…
Junto a Subaru, cuya mirada saltaba de un lado a otro, Crusch emitió un ronco suspiro.
Sus ojos color ámbar estaban fijos mirando hacia arriba. Con profundo entendimiento, Subaru miró en la misma dirección, esperando ver a Lujuria.
Su línea de visión apuntaba al tejado del Ayuntamiento.
Ruidosas burlas caían sobre ellos desde allí, como si la dueña de esa voz estuviera observando hormigas desde una gran distancia.
De hecho, ésta era más o menos la situación. Porque—
_Capella: ¡Gyajajajajah! ¡Qué caras han puesto ustedes! ¡Se os ha quedado cara de tontos! ¿La guardaron sólo para mi encantador ser? ¡En ese caso, esta amable dama los felicita, estúpidos mono~s! ¿O preferirían mi saliva? ¿Estarían más felices con mi preciosa saliva? Para ustede~s, pedazos de mierda, debe de ser un tesoro muy deseado, ¿verda~d?
—Una risa estridente hizo eco a través del aire mientras Subaru miraba hacia arriba.
El gigante y la mujer no habían reaccionado en lo más mínimo ante la aliada que se les unía.
La Arzobispa de la Lujuria hizo una repentina aparición en el campo de batalla—
_Capella: ¡Bien, una vez más! ¡Esta adorable dama es la Arzobispa del Pecado de la Lujuria—!
—Y al tiempo que el nombre de Lujuria era anunciado, un dragón negro los miraba desde arriba con una sonrisa.
_Capella: ¡—Soy Capella Emerada Lugnica-sama! ¡Mueran! ¡Pedazos de mierdaaa!
Sobre el techo del Ayuntamiento, una dragona negra hacía alarde de sus alas ante el grupo de Subaru.
Al abrir la boca, reveló sus afilados dientes y una alargada y serpenteante lengua roja. Y mientras la dragona negra entrecerraba sus ojos dorados, continuaba emitiendo una risa opresiva y aguda.
La apariencia de esa dragona negra coincidía bastante con cómo se imaginaba Subaru que lucían los dragones.
Tenía la misma aura que los dragones de tierra, como Patrasche, pero su pelaje y sobre todo su físico, eran distintos. Los dragones de tierra normalmente eran tan grandes como los caballos, pero esta dragona alada era tan grande como un elefante.
Con ese tamaño, seguramente la dragona negra no podría volar. Quizás sus fuertes alas sólo servirían para intimidar o confundir al adversario.
No debería ser posible.
_Capella: ¡Ser violada por sus atentas miradas no es emocionante en absoluto, criaturas de carne en celo! ¡Ah, ay~ no~; es una desgracia ser observada por gente como ustedes que sólo pueden pensar en la gratificación sexual! ¡Po~r lo tanto, no me acercaré a ustedes!
Agitando sus alas hacia el suelo, provocó una ráfaga de viento.
Sacando su lengua roja y moviéndola como si estuviera lamiéndose los labios, la dragona negra—Capella retorció su propio hocico de reptil en algo reconocible como una sonrisa.
Esa dragona alada era escalofriantemente expresiva.
Las barreras de la comunicación ofrecían un margen para la interpretación que podía dar lugar a cosas maravillosas. Y Patrasche, que no podía hablar, era un buen ejemplo de esto.
Como los gestos de Patrasche tampoco expresaban emociones, nada impedía adorarla.
Pero, por el contrario, esta dragona alada sólo evocaba disgusto.
_Subaru: …Es tarde para preguntarlo, pero… ¿los dragones pueden hablar?
_Julius: Gracias a que pueden vivir muchos años, los dragones pueden desarrollar inteligencia y entender el lenguaje humano. El dragón divino Volcánica, que hizo un pacto con el reino, obviamente puede hablar con los humanos… pero no sabía que pudieran ser tan expresivos.
Al escuchar la voz abatida de Subaru, Julius dio una respuesta detallada a su pregunta.
El más Caballero de los Caballeros tenía su espada levantada hasta la altura del hombro, sin dejar de mirar en ningún momento a la dragona alada. Y las otras cuatro personas del grupo estaban igual que Subaru.
Delante de ellos tenían a dos espadachines con una inigualable fuerza, más una dragona que se había llamado a sí misma la Arzobispa de la Lujuria.
La intranquilidad que tenían desde el principio se había multiplicado.
_Subaru: Al menos, tenemos alguna oportunidad contra los espadachines…
La mujer empuñaba su espada larga y delgada sin ninguna indecisión en su postura. Y el gigante movía sus enormes espadas de un lado a otro, como si estuviera familiarizándose con ellas.
Aún se desconocía la fuerza de la espadachina, pero el gigante había elegido interceptar directamente el ataque de Ricardo. Obviamente, lo hizo a sabiendas de que se regeneraría justo después, pero eso no significaba que el ataque no hubiera sido efectivo.
Por lo tanto, continuarían con el plan inicial, consistente en lanzar ataques a distancia.
A pesar de eso, este grupo de seis personas tendría que emplearse a fondo.
_Subaru: ¿Hay alguien que haya luchado contra un dragón?
_Wilhelm: …Sí.
_Subaru: ¿En serio, Wilhelm-san?
Subaru pensó que su pregunta no tendría ninguna respuesta afirmativa, pero ante su sorpresa Wilhelm respondió con una afirmación. El viejo espadachín se giró para aclarar al sorprendido Subaru.
_Wilhelm: Hace casi cuarenta años, fui enviado para eliminar un dragón malvado llamado Valgren, el cual apareció en el sur de Lugnica. El incidente causó mucha tensión diplomática por la concentración de fuerzas cerca de la frontera con Vollachia.
