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92.44% Re: zero arco 3, 4, 5. / Chapter 465: A quien llegarás amar algún día. Parte 2

章節 465: A quien llegarás amar algún día. Parte 2

Mientras Número 184 veía a Emilia ponerse la ropa interior mientras movía sus manos y pies, de repente dejó salir un largo suspiro.

_Emilia: ¿Pasa algo malo?

_Número 184: …No, simplemente estaba pensando que eres muy hermosa. Tus manos y piernas delgadas, la piel blanca y el cabello largo y plateado, especialmente.

_Emilia: ¿—? Gracias. Incluso si no lo dices en serio, me alegra. Sólo Subaru y Anne me dicen cosas así.

_Número 184: Subaru… Un hombre, ¿verdad?

_Emilia: Sí, mi caballero. Creo que estará muuuy preocupado por mí. Por eso quiero saber dónde estoy rápidamente…

Probablemente esto le causaría a él una gran preocupación.

En la mente de Emilia, no había ninguna preocupación de que Subaru hubiera sido asesinado. Él tenía a Beatrice y la idea de que Subaru se viera involucrado en una situación en la que muriera no llegó a la imaginación de Emilia en primer lugar. Subaru lo superaría de alguna manera.

Entonces, en la mente de Emilia, ser capturada sin poder decirle nada a Subaru era realmente patético.

_Número 184: Ese hombre al que llamas Subaru… no se lo menciones nunca al Honorable Esposo.

_Emilia: ¿Eh? ¿Por qué?

_Número 184: Tomando prestadas las palabras del Honorable Esposo, podría sospechar que tu mente no es virgen.

_Emilia: De nuevo se trata de esa "virgen".

Dar como razón un término, sin siquiera explicar lo que significaba, lo volvía realmente confuso.

Sin más explicación que esa a la ya enfurruñada Emilia, Número 184 tomó un vestido blanco del armario y lo sostuvo cerca del cuerpo de Emilia.

Era un vestido precioso con adornos elegantes, de aspecto brillante.

_Emilia: Pero… parece difícil moverse con ese vestido.

_Número 184: No quejarse también sería prudente. Ahora debes vestirte.

Preguntándose con la cabeza ladeada si un traje tan maravilloso le quedaría bien, Emilia empezó a ponerse cuidadosamente el vestido blanco, tal y como le había ordenado Número 184.

_Regulus: —Aah, simplemente es grandioso. Como pensé, el blanco te queda bien.

_Emilia: …Gracias.

Dijo Regulus con voz alegre cuando vio que Emilia se había cambiado de ropa.

Desde su reunión en el pasillo justo antes, él también se había cambiado de ropa. La expresión de Emilia sugería que ella lo había notado y Regulus se arregló el cuello de su propio traje.

_Regulus: Una boda es importante, ¿sabes? Normalmente, pienso que no debo estar vestido como tal, pero no quisiera avergonzarte con una terquedad poco divertida. Es ideal que los esposos muestren consideración el uno por el otro, sin pensar en ello como algo incómodo. No quiero cargarte con pensamientos preocupados sobre toda la consideración que te he mostrado por este nivel de trabajo, simplemente quiero que sepas que, si es por tu bien, soy un hombre que puede aceptar hacer algunos cambios. Y con respecto al lugar de celebración, estará listo pronto, en poco tiempo.

_Emilia: El lugar de celebración… ¿Quieres decir aquí?

Vestido muy formalmente con un esmoquin blanco, Regulus giró la cabeza y siguiendo su mirada, Emilia también miró alrededor del espacio en el que se encontraba.

Era una catedral—para ser exactos, era una catedral usada sólo para la importante tarea de celebrar una ceremonia de boda.

Después de haber sido cambiada de ropa por Número 184, Emilia salió del edificio por primera vez y rápidamente se dio cuenta de que había estado descansando en una habitación dentro de una de las torres de control. Emilia había sido conducida por Número 184 directamente a esta catedral, justo al lado de la torre de control.

