1º. TODO CAMBIARÁ.
.
Una
cosa era segura, el aburrimiento ya no formaba parte de su vida.
Durante años se había sentido sola, aunque sus dos hermanas le hacían
compañía, ella se sintió sola… sola hasta que llegó él. El chico cambió
por completo su vida, ese imbécil la insultaba, se reía de ella, la
menospreciaba… pero estaba a su lado cuando la necesitaba, la protegía
de quien quisiera hacerle daño, la cuidaba, la hacía llorar, pero
también reír. Era celoso, prepotente, egocéntrico y narcisista, creído.
Pero también cuidadoso, sobre todo con ella, atento y últimamente
sobreprotector, excesivamente sobreprotector. Se había dado cuenta que
cuando ella desaparecía él se asustaba, sabiendo lo que le pasó en
Junsenkyo era normal. Para él fue un trauma.
Poco después de la
boda fallida, los dos chicos supieron de un torneo, se hacía en
categoría masculina y femenina y los dos chicos quisieron participar.
Los dos suplicaron a sus padres participar, y los dos patriarcas se
negaron, no lo consideran aptos para participar, peor, dijeron que eran
unos principiantes. Los dos jóvenes reaccionaron de mala forma, como
siempre que uno de ellos, o los dos eran amenazados, se unieron y juntos
se vengaron de sus padres. Genma y Soun tuvieron durante meses
pesadillas de los que los dos prometidos les hicieron. Desde meter
pimienta de cayena en la comida de los dos patriarcas, a cambiar el
color del agua de lavabo, para asustar a sus padres. De negarse a
entrenar con los dos viejos a despertarlos a altas horas de la noche. El
resto de la familia sufrió las consecuencias y presionó a los dos
hombres para que cambiasen de idea… pero los dos hombres no lo hicieron,
en un principio… pero después de dos días de tener que aguantar el
enfado de toda familia, claudicaron y dieron el permiso para que los dos
jóvenes participaran en el torneo… con la condición de ser ellos los
entrenadores. Los dos jóvenes se negaron, esos dos viejos no tenían nada
que enseñarles, y cuando todo indicaba que se repetiría la pelea contra
los dos viejos, Nodoka los convenció que dejaran a los dos jóvenes
entrenar solos.
Ranma decidió ir a la montaña a entrenar los dos
solos, toda la familia se negó. Dos chicos, de sexo contario entrenar
solos… podía atraer suspicacias. Los dos prometidos se enfadaron.
-
¡Tomarlo como queráis, pero nos iremos a la montaña! No es la primera
vez que lo hacemos- amenazó el chico- ahora no es momento de hacer nada
con este marimacho.
Akane lo miró furiosa.
- ¡Yo tampoco quiero hacer nada contigo, afeminado! -contestó la chica.
Aquí empezó una pelea que acabó con Ranma volando por los aires, un agujero en el techo y toda la familia asustada.
A la hora de la cena, Ranma no había vuelto y Akane estaba furiosa.
-Debe estar con una de sus prometidas. Puede hacer lo que quiera, a mí no me importa- dijo la chica cuando le preguntó Nabiki.
-Si no te preocupa, ¿Por qué te estás comiendo la servilleta? - preguntó con ironía Nabiki.
Akane
miró la servilleta, masculló algo. Y cuando se fue a levantar apareció
Ranma. Parecía más lesionado que si hubiese tenido sólo el aterrizaje
del golpe de Akane.
- ¡No me dirás que esos golpes han sido sólo del golpe de Akane- preguntó con sorna Nabiki!
Ranma miró con rabia a su prometida.
-Akane
ha elegido bien la pista de aterrizaje- la chica se enfureció- he caído
donde esos tres cabritos de Ryoga, Kuno y Mousse hacían planes para
matarme. Se han aprovechado que estaba tocado por el golpe de Akane, y
me han atacado, me han dado como una estera vieja… pero ellos también
han recibido- miraba a Akane furioso-he logrado que se peleasen entre
ellos. Y he aprovechado para escapar. - la furia del chico era evidente-
tener que huir de una pelea porque alguien me había dejado lesionado.
Akane ya no aguantó más.
- ¡Tú te lo buscaste! ¡No deberías haberme insultado! - se defendió ella.
-
¡Siempre igual! ¡siempre soy el culpable! - dijo el chico con
cansancio- esas idiotas me abrazan y ya estoy volando por cortesía de
Akane. -la miró con mucha rabia- yo no puedo hacer lo mismo cuando te
abraza el baboso de Kuno o te invita el mujeriego de Ryoga, que no tiene
bastante con su novia que va detrás de ti. Y si los golpeo encima los
defiendes.
- ¡No te metas con Ryoga es más dulce y bueno que tú! - contestó Akane- con Kuno puedes decir lo que quieras.
-
¿Ryoga bueno? - contestó Ranma- ¿Pues ese "bueno" planeaba cortarme a
trozos y lanzarme a rio? Entre esos tres planeaban matarme para quedarse
contigo… ¡Si Ryoga saldría con Akari y le pondría los cuernos contigo!
Esos tres se te jugaron a piedra, papel, tijeras, mientras me dejaron
semiinconsciente- Akane lo miró horrorizada. – Te dirían que me escape
con una chica que conocí durante uno de mis viajes. Como he dicho los
enfrenté entre ellos y me escapé…
Akane lo miraba de forma extraña, desconfiaba de lo que le decía el chico, pero algo le decía que decía la verdad.
- ¿Cómo escapaste de ellos? -Preguntó la chica.
-En
mi estado sabía que me cogerían. Cerca donde estábamos había una roca
grande y la lancé al rio, me oculté. Pensaron que me caí y me ahogué, Se
alegraron, creen que tienen en el campo libre. -Toda la familia lo miró
asustados. - supongo que ahora vendrán a ejercer sus supuestos derechos
sobre… Akane,
Y todos miraron a la chica que se revolvió incomoda. miró a su prometido y anduvo hacía él.