_Subaru: Vamos a dejar esas consecuencias diplomáticas para otro día… Aconséjanos sobre cómo luchar contra un dragón.
_Wilhelm: De los quinientos caballeros que fueron enviados a la batalla contra Valgren, cincuenta de esos caballeros murieron y además tuvimos doscientas bajas. Ganamos, pero el resultado fue doloroso. Deberíamos haber tenido más en cuenta su inagotable vigor y que su capacidad de volar suponía una gran ventaja contra los caballeros.
_Subaru: ¡Parece que nuestra situación actual es más desesperada de lo que imaginaba!
Al ver la desesperación en el rostro palidecido de Subaru, Wilhelm continuó hablando.
_Wilhelm: Descuide, Valgren era un enemigo digno de llamarse Dragón entre todos los dragones alados. Comparado con Valgren, esta dragona es más pequeña. Seguramente moriría si la decapitamos.
_Subaru: ¿Y Valgren no moriría de esa manera?
_Wilhelm: Valgren tenía un total de tres cabezas que decapitar.
Habiendo terminado de hablar sobre esa batalla de hace mucho tiempo, Wilhelm endureció su agarre en la espada.
Era un alivio saber que sólo tendrían que decapitarlo una vez.
Al ver a Wilhelm adoptar una postura lista para luchar, los demás del grupo hicieron lo mismo y Subaru también agarró firmemente su látigo.
Viendo que Subaru no se rendiría, la dragona negra —Capella— lució sorprendida.
_Capella: Va~ya vaya… No me gustan los malos perdedores. ¡Están abatidos y se ven miserables; y, además de mis refuerzos, están nada más y nada menos que enfrentándose a una Arzobispa del Pecado! Se supone que las criaturas insignificantes como ustedes huyen en situaciones así, ¿no? ¿Quizás mi adorable ser se equivocó al ponerles en el grupo de los insectos? ¡Kyajajajaja!
_Garfiel: ¡Deja de tocarnos los cojones! ¡Como si un enemigo más hubiera cambiado algo! ¡Como si pudieran hacer algo contra tantos de nosotros! ¡Ustedes alborotadores serán derrotados y mi asombroso ser los pisoteará!
_Capella: Kyajajaja, parece que los ladridos de este perro perdedor están dañando las orejas de mi adorable ser. Ups, cometí un error. No eres un perro perdedor, ¡sino un gato perdedor! Mia~u mia~u mia~u. ¡No estés tan enfadado simplemente porque esa gatita con la que estabas murió!
_Garfiel: ¡¿Q-Qu—, hk?!
Ante esas crueles palabras, Garfiel procedió a gritar, pero su propia respuesta hizo un nudo en su garganta.
No cabía duda de que la dragona negra se estaba refiriendo a la anterior derrota de Garfiel. Que Capella supiera lo que habían hecho a Mimi significaba que había estado viendo esa pelea.
Sin embargo, lo que más le sorprendió a Garfiel fue,
_Garfiel: Zorra… ¿Cómo sabes que mi asombroso ser tiene sangre de tigre?
_Capella: ¿Eh? ¿Que cómo lo sé? No seas tan engreído, no me interesa ni uno solo de tus fragmentos, partículas o pelos. ¡Deduje que eras un sucio mestizo desde el primer momento en que te vi! ¡Y ahora, muere de la misma forma en la que has vivido: como una bestia inmunda!
Diciendo crueles insultos, Capella se giró hacia el resto del grupo de Subaru y olfateó el aire.
_Capella: ¡Qué peste! ¡Qué peste! ¡Todos ustedes, pedazos de mierda, huelen a podrido! ¡Un pedazo de mierda arrugado! ¡Un pedazo de mierda que pretende ser genial! ¡Un pedazo de mierda con pelo de animal! ¡Un pedazo de mierda... no lo sé, pero es repugnante! Ah, pero—
Mientras decía todos esos comentarios tóxicos, Capella miró hacia Crusch.
Capella entrecerró sus ojos y, ante esa mirada persistente, Crusch inconscientemente se abrazó. Al ver eso, Capella procedió a hablar complacidamente.
_Capella: —parece que, entre todo ese montón de trozos de mierda, hay un trozo que no está nada mal. ¡Un bello y adorable trozo de gran calidad, como a mí me gusta! ¡Y también huele muy bien! ¡No sé si podré resistirme! Su cara, su cuerpo, su belleza... Quiero manosearla sin para~r.
Estaba en éxtasis al verla.
La dragona negra se inclinó hacia Crusch, como si quisiera lamerla de arriba abajo.
En ese momento—
_Julius: ...Ya basta.
_Capella: ¿Eehh?
—una voz que suprimía un ligero enfado se interpuso.
La dragona negra, que había estado mirando fijamente a Crusch, alzó ligeramente su mirada con enfado.
Y, hacia donde miraban esos ojos abiertos de par en par, estaba Julius, quien movía su espada como si fuera una batuta.
_Julius: Sé quemada por mi luz séxtuple, ¡El Prailium!
Los seis cuasiespíritus de Julius dibujaron un círculo encima de él y, brillando con seis colores distintos, dispararon un rayo de luz hacia la dragona. Cuando esa luz iridiscente alcanzó a Capella, se volvió blanca, y ella empezó a gritar.
_Capella ¡¡Kyaaaaah!!
_Julius: Este es el precio por tanta palabrería tuya. Si de verdad tuvieras alguna habilidad, no dirías semejantes tonterías.
Obedeciendo las órdenes de Julius, sus espíritus dispararon continuamente sus ardientes luces.