El exterior de la catedral estaba lleno de siluetas que trabajaban a toda prisa para terminar los preparativos de la boda, las cuales continuaban metódicamente. Y sin palabras, llevando a cabo inexpresivamente la preparación del lugar, dondequiera que uno mirara, había mujeres hermosas y vestidas elegantemente.

_Regulus: Estas chicas son mis esposas, ellas están en la misma situación que tú. Todas juntas, son 291 en total… Es triste, pero muchas de ellas murieron. Aun así, para aquellas que todavía están conmigo, derramo mi amor sobre ellas por igual. Eso es obvio. Favorecer y amar a una sola persona me parece un principio demasiado distorsionado para ser apropiado para lo que llamarías un esposo. Yo nunca hago cosas tan absurdas. Reparto un amor fijo, en una cantidad fija, de una manera fija. Sin favoritismos, ni desigualdad, ni injusticia. Alégrate, porque yo también te amo de la misma manera.

_Emilia: Lo que estás diciendo… ¿no es—

_???: —Honorable Esposo. Tengo… algo que decirle.

"¿No es raro?", era lo que Emilia estuvo a punto de decir antes de que fuera interrumpida.

Desde enfrente, Número 184, que había estado esperando a su lado, le habló a Regulus. Escuchando a Número 184, Regulus frunció el ceño ligeramente.

_Regulus: Oye… Estoy hablando con ella ahora mismo, ¿no lo ves? ¿No crees que estás envenenando la situación al interrumpirme ahora, justo mientras compartimos la crianza del brote de amor entre nosotros dos, sólo ella y yo? ¿O eso no está en tu mente? Creo que son muy importantes las pequeñas cortesías entre marido y mujer. ¿No te lo he dicho siempre? Y, sin embargo, al seguir estorbando, estás desperdiciando mi pequeño deseo. ¿Qué opinas, Número 184?

_Número 184: Lo siento mucho. Sin embargo, esto es importante. Sé que es presuntuoso, pero sólo estoy actuando por preocupación por el Honorable Esposo. Le pido humildemente que escuche mis palabras.

Las palabras de Regulus se aceleraron y signos de peligro surgieron de todo su cuerpo. Sin embargo, incluso expuesta a esa mirada aguda, la actitud decidida de Número 184 no se doblegó y ella le aconsejó que la escuchará. 

Naturalmente, al ver esto, Regulus retiró la expresión malhumorada.

_Regulus: …Bien. Habla. Brindar un poco de bondad para la esposa es la generosidad del marido. No soy tan mezquino como para no hacer ni siquiera eso.

_Número 184: Estoy muy agradecida. Bueno, es con respecto al mensaje de la transmisión de hace un rato… ¿No habrá ningún problema con eso? Si, potencialmente, un disturbio ocurriera en la boda…

_Regulus: ¿La transmisión? Ah, la que hizo la voz temblorosa que no conozco. ¿Acaso importa realmente? Si esa persona sólo habla, no es un problema en absoluto. Es algún cobarde lleno de quejas que ni siquiera puede hablar de sus propias habilidades y que enumera algunas palabras adecuadas, eso es todo lo que me parece. No sé si es Capella, o Sirius, o es esa basura… Pero no me importa. ¿O es que no confías en mi fuerza? Entonces, como esposa, ¿acaso dudas de las habilidades de tu marido?

_Número 184: No, yo creo en sus habilidades. Si Honorable Esposo está aquí, entonces no tenemos nada de qué preocuparnos. Sólo esperaba que las palabras del Honorable Esposo eliminaran mis preocupaciones, eso es todo. Por favor, perdone a una esposa que falló en confiar en usted.

Con una respuesta aparentemente preparada, Número 184 intentó eludir la pregunta de Regulus. Con palabras propias de una niña débil y un rostro y una voz sin emociones, Número 184 abocó por su perdón. Ante eso, Regulus agitó la cabeza como impresionado por sus palabras.

_Regulus: ¿Así que era eso? Yo mismo no lo pensé, lo siento. Aunque no me lo pidieras, debería haber notado tus pensamientos de preocupación. Uno debe considerar los pensamientos de los demás, incluso si no se expresan en palabras. Qué egoístamente he actuado, ¿no? Voy a reflexionar sobre mí mismo.