-Debemos
curar esas heridas- lo cogió por la mano y lo arrastró fuera del
comedor- pero antes de salir le dijo al chico- pero no te perdono que me
hayas insultado.
- Y yo que me hayas lanzado encima de esos tres imbéciles- contestó el joven, y salieron del comedor discutiéndose.
Desde
el comedor, la familia oyó como los dos chicos se peleaban en el dojo,
donde Akane curó a su prometido, esa pelea fue bajando de tono hasta que
los dos chicos estuvieron en silencio, sólo se oía a veces al chico
quejarse de sus heridas.
Hacía tiempo que desde el dojo no llegaba
ningún sonido, aunque todos sabían que los dos chicos estaban hablando.
Cuando llegaron los tres rivales de Ranma.
-Tenemos que darles
una mala noticia- dijo Ryoga- hoy mis dos "amigos" y yo estábamos
hablando de hacer un entrenamiento, cuando del cielo cayó Ranma, fue
directamente al rio y no pudimos hacer nada por sacarlo… y se ahogó.
La familia lo miró asustada, debían disimular que no sabían nada.
-Ha sido un desgraciado accidente- continuó Kuno haciendo que lloraba- Cayó lejos de donde estábamos.
Nabiki se acercó a los tres chicos que la miraron con desconfianza.
- ¿No será que cayó herido del cielo y aprovechasteis para darle una paliza? - comentó la chica.
Los tres chicos entraron en pánico, pero decidieron disimular.
-Te equivocas Nabiki, Ranma cayó al suelo, se levantó y como estaba desorientado cayó al rio…-comentó Kuno.
-
¿No habíais dicho que había caído directamente al rio? - dijo con
suplicaría Nabiki- ¿Sabéis lo que creo? Ranma cayó a vuestro lado
herido, y vosotros aprovechasteis que no se podía mover para darle una
paliza, os rifasteis a Akane, y lanzasteis a Ranma al rio para
deshaceros de él y poder conseguir a Akane.
Los tres chicos se quedaron blancos, prácticamente era eso lo que pasó. Retrocedieron un paso.
-No
es cierto… del todo- comenzó un asustado Mousse- Ranma cayó del cielo y
nosotros le pegamos y mientras nos sorteamos a Akane huyó y cayó al
rio.
Los otros dos chicos lo miraron con rabia, ese idiota los había delatado.
La familia Tendo- Saotome los miró con rabia.
- ¡Golpeáis a Ranma!, ¡A ver si os enteráis! ¡SÓLO LO PUEDO HACER YO! ¡Me
sorteáis! Queréis matar a Ranma. Aunque no lo sabíais os metéis en
medio de una pelea entre Ranma y yo- Akane entraba furiosa en el
comedor. Miraba con cara de pocos amigos a esos tres chicos, que
supieron que tendrían problemas.
-Y no es lo único, venís aquí con
mentiras, que he muerto, no os perdono que me atacarais cuando estaba
indefenso, y menos que os jugarais a Akane a piedra, papel tijera- los
tres chicos vieron como Ranma entraba al comedor, llegaba con vendas,
pero parecía en buen estado. Para fallo de ellos estaba vivito y
coleando.
Los tres jóvenes rivales gritaron de terror, delante de
ellos había dos chicos que le provocarían malos sueños, detrás la
familia de esos chicos que no los dejarían huir.
Instante después tres jóvenes despegaban del dojo Tendo, su aterrizaje no sería… sano.
Horas
después Akane acostada en su cama pensaba en todo lo que había vivido
ese día, la convivencia con su prometido era difícil, pero no por eso
cambiaría eso por la tranquilidad en la que vivía antes de la llegada
del chico. Sonrió, los dos se habían pedido perdón, habían tenido otra
pelea, se habían reconciliado. Habían mandado a las nubes a Happosai y
habían quedado para irse al día siguiente de entrenamiento.
A partir del día siguiente la vida de los dos chicos se volvió una auténtica locura.
A
primera hora huyeron del dojo en dirección a la zona de entrenamiento
elegida por Ranma. Tuvieron que esquivar a sus rivales que los estaban
esperando, avisados por Nabiki. Cogieron el tren, esperaban entrenar con
tranquilidad durante una semana. Cambiaron de sitio de entrenamiento
cada día. Allá donde iban, aparecían sus rivales, cortesía de Nabiki.
Alagaron
dos semanas el entrenamiento y cuando volvieron a casa. Al primero que
se encontraron fue a Soun furioso. El hombre se abalanzó sobre Ranma
- ¡Supongo que no le habrás hecho nada a mi hijita!
Ranma
lo miró asustado. Se quedó sin habla. Estaba toda la familia Tendo-
Saotome, y los seis rivales, todo pedían explicaciones.
-No me ha
hecho nada, ¡ojalá! – dijo Akane guiñándole un ojo a su prometido. La
chica como él estaba harta de tantas interrupciones en su entrenamiento-
Así nos hubiéramos librado de seis pelmas que nos siguieron allá donde
íbamos. De dos viejos que sólo piensan en bodas- miró a Nabiki con ganas
de matarla- y de una hermana cotilla que algún día se ganará un pijama
de madera, y ese día está más cerca de lo que ella se imagina-Nabiki
trago saliva, tal como la miraba Akane, no la amenazaba, ¡le estaba
adivinando su futuro!
Todos se callaron y la miraron sorprendidos. No se atrevieron a replicarles, el único que sonreía era su prometido.
- ¿Sólo un pijama para Nabiki? - preguntó Ranma, su amiga asintió- Pues yo no opino mismo.
La chica lo miró extrañada.
- ¿Opinas que Nabiki debemos perdonar a Nabiki? - preguntó Akane enfadada.
-
¡No!¡qué va! - contestó el chico y puso una cara cara siniestra- Opino
que debemos conseguirles a ocho personas más pijamas de los que tú
quieres regalarle a tu hermana.
- ¿Ocho? ¿Qué ocho? - preguntó Akane.
Los allí reunidos miraban la discusión expectante, imaginándose a que ocho se referían.
