La pelea había llegado a su fin con Asura, y sin embargo, incluso con él desaparecido, el área en la que estaban, esta parte del universo, seguía siendo la misma. Quinn podía imaginar que este lugar solía estar lleno de planetas, diferentes lunas y quizás lucía similar al sistema solar alrededor de la tierra.
Ahora, sin embargo, no había nada, no podía ver ningún sol, el oscuro espacio se había convertido en un místico color arcoíris cambiante que producía el suficiente calor para que uno pudiera vivir y había un incontable número de grandes pedazos de tierra flotando en el espacio.
Se quedó allí, sin nadie más, para permanecer igual que estaba. De alguna manera era triste ver que cuando alguien dejaba el mundo y el universo, todo seguía igual. Tal vez el viaje de un ser había terminado, pero no había vuelto a poner todo en su lugar.