_Número 184: Más bien soy yo quien lo siente profundamente. Las palabras del Honorable Esposo me han dado valor. Yo también me pondré en marcha de inmediato para ayudar a preparar el lugar de celebración.

_Regulus: Ah, hazlo, por favor.

Al despedirse, Número 184 le dio la espalda a Regulus. Al mismo tiempo, se encontró con los ojos de Emilia y le hizo una especie de guiño furtivo. Eso fue, probablemente, una advertencia a Emilia sobre el descuido de sus palabras de antes de que fuera interrumpida.


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章節 466: A quien llegarás amar algún día. Parte 3

Era como si le hubiera dicho a Emilia que había descuidado el peligro que representaba Regulus. Como ella comprendió el mensaje, Emilia no dudó en tomar una decisión en una fracción de segundo.

_Emilia: —¡Cuidado!

_Número 184: ¿Eh?

Mientras Número 184 intentaba huir hacia un lado, Emilia la jaló del brazo. Agarrando el cuerpo alto pero ligero de la chica contra su pecho, Emilia dio un gran paso hacia atrás.

El espacio frente a ella, donde Número 184 había estado momentos antes, fue acariciado ligeramente por el viento, abriendo un largo surco en el suelo de la catedral, rompiéndolo y atravesándolo en una línea de destrucción. Sin disminuir la velocidad, el viento golpeó la puerta principal convirtiendo la entrada en polvo, y luego extendió su destrucción hacia el exterior.

_Emilia: …

En ese momento de abrumador poder destructivo, Emilia, que sostenía a Número 184, no podía hablar. También Número 184, notando la destrucción mientras se levantaba detrás de ella, se quedó inmóvil y se acurrucó completamente rígida.

Y, parado en el punto de origen de la destrucción y con una pose como si hubiera balanceado su brazo derecho momentos antes, estaba Regulus.

_Regulus: Lo siento, lo siento. Mi mano se resbaló. Es un alivio que no les haya pasado nada.

_Emilia: …

_Regulus: Estaré en la sala de espera hasta que sea el momento, así que llámame cuando todo esté listo, ¿de acuerdo? Mmm… Mientras tú también esperas, ¿no sería mejor que te arreglaras un poco el cabello? Esa opción es mucho más atractiva, creo. Es hermoso ya de por sí, pero esforzarse en ser bella es algo que debe hacerse sin cesar, es lo que pienso. En lugar de tratar de permanecer bella, tratar de volverse más bella es más bien el nivel mínimo de cortesía hacia alguien a quien le gustas, digo yo. Obviamente, yo mismo sigo estando satisfecho con mi entorno actualmente completo, pero no tengo intención de limitar lo que ya se me ha dado.

Hablando como si la destrucción del momento no fuera nada mientras le sonreía a Emilia, Regulus se dirigió a la puerta de la sala de espera al otro lado de la catedral.

Emilia, dejada atrás con la mirada fija en los restos de la destrucción, respiró profundamente.

_Emilia: ¿Qué fue eso que acaba de pasar?

_Número 184: …Muchas gracias, por salvarme.

Al decir esto, Número 184 se apartó del pecho de Emilia. Su cuerpo previamente inmóvil arregló su cabello despeinado, y se marchó de inmediato. Sus pasos la llevaban a donde se preparaban las demás mujeres dentro de la catedral.

Parecía que esas mujeres continuaban su trabajo con rostros que no tenían interés en la destrucción que acababa de ocurrir. No sólo eso, sino que algunas se habían reunido alrededor del piso y la puerta destruidos, y se podía ver que empezaban a trabajar para ocultar de alguna manera los escombros y el daño.

_Emilia: ¡Esperen! ¡Esto es raro! ¡¿No les parece raro?!

_Demás mujeres: …

Ante esa actitud imperturbable, Emilia levantó la voz confundida. Sincronizadamente, las demás mujeres no hicieron caso a la voz de Emilia, y simplemente continuaron preparando el lugar en silencio.