-Si,
ocho. Uno…-Y empezó a contar mientras señalaba a cada uno de sus
rivales y prometidas, acabando con Soun y Genma.- ochos futuros
poseedores de un pijama de madera si no se alejan de nosotros para
siempre.
Los dos prometidos se empezaron a reír, mientras los demás los miraban como si estuvieran locos.
-Estoy
cansado-dijo el chico- necesito tumbarme y descansar unas horas-
hablaba con Akane, ignorando a los demás, que estaban hablando y
haciendo planes y programando citas con los dos prometidos, sin pedir a
estos dos jóvenes su opinión.
-Si, yo también necesito un descanso- contestó la chica, también ignoraba a los demás
Los
dos prometidos subieron a sus habitaciones, pasando de todos, estaban
muy cansados y no querían enfadarse más de lo que ya estaban, ahora
estaban de muy mal humor, y no era inteligente desafiarlos cuando
estaban en ese estado. Pero Genma no lo vio de esa forma, y durante la
cena quiso robarle el poste a Ranma y a Akane, el poste que comían los
chicos, le gustaba, y pensó que no se lo merecían, Genma atrajo la ira
de su hijo y la prometida de este… durante algunos días el padre de
Ranma sólo pudo comer sopa.
A partir de ese día fueron perseguidos
por sus rivales cada día, a cada momento, eso les sirvió a los dos
prometidos de entrenamiento. No había hora al cabo del día que alguien
no enfureciera a los dos prometidos y que estos le dieran a ese alguien
una lección de cómo se recibía una paliza. El mal humor de los dos
prometidos subió. Nabiki vio que en cualquier momento Akane, con la
ayuda de Ranma, le regalaría el prometido pijama de madera. Los padres
pasaron varios días en el hospital. Al final Happosai, decidió irse una
temporada, estaba harto de volar sin motor. Los tres rivales de Ranma,
eran masacrados cada día y no aprendían y volvían por más tortas. Y las
tres rivales de Akane, pues bien, Akane se olvidó de eso de no querer
hacer daño a nadie, y empleó toda su fuerza con ellas, cuando las tres
jóvenes se recuperaron de la paliza preguntaron por la matricula del
camión que pasó por encima de ellas, aunque para algunas de ellas no fue
un camión, fue un portaviones.
A los pocos días fueron al torneo,
los dos prometidos se fueron solos. Se negaron a que fueran sus padres,
conociéndolos los podrían meter en un buen lio.
El día previo al
torneo salieron del dojo por la noche, fueron al aeropuerto y allí
cogieron un avión en dirección donde se celebraba el torneo. Los dos
jóvenes no dijeron donde se celebraba, ni cuando se el torneo, es decir
se volvieron a escapar. Nadie debía saberlo, porque así alejaban
problemas.
El avión estaba a punto de salir. Ranma y Akane
sentados en sus asientos. Los dos chicos estaban nerviosos, era su
primer viaje en avión y los dos tenían miedo, aunque ninguno de los dos
lo confesaría.
La chica miraba su pasaje lo leía una y otra vez.
-Por
mucho que lo leas, siempre pone lo mismo-dijo Ranma riendo. Akane lo
miró furiosa, le iba a contestar cuando notó que él sudaba mucho, Ranma
estaba tan asustado como ella.
- ¡Pues tú tienes miedo! - contestó la chica con una sonrisa malvada.
Ranma se enfureció.
-No sé lo que hablas, la asustada eres tú- respondió Ranma- te asusta volar.
-No, a ti te asusta más- dijo furiosa la chica.
La
pelea subió de nivel. Se oyeron insultos como marimacho, pechos planos,
fenómeno, idiota. Los pasajeros asistían asustados a la pelea de esos
dos chicos descontrolados. Y cuando se acercaba la azafata para pedir
que se calmaran, se oyó un golpe. La azafata llegó al lugar donde se
sentaban los dos prometidos, y descubrió a la joven sentada mientras
parloteaba furiosa, a su lado a un joven con un chichón en la cabeza e
inconsciente. Asustada se alejó al menos se habían calmado y estaban
tranquilos.
-Señores pasajeros. El vuelo con destino a Kyoto
despegará en breves instantes, permanezcan sentados en sus asientos.
Abrochense los cinturones, no fumen. El viaje durará, lo que dure. Si no
es que el personal de pista no se ha equivocado y nos ha puesto
gasolina para coches, en ese caso nuestro viaje será muy corto y nos
veremos en cielo, aunque la mayoría acabará en el infierno-el piloto era
un bromista, y tenía un sentido del humor negro- mientras duré el viaje
les pondremos un interesante documental de accidentes aéreos.
Ranma
y Akane se miraron, estaban pálidos, se abrocharon el cinturón. Cuando
el avión empezó a rodar. Sus manos se tocaron y cogieron se miraron y se
abrazaron el uno al otro. Los dos fueron dominados por el miedo y no se
soltaron hasta que el avión alcanzó la altura de crucero. Se miraron
estaban rojos de la vergüenza, se habían abrazado por instinto. Pero no
se enfadaron, aún seguían asustados.
Cuando los dos chicos se
calmaron. Miraron a sus alrededor y notaron que la mayoría del pasaje
iban al mismo torneo que ellos. Y todos parecían tener el mismo miedo a
volar. Como dijo el piloto, la película que dieron era sobre desastres
aéreos, y marinos. Nadie le hizo caso a esa película.
Los chicos iban hablando tranquilos, aunque aún estaban asustados, hablaban para alejar ese miedo.
-Mira
aquella de allí- señaló Ranma a una mujer. Debía ser una participante
del torneo. Era más alta y mucho más fornida que Akane- debe ser una
participante del torneo, una de tus rivales.
Akane la miró con
miedo. Esa mujer la podía chafar como si fuera un cartón dentro de una
prensa. Era más alta que Ranma, y era todo musculo, debía pesar el doble
o más que Akane, y tenía la cara de pocos amigos, las azafatas se
acercaban a ella con miedo. Ya la conocían y sabían que tenía muy mal
genio.
