La criatura atrapada en la jaula era sin lugar a dudas, un caballo. Lo único es que no parecía un caballo común y corriente. Era de color negro, pero no solo negro como el pelaje de los caballos en la tierra. Este era el negro más oscuro que uno podía ver. Ni un ápice de luz se reflejaba en su pelaje. Era casi imposible diferenciar su melena y el pelo de su cuerpo cuando estaban juntos.
Si fuera de noche, destacaría por lo oscuro que era, pero eso no era lo único que podrían ver. El caballo tenía ojos rojos. Eran del mismo tono que los de los vampiros.
—Ese caballo, no parece una bestia, —dijo Mona. Gracias a su experiencia utilizando su habilidad a lo largo de los años, ella podía decir casi al instante si sus poderes funcionarían en algo.