"Si esto no se soluciona…", pensó Emilia, acercándose a la única persona que parecía escucharla—Número 184.

_Emilia: ¿No estuviste a punto de ser asesinada hace un momento? Si no te hubiera jalado hacia atrás, seguramente tu cuerpo habría volado por los aires. Fue aterrador, ¿no? Entonces, ¿por qué…?

_Número 184: ¿Por qué? ¿Qué cosa? Ya te he dado las gracias por salvarme. Más allá de eso, ¿qué más quieres de mí? Es más: ¿no estás violando mis derechos?

_Emilia: ¡No se trata de derechos u obligaciones! ¡Hablamos de algo más… más importante!

Emilia señaló a las mujeres que continuaban trabajando duro dentro de la catedral.

_Emilia: Regulus dijo que ellas son sus esposas. ¿Todas son... las esposas de ese hombre? ¿Hacen lo que él dice ya que son esposas? "Si eres una esposa, entonces debes aceptar todo en silencio incluso si estás a punto de ser asesinada", eso es más que raro. ¡Es demasiado raro!

_Número 184: Sólo digo, que también existe esta clase de pareja casada. En las mismas circunstancias, tú también te acostumbrarías. Y si no te acostumbras, se acabó para ti.

_Emilia: Eso es demasiado extraño… El matrimonio es felicidad, alegría. ¿No es algo que la gente feliz hace? Ni tú ni ninguna de ellas parece feliz en absoluto. ¿Me equivoco?

_Número 184: Sí, te equivocas. Incluso si no eres feliz, el matrimonio es posible. Los esposos no tienen que amarse unos a otros. Si siguen estando juntos, se convierten en esposos. Luego, como esposas, se acostumbran a ello.

Número 184 no negó que permanecía en una posición que odiaba. No sólo no lo refutó, sino que incluso afirmó su propia situación. Eso era retorcido y erróneo.

El matrimonio debería ser solo para aquellos que quieren ser esposos. No es algo a lo que deberías tener que acostumbrarte.

_Emilia: No tengo intención de seguir con eso del matrimonio. Si esto sigue así, me voy.

_Demás mujeres: …

Aquellas mujeres que hasta ahora no habían prestado atención a las palabras de Emilia, ahora sí levantaron sus rostros.Cuando Emilia, vestida de novia, anunció que rechazaba el matrimonio, la miraron fijamente.

Enfrentándose a esas múltiples miradas sin emoción, Emilia sacó pecho con ímpetu.

_Emilia: Tengo a alguien que se preocupa por mí. Y hay muchas cosas que tengo que hacer sin importar lo que pase. Así que no puedo terminar en un lugar como éste. Me reuniré enseguida con todos y haré lo que tengo que hacer.

_Número 184: El Honorable Esposo no perdonará tal cosa.

_Emilia: Nunca tuve la intención de ser una esposa de Regulus. Así que, no quiero algo como el perdón. Entonces, junto a los demás… definitivamente regresaré para salvarlas a todas.

_Número 184: —gh.

_Emilia: Todas ustedes, sé que no se quedan con Regulus porque quieran. Así que hablaré con Regulus y liberaré a todas. Cualquiera que quiera quedarse con él puede seguir siendo su esposa. Pero, ayudaré a aquellas que quieran separarse de él. Aunque estén casadas por la fuerza, no tiene sentido si no son felices juntos.

La imagen que tenía Emilia en su mente, era la de dos personas que se amaban y deseaban estar unidas. Lo que flotaba en su mente, de su sueño anterior, eran las figuras de Fortuna y Geuse. Esas dos personas nunca se habían casado, y nunca se convirtieron en cónyuges. Aun así, ella pensaba que era bueno.

Emilia deseaba que esos dos hubieran podido casarse. Si lo hubieran hecho, habrían tenido una boda feliz y una relación matrimonial llena de amor.

Así que…

_Emilia: Conozco gente que se amaba, pero no pudieron casarse. Y por eso, no me quiero casar si no podré ser feliz después.

_Demás mujeres: …

Al oír la declaración de Emilia, una conmoción se extendió por todas las mujeres indiferentes.


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