-Me da miedo- contestó la chica- me puede hacer un ovillo con facilidad.
Ranma miró a su prometida.
-Fíjate bien en ella. Sólo tiene fuerza, debe tener poca técnica.
Akane
se fijó de nuevo en esa mujer, Ranma tenía razón, esa mujer era pura
fuerza. Para entretenerse, y olvidarse del miedo que les daba volar, los
dos chicos fueron mirando a los demás pasajeros. Buscaron a los demás
participantes, y se fijaron en ellos y calcularon sus puntos débiles. No
se dieron cuenta que alguien se fijaba en ellos. Un hombre los miraba
con detenimiento, los observaba y sonrió, esos dos chicos le traerían un
momento de diversión, se iba a reír a costa de ellos en el torneo.
Los dos chicos se estaban relajando, cuando el avión entró en una zona de turbulencias.
-Señores
pasajeros- dijo el piloto- hemos entrado en una zona de turbulencia.
Pongan sus asientos en posición vertical, y abróchese los cinturones.
Las parejas que quieran hacer el amor en estos momentos, le advierto que
es una experiencia…
Los dos jóvenes y el resto de pasajero
estaban asustados, ese loco piloto los había metido en zona de
turbulencias, y algo les decía que se metió de cabeza por divertirse. Y…
-Señor
capitán Kuno- se oyó decir por megafonía a una azafata- deje de simular
que estamos en zona de turbulencia. Como haya quejas, volverán a
retirarle el carnet de piloto, ¡Y YA ES LA TERCERA VEZ ESTE AÑO!
- la azafata ya estaba harta de ese piloto. Estaba loco, había oído que
el primo de ese piloto era director de una escuela en Nerima, una
escuela llamada Furinkan, y estaba igual de loco que este piloto.
Los dos prometidos al oír el nombre del piloto se asustaron, y temieron por sus vidas, pero llegaron sanos y salvos a Kyoto.
Al bajar del avión.
Ranma se arrodilló en el suelo y lo besó varias veces.
-
¡Estoy vivo! ¡He llegado vivo! - exclamó el chico con alivio, para
sonrojo de su prometida que lo miraba con vergüenza., simuló no conocer
al joven, aunque ella estuvo a punto de imitar al joven.
Cuando el
chico se recuperó, y salieron del aeropuerto. Cogieron un taxi que los
llevó al aeropuerto y allí recibieron una desagradable sorpresa.
Era
un hotel muy elegante y de primera categoría, la organizadora del
torneo quería que los futuros campeones viviesen a cuerpo del rey. La
razón se harían entrevista a los participantes y estos debían dar buenas
referencias tanto del torneo, como todo lo que rodeaba el torneo,
comida, alojamiento, trato que recibían del personal del torneo, pero
con Ranma y Akane tuvieron un pequeño fallo.
- ¿Qué por culpa de
un error de los organizadores del torneo no dispondremos de dos
habitaciones? ¿Qué nos tendremos que conformar con una habitación con
una sola cama de matrimonio? - preguntó la chica sorprendida, al borde
del colapso. Miró a su prometido, no podría dormir con el chico. Su
honor estaba en juego. En el futuro puede que se casara con él, pero
ella era demasiado conservadora para tener relaciones prematrimoniales.
Ranma al saber que debía dormir con su prometida, se puso rojo y le
empezó a salir humo por las orejas, era demasiado tímido para dormir con
Akane. No podía aguantar tal tensión. Y se desmayó.
Cuando se despertó estaban en la habitación. No podían darle otra, estaban todas ocupadas y tuvieron que conformarse.
El chico estaba en la cama, no recordaba cómo llegó allí.
- ¿Qué me ha pasado? ¿Cómo he llegado aquí? - preguntó
Akane
lo miró, podría ser cruel y burlarse de él, como hacía siempre que el
chico tenía un tropezón, pero eso significaba una pelea, destrozos,
quejas y podían expulsarlos del hotel y el torneo. Las normal del torneo
prohibían peleas entre participantes, de haberlas expulsaban a los
participantes en esas peleas.
-Cuando nos dijeron que debíamos
compartir habitación y cama te dio un colapso y te desmayarte. Te
debimos subir a la habitación.
El joven bajó el cabeza
avergonzado, no quiso saber como lo habían subido, Akane tampoco se lo
contó, no quiso que él supiera que lo subió en brazos y lo lanzó a la
cama como si fuera un saco de patatas.
El joven se levantó de la cama y miró al reloj, era muy pronto, no era hora de cenar, no sabía que hacer.
-Y
ahora, ¿Qué hacemos? Es pronto, no ni hora de merendar. Estamos aquí
encerrados- miró por la ventana de su habitación, vio bosque. Estaban en
un hotel en medio de un bosque. Un lugar tranquilo, a una hora andando
de Kyoto. - estamos aislados. No podemos ni ir de tiendas, ni al cine,
ni siquiera hacer turismo. No podemos llevarle ningún recuerdo ni a mi
madre ni a Kasumi.
La chica lo miró extrañada, ese comentario lo debía haber hecho ella. El chico debía estar muy nervioso.
-La
organización nos ha traído aquí para que estemos tranquilos y
relajados- contestó la joven, cerró los ojos- y según he oído para que
los participantes no den problemas a la gente. En otros años, la
organización ha tenido problemas con algunos participantes que se
peleaban con los ciudadanos, para alejar problemas, nos encierran en
este hotel.
-Como si fuéramos bestias- miró a su amiga y sonrió- aunque algunos y alguna de lo participante lo parecen.
Akane lo miró mal.
- ¿Cómo quién? - preguntó ella, pensando mal, pensando que hablaba de ella.
-Esa
que hemos visto en el avión- contestó el chico. La joven se relajó- y
alguno de los participantes, he visto alguno que me recuerdan a los
leñadores de películas americanas.
Ella se rió, eso era cierto, algunos de los participantes eran altos y musculosos.
-Esperemos que sólo tengan fuerza- dijo ella- que como tengan técnica, vamos a sudar para pasar las eliminatorias.
-
Muchos son puras fuerza, pero no debemos subestimarlos. Recuerda aquel
destructor de dojos que nos enfrentamos, no tenía mucha técnica, pero
era fuerte y resistente.
Ella lo miró y asintió, recordó ese hecho
y se enfureció un poco. Esa gata de Shampoo le había tomado el pelo al
joven y este la dejó sola con esa mole. Pero al final el volvió a
salvarla. Vio que el chico también recordaba esa experiencia con rabia,
se arrepentía de haber caído en la trampa de la chica china y no haber
ayudado a la chica.
- ¡Podíamos jugar a las cartas! - dijo ella.
-Sabes que soy muy malo, siempre me ganas.
-Te puedo enseñar un juego que jugaba con mi madre. Sólo necesitas un poco de suerte.
Y
durante algunas horas jugaron a ese juego. Ranma pronto consiguió
dominarlo, no se necesitaba ser muy listo par saber jugar. Y ganó casi
la mitad de las partidas que jugaron.
Ya había anochecido, y los
jardines del hotel se iluminaron. Los dos jóvenes los miraron
asombrados. Era ideales para pasear con la pareja, y los dos tuvieron la
misma idea.
- "Esta noche conseguiré pedirle que vayamos a pasear por ese jardín" – fue el pensamiento de ambos.
-Bajemos a cenar- dijo ella.
- Si, que estoy hambriento como un lobo. - contestó el chico.
.
Habían
bajado al restaurante del hotel, se sentaron en una mesa pequeña, los
dos solos. Todos los miraron, los demás participantes del enveto eran
adultos. Los dos prometidos miraron a su alrededor para descubrir con
consternación que ellos dos eran los más jóvenes, supieron que todos se
reirían de ellos, pero esos sabrían que esos dos críos no eran unos
inexpertos.
Oyeron comentarios.
-Mira esos niños. No saben
donde se han metido. Debían estar en su casa jugando, no queriendo se
medir con mayores. -eran algunos de los comentarios que les llegaron,
aunque oyeron otros peores, mucho peor.
Ranma se iba enfadado, Akane lo miró sabía que el chico estaba furioso, si estallaba los echarían del torneo.
- ¡Ranma cálmate! Ya hablarás en el torneo. Entonces les demostrarás tu valía- el chico miró a su amiga y asintió.
En
el fondo del restaurante, en una mesa solo, estaba el hombre que los
observó en el avión. Era un ricachón, alguien que sólo vivía para
divertirse. Una vergüenza para su padre. Tenía fama de don Juan. Pensaba
que las mujeres estaban para complacerlo, y los hombres para
obedecerlo. Miraba a la pareja con ojos nada sanos. A esos dos se los
veía enamorados, como era su costumbre los separaría, se quedaría con la
chica, aunque el joven tampoco estaba mal, y después del torneo… la
dejaría como había hecho con las demás…. Y los demás.
Se levantó de la mesa, ahora empezaría su juego.
Los dos prometidos, seguían cenando, no vieron acercarse a ese impertinente hasta que les habló, mejor dicho, le habló a Akane.
-Hola,
bella señorita. Me estaba haciendo la pregunta, si me haría el favor de
abandonar esta triste mesa, y a su… - miró a Ranma con desprecio-…a su
insípido acompañante y acompañarme en la cena- realmente esa chica no le
gustaba, sólo quería divertirse a costa de esos dos idiotas. Los que
ese personaje no sabía que no era el primero en intentar separar a la
pareja, y que nadie había logrado ese objetivo.
Ranma intentó
levantarse de la mesa y enseñar educación a ese estirado, pero Akane lo
contuvo con la mirada. Los dos prometidos se miraron durante un instante
y en esas miradas hubo una conversación.
- "Akane, debo acabar con este…"- le dijo Ranma a su prometida con la mirada.
- "Siéntate y sigue comiendo, pasa de este energúmeno"- le contestó ella con la mirada.
-
"Pero."- la mirada que le dirigió su prometida fue suficiente, Ranma se
sentó y siguió comiendo, los dos ignoraron al hombre que los molestaba.
El
hombre se vio ignorado, no era normal, era joven, era guapo, era rico.
Sus modales refinados, todas las mujeres, y… los hombres, caían a sus
pies en segundos. Y ahora encontraba a una joven que lo ignoraba, eso
era un reto y él adoraba los retos.
-Señorita, mi nombre es Tomoe
Yamabuki, - odiaba su nombre, era nombre de mujer, su padre quería una
niña… y nació él. Y su padre le puso el nombre que le quería poner a su
hija no nacida. - puedo hacerla vivir mil y una aventura, vivirá
experiencias que muy picos han vivido, y desde luego su acompañante no.
Akane levantó la mirada y contestó con cansancio.
-Dudo
que lo que me pueda ofrecer supere lo que he vivido con mi prometido-
recalcó la palabra prometido para ese idiota se enterase- he vivido
aventuras en la que tú hubieras huido gritando de terror. He reído y
llorado con él, lo he acompañado allí donde ha ido. Me ha ayudado cuando
todo estaba perdido y me ha llevado a casa sana y salva. - miró a ese
hombre- no tienes nada que ofrecerme. Mi acompañante puede que no tenga
tu dinero, pero me da todo lo que necesito.
- ¿Qué cosas te puede dar ese pobretón?
-Protección,
compañía, amistad. Son cosas que no conseguirás con tu dinero. Tendrás
amigos, que van detrás de tu dinero, amistad por interés. No me interesa
gente como tú.
-Todo el mundo tiene un precio- dijo exaltado Tomoe- tú y ese chico- miró a Ranma- te puedo ofrecer lo que quieras por ella.
Ranma lo miró con mala cara.
-No
tienes el suficiente dinero para pagar lo que ella vale- el joven miró a
ese hombre- o tal vez si tengas algo que puedas darme.
Akane miró a su prometido con mala cara, pero al instante supo lo que Ranma pediría.
- ¡Lo vez! Todos tienen su precio.
- Y el de mi prometido no te va gustar.
- Por tenerte a ti pago lo que sea.
- ¡Quiero tu vida! Y te la cobraré por adelantado. En el torneo.
Tomoe se enfureció, cogió el plato de Ranma y se lo vació a este por la cabeza.
-Nadie me desafía y menos un niñato. Esta me lo pagas.
Ranma
se levantó furioso, dispuesto a enseñarle una lección al hombre. Pero
Akane se levantó y se acercó a ese idiota que desafiaba a Ranma.
-Me
has hecho replantearme mi decisión- Ranma abrió mucho los ojos, Akane
lo traicionaría. El hombre se ilusionó- desde un principio pensé que
eras un idiota. – y sonrió a ese hombre, Ranma se quedó blanco, Akane
era una…-He cambiado de opinión. No eres idiota- y su cara cambió y se
volvió una cara de rabia- ¡eres un cretino! - gritó la
joven- ¡pocos nos han insultado y han salido sanos! ¡Lo que has hecho a
mi prometido lo vas a pagar! - y de un puñetazo mandó a Tomoe contra la
pared. Todos miraron a esa joven. Había hecho lo que todos deseaban
hacer, golpear a ese idiota. Los organizadores se miraron no podían
sancionar a la joven. Tomoe se lo había buscado.
Ranma miró a su prometida y sonrió, ese si era su Akane.
La joven se giró a su prometido.
- ¿Estás bien? ¿Te ha hecho daño ese idiota- preguntó la chica preocupada? Y ayudó al joven a limpiarse.
-No, estoy bien, pero necesitaré un baño y cambiarme de ropa. Ese imbécil lo pagará en el torneo, me vengaré.
Akane
asintió y los dos jóvenes abandonaron el restaurante y se dirigieron a
su habitación, donde el chico se bañaría y cambiaría de ropa.
.
Tomoe
se levantó del suelo, se había divertido mucho burlándose de esos
niños. La culpa era de ellos, por ser demasiado jóvenes, su lugar estaba
en el instituto, no jugando a ser adulto. Esa competición no era para
adolecentes y él se encargaría de enseñárselo.
Se rió realmente
esa chica ni le gustaba ni le importaba, era muy joven para su gusto.
Pero se seguiría riendo de esa pareja. Su próxima victima sería el
chico. Parecía muy incauto. Iba a pasar un torneo muy divertido.
Aunque
ella le había pegado un buen golpe, no se fiaría del chico, si ella era
así de fuerte, ese joven sería un rival a tener en cuenta, ¿un rival?
¡venga! La experiencia en lucha de ese joven sería cero, se lo
merendaría en un momento.
.
Ranma estaba en el bañó, el agua
caliente, lo relajó. Pensó que ese torneo podría ir bien, y no sólo en
lo deportivo. Si lograba anular su timidez, podría avanzar en su
relación con Akane, si no era estúpido, no dejaría de aprovechar esa
oportunidad. El joven lo pensó, bajó los brazos y negó con la cabeza,
era muy estúpido y dejaría marchar esa oportunidad, como todas… jamás
lograría declararse a su prometida.
Pensó en su complicada vida.
Su vida era un lio, se transformaba en chica, les temía a los gatos y
cuando este miedo era enorme… No quiso seguir pensando en eso. Lo
seguían seis acosadores, no sabía como no había acabado loco después de
tanto acoso y ataque. Su padre y él de su prometida sólo pensaban en
casarlo y que tuviera un hijo cuanto antes. Para la loca de Nabiki sólo
era un negocio. Y… y, Akane. Akane era un mundo aparte, no podía dejar
de insultarla, y tampoco podía dejar de sentirse atraído por ella, se
había vuelto el mundo a cuál él giraba. Se sonrojó, últimamente su
prometida se había vuelto más guapa, no podía evitar mirarla, tenía el
presentimiento que ella se había dado cuenta de esas miradas, se encogió
de hombros, tarde o temprano pasaría algo y si relación con Akane...
- ¡Ranma! ¿Estás bien? - preguntó la chica desde el otro lado de la puerta.
-Si, me he puesto a pensar en el torneo y… casi me he quedado dormido. - mintió el joven.
-Vale,
límpiate bien detrás de las orejas, nunca lo haces- contestó ella, era
la venganza de Akane por la mentira que le había dicho el chico.
Ranma
bufó, ¡siempre se lavaba detrás de las orejas! salió de la bañera y se
secó se puso ropa limpia y salió del bañó y se encontró a su prometida
esperándolo. Estaba con sus utensilios de baño
- ¿Ya has acabado? - preguntó la chica.
-Si, puedes entrar.
-Si,
y tanto que voy a entrar- dijo ella, y le dirigió una sonrisa traviesa-
como mi prometido es tan poco caballeroso y no me ha dejado bañarme
primero.
Él se puso tenso.
-Si, iba sucio, tú me has dicho
que me entrase el primero. Yo…- paró de hablar ella ya había entrado en
el baño dejándolo con la palabra en la boca. Esa mujer sabia como
tomarle el pelo, pero él ya se vengaría.
.
Akane entró en el
baño y se rio, le gustaba burlarse de su amigo, él encontraría la forma
de vengarse, eso formaba parte del juego. Como ocurría cuando era él el
que se burlaba de ella.
Se desnudó y metió en el baño.
Calmada
y relajada, miró a la puerta y pensó en quien había detrás. Su
prometido era tan inmaduro, burlón, era como un crio, o esa era la
imagen que daba al mundo. Nunca era atento y amable, o lo era en
contadas veces. En cambio, con las otras tres… se enfureció. ¿Qué tenían
esas que no tuviera ella? ¿Buen cuerpo, buenas cocineras? Eso era
verdad, ella estaba un poco gorda y era un desastre en la cocina.
Comprendía a su prometido que no la ¿quisiera? ¡Eso era mentira¡, tal
como siempre la había mirado Ranma, esa mirada le decía que él sentía
algo por ella...
- ¡Akane! voy a salir por un refresco ¿Quieres algo?
Ella se quedó un momento callada. La había pillado en otro mundo.
-No, gracias- pero cambió de opinión. - si traerme un té caliente.
-Un té caliente ¡De acuerdo! - contestó el joven. y Akane lo oyó salir de la habitación.
Un
rato después salió de la bañera, y se secó. Entonces se dio cuenta que
no había cogido ropa limpia. Tapada por con una toalla la chica salió
del baño y miró, por suerte no estaba Ranma. Cerró la puerta con pasador
y se abalanzó sobre su ropa y se vistió. Cuando acabó lanzó un suspiro,
por suerte Ranma no la había pillado cambiándose. Quitó el pasador de
la puerta, y esperó que volviera el joven.
Pasaron los minutos y
el chico no volvía. Algo le había pasado al joven. Al cabo de unos
minutos se abrió la puerta entró Ranma, furioso al máximo. Akane al
verlo se asustó.
- ¿Qué te ha pasado? - preguntó la joven.
-Me he encontrado con el pesado de antes.
- ¿Y que te ha dicho?
-Se ha atrevido a hacerme una proposición deshonesta.
- ¿Te ha vuelto a proponer que te me dejarás en sus manos?
-
Me ha propuesto ser su amante. Suerte que a aparecido uno de los
organizadores y se lo ha llevado, si no…me lo cargo allí mismo.
Akane se llevó las manos a la boca, ese hombre estaba realmente loco.
-No lo quiero a mi lado-dijo ella- ni al tuyo. Si sigue molestando lo mando a cementerio.
-Ponte
a la cola. La mitad de participantes al torneo lo tienen en su lista, y
la otra mitad lo mataría. - contestó el chico. Por que su padre paga
para que participe, o según rumores lo hace para ver si alguien lo manda
al otro barrio. Ese tío es un fastidio incluso para su padre.
Akane miró a su amigo, habían acudido al torneo para librarse de sus perseguidores y aquí tenían un nuevo acosador.
-No
tenemos suerte, vayamos donde vayamos siempre encontramos gente que nos
mete en problemas- contestó el chico. - me ha puesto tanto de los
nervios que no he comprado ni tu té, ni mi refresco
-No te
preocupes por eso Ranma- el joven debió ponerse tan furioso que olvidó
el té que le pidió- vámonos a dormir y descansemos y mañana en el torneo
venceremos a ese energúmeno.
.
Hacía horas que se habían
acostado. Al principio los dos estaban nerviosos. Estar acostado juntos,
los ponía nerviosos, sobre todo a él. Al final Akane dominó sus nervios
y se durmió. En el fondo estaba contenta, les había ganado la partida a
sus rivales, estaba durmiendo con Ranma. Antes de dormirse lo miró con
disimulo. El chico estaba muy nervioso, no lograba calmarse, tener a su
prometida tan cerca… le hacía sentir como si hubiera bebido un litro de
café.
Al cabo de las horas, el joven se levantó, y fue a mirar por
la ventana, a lo lejos se veía el resplandor de Kyoto, estaban cerca,
pero no si ibas andando. Miró a los terrenos que rodeaban el hotel, veía
como llegaban y se iban taxis con clientes. No notó nada hasta que una
mano se posó en su hombro.
- ¿No puedes dormir? - preguntó la chica.
-No,
estoy nervioso, es nuestro primer torneo, puede salir mal cualquier
cosa. - mentía, lo que realmente lo ponía nervioso era compartir cama
con su prometida. Ella sabía eso.
-No será por que tienes que
compartir cama conmigo. No te voy hacer nada, no te violaré- dijo ella
riéndose. El chico la miró con rabia que pronto fue cambiada por timidez
y otros sentimientos que llevaban al joven a desesperarse- no te
preocupes, relájate y cálmate.
Y cogiendo al chico de la mano lo
llevó y una vez allí, lo acostó, lo arropó y se acostó a su lado. Él la
miraba asustado, ella vio que iban mal, que tenía que lograr calmar al
tímido joven.
-Cuéntame una historia, algo que no me hayas contado, algo de cuando ibas con tu padre de entrenamiento. Algo divertido
Ranma la miró sorprendido.
-Pero
si te he contado todas mis historias- se lo pensó- ¡Noo! Tengo una
historia, una divertida- la miró con vergüenza- aunque hice el ridículo.
No te rías mucho- y le empezó a contar esa historia. Akane se rió en
muchas ocasiones. Como le pidió, Ranma le contaba una historia
divertida, había conseguido su objetivo que Ranma se calmase. La chica
notó que cada vez el chico hablaba más lento, hasta que se calló. La
chica lo miró y lo vio dormido.
- Bueno, chico por fin te has dormido ahora me toca a mi- la joven se giró y en breves momento dormía.
Horas
después el joven se despertó, y vio a su lado como Akane dormía, en la
cara de la chica había una sonrisa de satisfacción. La sonrisa de
alguien que se siente segura a lado de alguien que daría su vida por
ella.
El joven la miró y sonrió.
-Que guapa estás, tengo
ganas de verte más veces durmiendo. Verte así todos los amaneceres del
mundo. Que el sol me salude contigo a mi lado, durmiendo conmigo. Haré
todo lo posible para ser digno de volver a repetir esta situación. Sé
que muchas veces me comportó como el idiota que soy, pero quiero cambiar
eso, quiero que tengas paciencia conmigo, y algún día lograré decirte
lo que siento. Y podamos salir juntos a una cita y reírnos de los
idiotas que hemos sido, y seguir recibiendo el amanecer los dos juntos.
El
joven cerró los ojos y se durmió tranquilo y relajado. Sin saber que su
prometida lo había escuchado todo. La joven abrió un ojo y sonrió.
-
¡Ranma eres idiota! Ya sabia que tú me querías. Lo sé desde que
volvimos de China, incluso desde antes, sé que te domina tu timidez, y
como a mi el estúpido orgullo. Pero se valiente y dímelo a la cara. Te
doy hasta el final del torneo, si no… ¡Seré yo quien me declaré y te
arrancaré tu confesión, incluso a golpes!
La joven cerró los ojos y
se durmió. Mientras dormía se acercó al chico y se pegó a él, lo cogió
con fuerza por el pijama, él la cogió con un abrazo protector y de esa
forma durmieron el resto de la noche.
Horas después sonó el despertador.
Los
dos chicos se despertaron por el sonido de ese molesto despertador.
Abrieron los ojos y se miraron, él seguía abrazándola y ella lo cogía
por el pijama.
- ¿Se puede saber por qué me abrazas? - preguntó ella furiosa.
- ¿Por qué me coges el pijama? - Preguntó a la vez el chico.
- ¡No te estoy cogiendo! - ¿Eres tú el que me abra…zas- acababa de descubrir que ella lo cogía con fuerza del pijama?
- No te estoy abrazan…do- le tocó a él descubrir que la estaba abrazando.
Los
dos se sonrojaron y se soltaron y se alejaron un poco, se miraron con
miedo. En su interior debían reconocer que le gustó como despertaron. Se
dieron cuenta que habían dormido como nunca y tuvieron una sensación de
estar muy a gusto.
-Yo. creo que debemos cambiarnos… vestirnos y
prepararnos, queda poco para que vengan a buscarnos. Yo me cambio aquí, a
ti te toca cambiarte en el baño.
Ranma fue a protestar, pero ella lo miró con ojos tiernos y se calló y fue al bañó.
Poco
después salían de la habitación y bajaron en el ascensor al
restaurante, lo hicieron con varios participantes más, que lo miraban
con consideración. Esos dos niños no debían estar allí, luchar contra
ellos sería un insulto. El quien se enfrentarse a esos dos jóvenes tenía
el pase a la siguiente ronda asegurada.
Los dos prometidos
notaron esas miradas, pero no por eso bajaron las cabezas, eran muy
orgullosos para dejarse amedrentar por nadie. Tenían experiencia en
luchas, y no en luchas contra rivales en campeonatos. Ellos habían
luchado por sus vidas contra seres muy poderosos, y estos rivales a los
que se enfrentarían ahora no eran tan fuerte ni estaban tan preparados
como sus verdaderos rivales.
Salieron del ascensor y fueron al restaurante.
Cuando estaban llegando, alguien empujó a Akane y la apartó del medio. La joven cayó al suelo.
-
¡Aparta enana! ¡sal de mi camino! -era la mujer que habían observado,
la que medía y pesaba más que Akane. Esa mujer miró a Akane con
despreció- eres una cucaracha que se mete entre yo y mi comida.
Ranma miró a esa mujer con rabia, cuando notó que alguien lo tocaba, y se giró y vio a un hombre bajito.
-No
me gustas, No me gusta como miras a mi mujercita, en el torneo te haré
una cara nueva, esa remerita que llevas a tu lado no va a reconocerte
después que acabe contigo. -dijo con un tono de superioridad.
Ranma se lo quedo mirando, se giró y ayudó a Akane a levantarse. Ella asintió, sabía que pensaba el chico, y le dio su permiso.
El hombrecillo se alejaba de ellos, Ranma se acercó y le tocó de la misma forma que ese hombre lo tocó a él.
-No
me gusta como tu mujercita ha tratado a mi prometida. Me caes fatal, no
me gusta cómo has tratado a mi prometida. En el torneo te voy a dar una
lección que no vas a olvidar nunca. Te voy a…
Sintió que lo atacaban, y se apartó, justo a tiempo. La mujer de ese hombre lo atacó.
-Deja a mi pastelito en paz- dijo esa mujer.
Ranma y Akane se quedaron blancos, ¿pastelito? Estuvieron a punto de reírse, como todos los que observaban ese lance.
-Gracias por defenderme palomita.
Eso ya fue demasiado, y todos empezaron a reírse.
La mujer miró a los dos prometidos con ira.
-Es
culpa vuestra, en el torneo os demostraremos lo fuerte que somos.
Después no vengáis llorando. No tenéis el nivel para ganarnos, somos los
herederos de clan de Cologne, somos Shampoo y Mousse,
Todos
miraron a esos dos su fama era legendaria, serían los campeones del
torneo, Ranma y Akane se miraron sorprendidos, esos dos eran unos
impostores.
-No diremos nada- comentó Akane- al menos por ahora,
no quedemos atraer a los auténticos Shampoo y Mousse, y los otros
cuatro. Y a tu padre, él mío y a mi hermana.
-No están al nivel de
los auténticos, pero creo que tampoco son débiles de todo. Por ahora
será mejor que hagamos que nos dan un poco de miedo, pero ellos pagaran
por todo lo que nos han hecho los auténticos Shampoo y Mousse, y será
mejor que nadie sepa nuestros nombres.
Y los dos jóvenes retrocedieron y simularon miedo, el nombre de sus rivales era temido.
Al
final lograron entrar en el comedor, seguían siendo el hazmerreír de la
gente. Dos jóvenes, casi niños enfrentándose a un grupo de adultos,
esos era un chiste, un mal chiste.
Vieron a Tomoe, tenía un ojo
negro. A ese imbécil alguien le había dado una buena lección. No sabían
que ese alguien había sido el mismo durmiendo.
El hombre miró a
los dos prometidos, iba a lanzarles un plato, cuando se le acercó unos
de los organizadores, y le habló. Tomoe de mala gana renunció a su
broma, soltó un gruñido. Si montaba otra broma lo expulsaban.
Ranma
y Akane suspiraron aliviados, el resto del desayuno transcurrió con
relativa tranquilidad. A Pesar de lo mal que los miraba la pareja de
impostores. La mirada traviesa, provocadora y malvada de Tomoe, y el
desprecio de los demás participantes.
Poco después de acabado el
desayuno, llegó un autocar que los llevó al sitio donde se haría el
torneo, el viaje se realizó sin incidentes, nadie quiso arriesgarse a
ser descalificado por meterse con dos niños. Dos niños que en el torneo
demostrarían que eran dos bestias demoledoras.